El Manchester City podrá decidir la eliminatoria de cuartos contra el Madrid en su estadio después de robar un empate del Bernabéu, recinto que silenció pese a la jarana que se vive cuando el techo está cerrado. El partido fue un partidazo, con muchos goles, la mayoría de bella factura, y con mucha emoción, pues el Manchester se avanzó en el marcador, vio como el Madrid le remontaba, hizo lo propio entonces el City y al final Valverde selló un empate, justo por lo que se vio en el terreno de juego.
El Madrid resucitó dos veces, una demostración de su carácter que le hace especial en este torneo. Sin embargo, no fue suficiente porque el Manchester es mucho equipo pese a no contar con piezas claves como el portero titular (Ederson), el lateral (Walker) y el jugador más creativo (De Bruyne).
Sufrieron todos
Es verdad que sufrió, pero supo levantarse cuando estaba en el fango, cuando Pep buscaba ordenar a su equipo con el marcador adverso y con Vinicius y Rodrygo convertidos en puñales que se clavaban sin descanso al pecho de un tibio Ortega. Los porteros fueron de lo peor del partido, al igual que Haaland cuya presencia fue testimonial. ¿Cómo puede el City jugar a espaldas de su jugador más determinante? Son cosas que no se entienden.
El Bernabéu vivió la noche de los muertos vivientes, pues tanto el Madrid de Ancelotti como el City de Pep Guardiola estuvo durante muchos minutos tocado de muerte, tirado en la lona esperando sepultura. Sin embargo, ambos equipos resucitaron para levantarse y renacer.
El resultado, que podía haber caído para un lado y para el otro, acabó siendo positivo para el Pep del Manchester City porque se lleva su final en su estadio, una ventaja significativa por jugar con el factor campo a favor aunque, recordemos, ya no existe lo del gol doble en caso de empate. El partido no decepcionó según las expectativas creadas y ahora pasará a semifinales el que gane en el Ettihad.
