En la Antigua Roma, el ‘derecho a beso‘ era una práctica legal que permitía a los familiares cercanos de una mujer «honesta» besarla en la boca para verificar si había consumido vino en su ausencia.

Esta costumbre, conocida como Ius osculi, era considerada vital para asegurar la fidelidad y la moral de las mujeres romanas, ya que el consumo de vino por parte de una mujer estaba estrictamente prohibido debido a su asociación con el adulterio y la posibilidad de inducir al aborto.

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Este derecho, según publica la revista National Geographic en su versión digital, no solo era ejercido por el marido, sino también por el padre, hermanos y primos de la mujer considerada «honesta».

La legislación romana respaldaba esta práctica, y el incumplimiento de esta norma podía tener graves consecuencias para la mujer, incluyendo el repudio, el encierro o incluso la muerte a manos de sus familiares directos, sin necesidad de un juicio público.

Aunque el derecho a beso era una práctica establecida por ley, su aplicación no era sistemática y dependía en gran medida de la conservadurismo y las sospechas del marido.

A pesar de su carácter opresivo y discriminatorio, esta costumbre perduró en la sociedad romana hasta al menos el reinado del emperador Tiberio, quien intentó limitar su alcance debido a preocupaciones sanitarias relacionadas con la transmisión de enfermedades.

 

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