“La relación entre Irán y grupos como Hezbollah o Hamas ha cambiado. Ya no son meros instrumentos o proxies. Ahora tienen su propia agenda”, afirma. “Hay muy pocas explicaciones que puedan justificar el vínculo de Irán con Bolivia en materia de defensa”, advierte. “La relación de Irán con los países bolivarianos se ha profundizado y ampliado a mayor cantidad de ámbitos. Para algunos países, esa evolución es preocupante”, plantea. “Hace casi más de veinte años que Irán ha tomado la decisión de fortalecer su presencia en nuestra región”, explica. “Ahora, ya no es solo Venezuela que sirve como puerta de ingreso de Irán sino que Irán ha generado vínculos con todos los Estados bolivarianos”, analiza. “La posición de cercanía de la Argentina con Israel tiene su base social, tiene su base en nuestra historia reciente y ahora, además, se ve fortalecida por un Poder Ejecutivo como el de Milei que intenta fortalecer aún más esa cercanía con el Estado de Israel”, subraya. “Países árabes del Golfo, Qatar, Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita, están cada vez más presentes en nuestra región”, señala. “Tenemos que acostumbrarnos a que aparezcan lo que llamamos “potencias no tradicionales extra regionales”, cada vez más activas en nuestra región”, agrega. “En el mundo de hoy, no hay ningún riesgo geopolítico que pueda considerarse lejano” concluye.

El respetado especialista en Medio Oriente y las relaciones con América Latina, Paulo Botta, estuvo en La Repregunta. Botta es profesor en la Universidad Católica Argentina, donde dirige el programa de Oriente Medio Contemporáneo. Es investigador de la Universidad de la Defensa Nacional, y también del Centro de investigación naval y estudios estratégicos de la Marina argentina. Fue investigador del Centro de Estudios Estratégicos de la Fuerza Aérea Argentina y profesor de la Escuela Superior de Guerra Aérea. Es doctor en Relaciones Internacionales por la Universidad Complutense de Madrid y realizó estudios en el Arabic Language Centre, en El Cairo, Egipto. Es director del Comité de Medio Oriente del CARI, pero deja claro que sus opiniones son personales.

Conflicto en Medio Oriente e impacto en América Latina. ¿Crece la influencia de Irán y de otras autocracias del Golfo? ¿Le conviene a la Argentina alinearse con Israel? ¿Hezbollah está en la región? Qatar, de los préstamos de Massa al emir amigo de Macri. Botta hizo su análisis.

Aquí, la entrevista completa.

América Latina, ¿campo fértil para las autocracias? De China y Rusia a Irán y Qatar

-Para darle un marco a los temas que tocaremos, una primera cuestión: en la última década, hemos estado hablando del crecimiento del soft power de China a partir de su estrategia de la Franja y la Ruta de la Seda, que llega con inversiones y comercio a América Latina. Además, desde la invasión rusa a Ucrania, se instaló el tema de la influencia rusa en medios de comunicación en América Latina y la voluntad de construir una narrativa a favor de Rusia en esta región. Pero en la coyuntura actual, la mayor presencia de Irán en distintos regímenes de democracia muy baja o directamente autocracias latinoamericanas o el desembarco de Qatar o de Arabia Saudita con intereses comerciales en América Latina, ¿implica un crecimiento y acentuación de un soft power, y de un poder no tan soft, desde Medio Oriente, y de una lógica geopolítica marcada por esos conflictos de Medio Oriente que impacta ahora en América Latina?

-En el caso de Irán, hace casi más de veinte años que ha tomado la decisión de fortalecer su presencia en nuestra región. Ya durante la presidencia de Jatamí, se dio el primer elemento: el acercamiento a nuestra región se debió a que países de América Latina formaban parte de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP). Ese fue el puntapié inicial. Otra organización de la cual también Irán participa, y fue el primer vínculo estrictamente no bilateral, y que utilizó para acercarse a nuestra región, fue el movimiento de los países no alineados. A partir de esos dos elementos, movimiento de países no alineados y adhesión de países exportadores de petróleo, se sentaron las bases para el acercamiento de Irán a algunos países de la región. En los primeros años del siglo XXI, el principal país de la región al que Irán se acercó fue la República Bolivariana de Venezuela. Cuando se lo ve de cerca, Venezuela tiene muy poco que ver con un sistema teocrático como el iraní, pero lo que unía a Irán y Venezuela era un profundo antiamericanismo, un sentimiento anti Estados Unidos. Además, ese vínculo le sirvió a Irán para estar presente en América Latina en otros dos sentidos. El primero, a nivel de política doméstica, a medida que comenzaba un aislamiento de Irán en el sistema internacional, sobre todo a partir del año 2005 o 2006, cuando comenzaron las primeras sanciones por su programa nuclear: a Irán le servía para demostrar que había vínculos en otras partes del mundo y que no todos eran puertas que se estaban cerrando. Y un segundo aspecto a considerar es que Irán también conceptualizaba a América Latina como una especie de patio trasero de Estados Unidos, por lo tanto nuestra región tenía un componente distinto: estar en América Latina era estar en una región históricamente mucho más vinculada a Estados Unidos. Entonces, OPEP, Movimiento de Países No Alineados, vender que tenían amigos en el sistema internacional y estar en un lugar que históricamente había sido más cercano a Estados Unidos: esos fueron los incentivos que llevaron a Irán a acercarse a nuestra región. A partir de ahí, hay diversos tipos de vínculos: vínculos en temas comerciales, diplomáticos, políticos, en aspectos de seguridad, etcétera, etcétera.

La relación entre Irán y grupos como Hezbollah o Hamas ha cambiado. Ya no son meros instrumentos o proxies. Ahora tienen su propia agenda

-En estos veinte años, ¿hay un recorrido en la calidad del vínculo que ahora pasa en alguna medida por, por ejemplo, la intersección entre los intereses de Irán como Estado y sus “proxies”, los grupos que usa como instrumento de ataque? En las últimas semanas se habló muchísimo de las organizaciones terroristas que están actuando en América Latina. ¿Eso es una diferencia de calidad que no se daba desde el atentado a la AMIA o a la Embajada de Israel en la Argentina?

-La presencia de estos grupos terroristas, como el caso de Hezbollah, el grupo libanés, el más conocido, es anterior. Pensemos en la participación que, de acuerdo con la justicia argentina, ha tenido ese grupo tanto en el atentado de la Embajada de Israel como en el de la AMIA. Estamos hablando de los años ́ 90s del siglo pasado. Este grupo particularmente, muy vinculado a Irán en Líbano se ha visto beneficiado, sobre todo, de niveles de poca institucionalidad en algunos lugares de nuestra región. Aprovechando una escasa presencia del Estado y algunos nichos poco controlados, han comenzado a utilizar esos ámbitos en actividades varias, desde el contrabando, la documentación falsificada, hasta la planificación de atentados tipo terroristas.

Drones y cohetes iraníes para Bolivia. ¿Es preocupante la presencia de Irán en Bolivia?

-La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, denunció la presencia del grupo Hezbollah en el norte de Chile, lo que generó un conflicto diplomático porque Chile pide pruebas. Por otro lado, hay alarma por el pacto que está llevando adelante Bolivia, una especie de memorándum de entendimiento entre Bolivia e Irán para la provisión, entre otras cosas, de drones, cohetes y tecnología de ciberseguridad iraníes. Ese salto en el vínculo de Irán con algunos países, para pasar a temas militares, ¿es preocupante y marca una diferencia con el pasado? ¿Es un elemento diferencial? ¿O cuál sería el elemento diferencial en la relación de América Latina con Irán hoy?

-El primer elemento diferencial es que, en los primeros años del siglo XXI, Venezuela era la puerta de entrada de Irán hacia otros países bolivarianos como Nicaragua, Ecuador, Bolivia. En ese momento, a través de Hugo Chávez, al frente del gobierno venezolano. Hoy ya no es solamente un Estado el que es la puerta de ingreso sino que se ha generado vínculos con todos esos Estados.

-Pero más allá de los países bolivarianos, ¿no hay un avance ahora?

-Con el resto de los otros países de nuestra región, claramente se ha establecido una diferenciación. Por un lado, puede haber un vínculo de tipo comercial, pero el resto de los países han tenido mucho cuidado a la hora de establecer vínculos profundos en el ámbito político: puede haber vínculos comerciales, pero generalmente los vínculos políticos son mucho más limitados. En el caso de los países bolivarianos, se da lo inverso: hay profundos vínculos desde el punto de vista político y generalmente, por la propia estructura productiva que tienen esos países, tienen muy pocos vínculos desde el punto de vista comercial. La relación de Irán con esos países bolivarianos se ha profundizado en estos aspectos. Por otra parte, ese vínculo se amplía más a mayor cantidad de ámbitos, desde la desde lo financiero hasta lo turístico, la exención de visados, el ámbito de defensa y seguridad. Para algunos países, hay algo muy preocupante en esa evolución.

-Apelando a su mirada de experto de la geopolítica atravesada por el tema del instrumento militar y la condición en el que están las Fuerzas Armadas y los servicios de inteligencia en la Argentina, ¿le resulta preocupante los acuerdos que está llevando adelante Bolivia con Irán?

-En principio, parece sorprendente. ¿Cuál es la necesidad de un país como Irán de profundizar los vínculos en materia de defensa en el corazón de América del Sur? Hay muy pocas explicaciones que se puedan dar como justificativo. Ese es el primer dato. También es cierto, y hay que señalarlo, que por la experiencia que deja los vínculos entre Irán y Venezuela en los últimos veinte años, se ha mostrado que hay mucho de retórica. Se firman muchos acuerdos, hay visitas de alto nivel pero después, nunca se concreta demasiado. ¿Por qué? En primer lugar, porque no hay muchos recursos de un lado y del otro como para llevar adelante todos esos proyectos faraónicos y grandilocuentes. Por otra parte, porque las agendas son muy diferentes. Los puntos que unen a Irán con esos países tienen más bien que ver con la oposición a Estados Unidos o al Estado de Israel, pero hay muy poco contenido estrictamente bilateral. Es decir, que, primero, hay muy poca justificación para ese vínculo creciente con Bolivia y segundo, también hay mucho de retórica.

Israel vs Irán. ¿Crece la presencia de Hezbollah en América Latina? ¿Hay más riesgo para la Argentina?

-Si esa relación entre Estados, Irán con Estados del eje bolivariano, es algo sobre todo retórico, ¿puede estar siendo la excusa institucional para que detrás de eso ingresen personas iraníes que tengan algún tipo de relación con Hezbollah? Otra denuncia de la ministra de Seguridad Bullrich es que en los últimos meses ingresaron a Bolivia unos setecientos iraníes: el temor del gobierno argentino es que estén obteniendo pasaporte boliviano que les permitiría ingresar a la Argentina, por ejemplo. ¿La excusa retórica puede estar encubriendo el ingreso de ese proxy de Irán que es Hezbollah a la región?

-De acuerdo con los organismos de seguridad e inteligencia no solamente de la República Argentina sino también de otros Estados, eso es una realidad más que un temor. A nivel académico, donde recurrimos a las fuentes abiertas, poco podemos decir al respecto. Si le hacemos caso a lo que señalan los funcionarios, sería una realidad que genera una preocupación porque hay un riesgo, una amenaza que podría concretarse. Esa podría ser la justificación que responde a esta pregunta: ¿por qué hay tanto interés de Irán en vincularse en una región tan lejana con la que hay pocos elementos estrictamente bilaterales que podrían justificar esa relación?

Hace casi más de veinte años que Irán ha tomado la decisión de fortalecer su presencia en nuestra región

-¿Cuál es el interés de Irán en abrirle la puerta a Hezbollah para que actúe en América Latina? Durante el gobierno de Menem, a partir de los dos atentados, uno de los análisis que se hacía era que en la medida en que Menem se había acercado a Estados Unidos y participaba de algunas acciones de Naciones Unidas con apoyo del instrumento militar, aunque fuera en acciones de paz, los atentados habían funcionado como una especie de represalia contra esa nación. ¿En esa lógica funciona el concepto de proxy pero de otra manera? ¿El impacto en América Latina, como en el caso de la Argentina, como un modo de castigar indirectamente a Israel y a los Estados Unidos?

-Irán ha conceptualizado lo que ellos mismos denominan “el eje de la resistencia”, esto es, la vinculación con grupos subnacionales en distintas partes de Medio Oriente, Hezbollah en Líbano, Hamás en Gaza, los Hutíes en Yemen, la Fuerza de Movilización Popular en Irak: es un grupo variopinto, cada uno con su propia agenda, pero lo común es que todos son anti israelíes y anti norteamericanos. En los últimos veinte o veinticinco años, Irán ha utilizado a estos grupos. Y en el caso de Hezbollah, desde hace mucho más tiempo, desde inicios de los años ‘80s, cuando en plena guerra civil libanesa Irán va a dar el paso de fomentar este grupo chiita en el Líbano. Ahora bien, una de las cosas que estamos viendo en la actualidad es que la relación entre Irán y estos grupos está mutando. Ya no se trata pura y exclusivamente de instrumentos o proxies. Muchos de estos grupos comienzan a ser socios: generan su propia agenda, sus propias prioridades, otras fuentes de financiación. Por ejemplo, las investigaciones que se han realizado en nuestra región hacen mucho énfasis en ese punto: Hezbollah ha utilizado el narcotráfico y el contrabando para financiarse en algunos lugares de funcionamiento no tan claro que existen en América Latina. El panorama es aún mucho más complejo: las organizaciones terroristas no solamente ya son peones como lo fueron en el pasado, al inicio de estos procesos, cuando estos grupos se conformaron. Ahora estos grupos también tienen lógicas propias e intereses propios. Ya no solamente hay que considerar un actor y sus grupos sino que hay que considerar a todos como actores. Eso muestra la evolución de la situación, que es mucho más compleja en términos de seguridad porque hay que atender los intereses de varios, no solamente de un actor.

-En este nuevo contexto, ¿Hezbollah, a partir de este funcionamiento más autónomo, estaría generando alianzas con Irán?

-En Líbano hay una gran coordinación política con Irán, hay una dependencia en términos logístico, militares y financieros, pero también hay otros temas que son específicos de Hezbollah. No sabemos si se da esa misma lógica que se da en Líbano cuando actúan en otras regiones del mundo. Pero lo que podemos ver en este momento es que el panorama comienza a ser mucho más complejo. Y ahí también está la dificultad para los organismos de seguridad, de inteligencia, para poder ver exactamente hacia dónde va el comportamiento de estos grupos. Mucho más si agregamos lo que veíamos mencionando, que algunos gobiernos tienen una postura extremadamente amigable hacia esos grupos.

Milei e Israel. ¿El alineamiento que corresponde o un riesgo innecesario?

-En el caso del gobierno de Javier Milei, el apoyo y el respaldo a Israel es contundente y notorio. En medio del ataque con drones de Irán a Israel la semana pasada, el presidente anticipó su regreso a la Argentina. Hay un gran debate sobre si tiene sentido que la Argentina respalda a Israel y se alinee tan abiertamente detrás de Israel y de Estados Unidos. Hay quienes sostienen que una posición de neutralidad del gobierno sería más razonable para preservar sus propias posiciones y no quedar en el medio de un conflicto de difícil resolución y que pone en juego una capacidad militar que excede completamente a la Argentina. ¿Cual es la posición de un experto en este punto? ¿Cuál es la posición que debería tomar un país occidental, una democracia republicana cuando se da este conflicto?

-No sería tan normativo: no es la posición que deba tomar. Sí voy a señalar una realidad. En primer lugar, no hay ningún país de Medio Oriente que tenga una cercanía tan importante como tiene Israel con la Argentina. Hay entre 90 y 100 mil ciudadanos argentinos viviendo en Israel, una cifra que podría ser mayor si agregamos a los hijos y cónyuges que podrían adquirir la ciudadanía argentina. También tenemos familiares y amigos de esos ciudadanos argentinos que viven en Israel que viven en Argentina. Por lo tanto, hay una vinculación demográfica y social que no tenemos con ningún otro país de la región. Si además le agregamos que los atentados del año ́ 92 y ́ 94, de acuerdo con lo que dicen las autoridades judiciales argentinas, fueron responsabilidad de Irán, es fácilmente entendible que la Argentina va a tener siempre una posición mucho más cercana a Israel que a la República Islámica de Irán. Y si, además, sumamos al análisis que un sistema político como el argentino es fuertemente presidencialista, con presidentes que tienen la capacidad de definir de manera central la política exterior como es el caso del actual presidente Milei, que ha dejado muy clara su posición personal de cercanía al Estado de Israel, pues resulta evidente que la posición argentina haya evolucionado hacia una cercanía: esa posición tiene su base social, tiene su base en nuestra historia reciente y ahora, además, se ve fortalecida por un Poder Ejecutivo que intenta fortalecer aún más esa cercanía con el Estado de Israel.

-Quienes están de acuerdo con ese posicionamiento de la presidencia de Milei, sostienen que ante el ataque y la amenaza terrorista no se puede ser blando porque si se es blando, se pierde. ¿Cuánto hay de eso en la respuesta diplomática apropiada?

-La política exterior de todo el Estado se maneja entre un extremo que serían los valores y otro extremo que son los intereses. Lo ideal sería que haya un equilibrio entre valores, que sean la base, e intereses que estén basados en valores. En este sentido, la cercanía que la actual administración ha enfatizado con respecto al Estado de Israel y la voluntad de marcar que la República Argentina está apoyando al Estado de Israel resultan claros. Que a partir de ahí haya otras consecuencias que puedan derivarse de ese apoyo es algo que todavía no hemos podido ver. Sí podemos enumerar un par de elementos. En términos de nuestro comercio exterior, el comercio exterior de la Argentina con los países de Medio Oriente es menor al 5 por ciento: en ese aspecto, no habría un impacto tan relevante. Si bien es cierto que tenemos grandes socios, sobre todo en países del norte de África como Egipto, Argelia y Marruecos, son países relativamente cercanos al Estado de Israel. Por lo tanto, no podemos pensar que la Argentina va a perder dinero por apoyar al Estado de Israel. Por otro lado, en un contexto internacional de competencia creciente entre grandes potencias, que países como la Argentina, un país importante pero no tan importante, tome partido puede ser beneficioso: puede posicionar a la Argentina y puede obtener algunos beneficios que tal vez no recibiremos quedándonos totalmente al margen.

-¿Cuál es su perspectiva sobre la calidad y la situación de las Fuerzas Armadas y los servicios de inteligencia argentinos para enfrentar estas nuevas amenazas?

-En el caso de nuestras Fuerzas Armadas, hay un debate muy profundo acerca de si realmente tenemos que prepararnos pura y exclusivamente para amenazas de tipo estatal o por el contrario, se podría modificar la normativa y hacer una interpretación más amplia y laxa al respecto. En cuanto a los servicios de inteligencia, si bien como académico sólo contamos con fuentes abiertas, da la sensación de que después de los años ´90s y la relevancia que tuvieron los atentados contra la República Argentina, y sobre todo desde los primeros años del siglo XXI y desde el 11 de septiembre, estoy seguro de que ha habido mucho tiempo, institucionalmente hablando, más allá de las idas y venidas de cada cambio de administración, para prepararse para el mundo en el que estamos. Es un mundo donde no hay ningún riesgo que pueda considerarse lejano. Aún los ámbitos más lejanos geográficamente, rápidamente pueden influir en nosotros y tener impacto. En términos de seguridad, estamos en un mundo pandémico: cosas que pasan en otra parte del mundo, en 24 horas o menos pueden estar afectándonos. La geografía nunca es una excusa para no actuar o para considerar como demasiado alejados situaciones que luego pueden ser lesivas para nuestros intereses, los de nuestros ciudadanos y nuestro país.

Argentina y Qatar, de Massa a Macri. ¿Hay riesgo en ese vínculo con otra autocracia?

-Más allá de Irán, otras autocracias de Medio Oriente están teniendo cada vez más intereses en América Latina. Por ejemplo, el caso de Qatar que también genera polémicas. El primer ministro de Israel, Bibi Netanyahu, cuestionó al canal qatarí Al Jazeera y ha pedido su prohibición en Israel. O el refugio de algunos de los líderes de Hamas, instalados y refugiados en Qatar en medio del conflicto y de la crisis disparada a partir del 7 de octubre. ¿Cuán inquietante puede resultar esa activación de las relaciones comerciales con Qatar, por ejemplo, con Colombia o con la Argentina? En Colombia, Qatar Energy tiene intereses y los dos países están por firmar un tratado de libre comercio. Además, la Fundación Qatar, con foco en temas educativos, llegó por primera vez a América Latina el año pasado cuando hizo su cumbre Wise en Medellín, un ejercicio de soft power, sin dudas. En el caso de la Argentina, en 2023, el ministro de Economía Sergio Massa acudió a Qatar para un préstamo de derechos especiales de giro para poder cubrir obligaciones con el FMI. También es notoria la cercanía del expresidente Mauricio Macri con el emir de Qatar. ¿Cuánto de eso es inquietante en la medida en que Qatar también es una autocracia?

-Países árabes del Golfo, Qatar, Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita cada vez están más presentes en nuestra región no solamente en términos diplomáticos. También, en términos financieros, con los fondos de inversión de esos países que comienzan a buscar proyectos y oportunidades en nuestra región. O fundaciones que también ayudan a aspectos culturales o de cooperación para el desarrollo. Ésa es una realidad. Tenemos que acostumbrarnos a que aparezcan lo que llamamos “potencias no tradicionales extra regionales”: comienzan a estar cada vez más activas en nuestra región. También es cierto que el Medio Oriente es una región donde es muy difícil plantear un análisis de blancos y negros. A modo de ejemplo, doy un par de referencias con respecto al Estado de Qatar: allí estaban o están algunos líderes de Hamas pero también hay una base importante de Estados Unidos. No solamente estaban los talibanes sino que allí, Estados Unidos y los talibanes negociaron la salida de Estados Unidos. También es un aliado extra OTAN. Hay que incluir esos datos en el análisis. En general, son Estados con una gran vocación de salir al mundo exterior y de estar presente en otras regiones. El instrumento financiero les permite tener una presencia sobredimensionada en relación a la cantidad de población o a sus vínculos históricos con nuestra región. Tenemos que acostumbrarnos a ver este mundo que no es tan blanco y negro. Ahí es donde Estados como la Argentina deberían echar mano de absolutamente todos los recursos que tienen: las universidades, los centros de estudio, los empresarios, todos aquellos que puedan colaborar para generar una imagen más compleja, detallada y exacta del sistema internacional.

Tenemos que acostumbrarnos a que aparezcan lo que llamamos “potencias no tradicionales extra regionales”, cada vez más activas en nuestra región

-Es interesante la referencia a los centros de estudios: uno de los debates que se está dando en Estados Unidos en el medio de la guerra entre Israel y Hamas en la Franja de Gaza es que el financiamiento de países como Qatar a universidades prestigiosas como Harvard ha generado un sesgo en la interpretación muy favorable para Hamas, que elimina la posibilidad de pensar más críticamente el rol de Hamas en Gaza y de Palestina en ese conflicto. ¿Puede resultar que el financiamiento de centros de estudios o de think tanks por parte de estas autocracias funcione a favor de la naturalización de posiciones que no son las más sanas para las democracias occidentales?

-Por supuesto, y esto no solamente pasa en el caso de Qatar y Estados Unidos sino también con otros Estados y Europa. Es un gran problema. Ahora, la existencia de ese problema no debe hacer que dejemos de considerar la necesidad de saber más sobre esos Estados. A lo mejor, como no sabemos, tomamos ciertos hechos como si fueran situaciones homogéneas y cuando sabemos, a veces nos damos cuenta que no son tan homogéneos. La existencia de esos problemas que hemos visto ya en otros países debería ser un incentivo para pensar de manera mucho más crítica no solamente el Medio Oriente sino el mundo entero.

-Y pensar también los condicionamientos del financiamiento. Una última pregunta aclaratoria. Así como Irán se convierte en la puerta de entrada de un ex proxy, actual socio, como Hezbollah, ¿existe alguna chance de que Qatar tenga ese tipo de rol en el caso de Hamas?

-En este momento, no podría firmarlo. A partir de la información con la que cuento, no creo que pueda darse una situación de esa calidad. Pero no puedo dar otra respuesta más que esa.

 

Facebook Comments