“La base monetaria está clavada nominalmente desde fin de diciembre”, suele explicar, Javier Milei, cuando se le pregunta por qué bajan los dólares “libres”. El Presidente acepta la traducción de ese concepto para legos: sin pesos no se pueden comprar dólares. En el mercado confían en los primeros resultados fiscales y monetarios del Gobierno, y pese a que se acumulan algunas preguntas sobre el tipo de cambio, se animan a adelantar que este volverá a ser un mes de calma.

El dólar blue cerró a $985, unos $40 menos que a comienzos de año, luego de un fogonazo inflacionario –ahora en desaceleración– impulsado por la devaluación de diciembre y una liberalización configurada con el objetivo de que los precios vuelvan a ser los ordenadores de la oferta y la demanda en el país.

El CCL y el MEP, instrumentos que se usan cuando hay cepo para sacar dólares del país y comprar divisas en la formalidad, empezaron 2024 bien por encima de los $1000 (hasta $1300) y se acomodaron ahora debajo de esa marca simbólica.

Para ceñirse a la explicación presidencial, el Ieral, ahora conducido por el economista expulsado de Anses, Osvaldo Giordano, en reemplazo de Carlos Melconian, es contundente: “La emisión neta de base monetaria fue de sólo 0,4 billones en los primeros 100 días de la gestión Milei, con una variación del gasto primario que en el primer bimestre de 2024 convalidó menos de la mitad de la inflación del período”.

La base monetaria se contrajo en términos reales un 39% desde principios de diciembre y Hacienda acumuló superávit financiero en el primer bimestre. Podría ser el primer trimestre. “Un torniquete monetario y fiscal destinado a acotar el traspaso a precios de la devaluación de diciembre, como forma de sentar las bases para los siguientes pasos de la hoja de ruta”, sentenció. La baja de la inflación no es instantánea y tiene contracara: la recesión.

El arranque de la temporada de dólares

“Entramos en el período de mayor oferta de dólares. Hay estacionalidad y el programa va anclándose”, confían en el equipo económico cuando se los consulta por la bonanza de los indicadores financieros.

El riesgo país cerró apenas por encima de los 1300 puntos, un dato que no se veía desde 2020; las compras de reservas ya superaron los US$12.000 desde que asumió Milei (en la semana corta, el Banco Central adquirió más de US$1000 millones) en la Casa Rosada, los bonos en dólares continúan su rally ascendente, caen los futuros del Rofex (el dólar mirado a largo plazo) y se comprimen las tasas de los bonos del Tesoro. Así y todo, la fiesta no es completa ni lo será hasta que no se levante el cepo.

La Argentina está ingresando en el período de abundancia de dólares. La cosecha gruesa comenzó ya con el maíz, seguirán la soja y el girasol, y cerrará el maíz (se extiende más en el tiempo). “No sé qué harán las cerealeras con el saldo de margen. Hay una parte que tienen que liquidar”, dicen en el equipo económico. “Van a liquidar algo por presión de cosecha, pero van a guardar el resto”, contestan desde el sector exportador. Los hombres del campo están esperando un tipo de cambio mejor teniendo en cuenta los altos costos que enfrentan y la baja de los precios de las commodities a nivel mundial. Según datos de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, el avance de la cosecha de soja es del 1,9%; del maíz, 11,1%, y de girasol, 90%.

Según Geres, el actual dólar blend –80% al oficial y 20% al CCL– ya alcanza niveles por debajo de los “dólar soja” creados por Sergio Massa. “Desde el 11 de diciembre 2023, el BCRA registra el período más extenso de compra neta de divisas de los últimos años, bajo el amparo de una fuerte restricción de pagos de importaciones y de la significativa caída de las mismas por la recesión”, indicaron.

El dólar blend y el CCL tienen mantienen una brecha muy chica, y según Geres, en este marco, las herramientas para mejorar los números para los sectores exportadores son acotadas.

“La reducida brecha hace irrelevante la modificación del blend [¿con otra baja de tasas de interés?]. Incrementar la cotización del CCL, se neutralizaría rápidamente frente al aumento de liquidaciones”, explicaron. “Y disminuir las alícuotas de retenciones o del impuesto PAIS para importación de insumos en un contexto de caída generalizada de la recaudación, con excepción de estos dos tributos, colisiona con el objetivo de déficit cero que persigue la actual gestión”, cerraron.

Más allá de las dudas, en Economía sienten que la baja de los dólares y los indicadores financieros son una señal de que el “delivery” se materializa. Se trata de un concepto que introdujo Luis Caputo en el último encuentro del Cicyp con el círculo rojo. Allí explicó que, en cualquier país desarrollado, la palabra del ministro de Economía o el Banco Central moldea sin problemas las expectativas. En la Argentina, primero son necesarios los resultados palpables: caja en orden, emisión controlada, tasas implícitas positivas en dólares (para el carry), acumulación de reservas “casi” ya en niveles netos positivos, y, sobre todo, una inflación en baja.

En breve las reservas netas serán positivas.

Fin.

— Manuel Adorni (@madorni) April 5, 2024

“El blue baja porque estás ahogando el mercado”, tradujo un financista peronista, que encuentra en la acumulación de divisas y la baja del gasto los principales drivers.

“Se está cayendo como un piano”, dicen en Economía sobre los precios de los primeros días de abril. Con una capacidad instalada al 54%, demanda de dinero en 2,5 del PBI y recesión –acotan– se hunden. “Ya no hay razones macro para que haya inflación”, agregan en los pasillos en los que, confían, marzo mantuvo una tendencia declinante frente a febrero y ven una inflación núcleo –sin tarifas– que se mueve a un dígito en abril. En ese marco, pero aún con cepo cambiario, cerca de Milei esperan que el dólar no moleste por un tiempo.

 

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