Según mis rigurosas estimaciones sobre cuánto y cuándo cobran, no menos del 100% de los médicos que figuran en las cartillas de las empresas de medicina prepaga hablan pestes de la mamá de los dueños de las referidas instituciones. Por lo que tienen que esperar para ser atendidos, lo mismo ocurre con los afiliados. Y como si esto fuera poco, el Poder Ejecutivo acusa al sector de actuar de manera “cartelizada”.

Siguiendo a Alfred Marshall, propongo poner la cabeza fría al servicio del corazón caliente. Lo cual implica entender primero, para calificar y actuar después.

Un seguro de un auto contra todo riesgo es razonablemente fácil de celebrar porque son muy pocos los nuevos riesgos. Esto no ocurre en el caso de la salud. Ejemplo: cuando contraté mi seguro con una prepaga, ni la empresa ni yo imaginamos el Covid-19. ¿Debe atenderme dentro de la cuota o facturarme por separado?

Las billeteras digitales ya tienen tanta presencia como las tarjetas de débito

Las autoridades agregaron muchas obligaciones que las prepagas debían cubrir, pero no hay que ir a la facultad para ver que esto es imposible sin aumentar la cuota ¡por encima de la inflación!, pagarles menos a los médicos o atender peor al resto de los afiliados. Además de lo cual no hay que ser médico para advertir que, en términos de equipos, medicamentos, etc., se atiende de manera diferente a cómo se hacía, digamos, hace 30 años.

Que las prepagas hayan aumentado sus cuotas de manera similar puede ser signo de cartelización o de que algún elemento de costo les pegó por igual. ¿Están cartelizadas YPF, Shell y Exxon, porque también mueven de manera coincidente el precio de las naftas?

Me encantaría ver un cuadro o un gráfico que relacione las cuotas de las prepagas con la tasa de inflación. Pero no en los últimos 3 meses, sino, por ejemplo, en los últimos 3 años.

¿Qué diferencia existe entre el mercado de la pizza y el de las prepagas? Que si en una pizzería no me atienden como me gusta, voy a otra; pero esto es muy difícil en el caso de las prepagas. Esta es la justificación de la intervención estatal. Pero si los funcionarios les ladran a los integrantes del sector, estos olvidan sus diferencias y unifican posiciones frente a un enemigo común. En otros términos: ojo que el accionar público puede cartelizar al sector.

Funcionarios y propietarios de las empresas de medicina prepaga se tienen que sentar con datos, superando los entendibles gritos de facultativos y afiliados.

 

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