Debe saber que siempre empezamos estas entrevistas con la misma pregunta. Deportivamente hablando, si tuviese que hacer paralelismos, ¿en qué momento se encuentra su carrera musical?

Me comparo con el que participa en una carrera de fondo. La manera que tengo de trabajar es así. No es la de ganar una final de Champions y punto. Me veo jugando una Liga que es muy larga y, al final, por mucho que suene tétrico, la Liga termina cuando uno se muere. No me gusta ver la música como una competición. En esta Liga hay muchos artistas, pero si hay algo distinto en la música es que yo no compito con nadie. Siento que quiero exprimirme al máximo para componer de la mejor manera. 

Usted no para de crear.

Nunca desconecto. Todo me inspira. El movimiento me ayuda a hacerlo. Ya sea viajando en una furgoneta o en un avión. Incluso disfrutando de las cosas cuando estamos de gira en las que vivimos muchas historias, conocemos a mucha gente. En mi caso es cuando siento que produzco. Si no te pasa nada, las cosas cuestan más o no salen. 

Afronta un reto importante. Tratar de llenar el Sant Jordi el 20 de abril.

Me hace muy feliz llenar un Sant Jordi. Cuando toqué en 2022 fue muy heavy, un momento clave en mi carrera y llevo muchas más entradas vendidas que entonces. Nos queda nada para el ‘sold out’ y es algo que hace ilusión después de más de un año y medio sin tocar. Ha sido duro porque entiendo que la música en vivo es por lo que me dedico a esto y cuando el directo desaparece uno se siente extraño. Pero el parón lo hemos afrontado de la mejor manera y en octubre de 2023 sacamos nuevo disco que se llama ‘Lugar Paraíso’. Hasta que no lo he tocado en directo no está vivo. Básicamente porque no he visto la reacción de la        gente y es la clave. El 20 de abril será una prueba para ver el recorrido de las nuevas canciones. 

¿Cómo lleva los preparativos?

Empezamos hace tiempo. En 2023 tuve tiempo para pensar el show. Me gusta que la gente que venga se sorprenda de lo que ve más allá de las canciones que toquemos. Me apetece afrontar el bolo pensando en aquella persona que no me conoce, pero que acompaña a alguien que ya es fan mío. Captar la atención de esa persona es primordial y muy divertido. Mis shows son una montaña rusa y pasan cosas más allá de la música.

¿Qué puede decir para acabar de persuadir al dudoso?

Espero poderle decir que se lo hubiese pensado antes porque ya no hay entradas (risas). El mejor mensaje es que no hay nada mejor que la música en directo para sentir según qué cosas. Queremos que cuando salgas del concierto lo hagas más feliz que cuando has entrado. 

¿El deporte le ayuda a preparar sus conciertos?

El ejercicio siempre ha sido una base importante para mí. Me da tranquilidad y estabilidad. Es verdad que hay que desmitificar aquello que piensa la gente de que las giras son fiestas y cachondeo. Es todo lo contrario en mi caso. Duermo poco porque no paramos. Acabas tarde un concierto y toca madrugar para ir a otra ciudad. Tienes que estar muy bien preparado físicamente porque además te queda la prueba de sonido, el concierto. Es un tute físico. Preparo la respiración para no ahogarme, moverme y dar lo mejor de mí mismo y es muy importante. La base de mi preparación es la calistenia. 

¿En qué consiste la calistenia?

A ver si lo explico bien. Consiste en usar tu propio cuerpo como peso y conductor de todos los ejercicios. Estar solo en casa y trabajar ejercicios cansadísimos ejercitando todos los músculos sin necesidad de ninguna máquina ni otro instrumento extra. 

¿Practica algún otro deporte habitualmente?

Me gustaba la escalada y me da pena decirlo en pasado porque es un deporte que no puedo practicar porque es muy lesivo y, si me pasa algo, tengo muchas responsabilidades. Y me gusta mucho esquiar. Cuando acabó la anterior gira organicé una Liga de fútbol sala con mis amigos que también resultó ser lesivo. Duré dos meses porque me rompí una costilla y esa lesión me hipotecó otros dos meses y ya vi que no era para mí. Hago deporte cinco días por semana y esa constancia me ayuda a tener una paz interior y un equilibrio que es necesario para afrontar todos los incendios que van surgiendo a diario. Me gusta jugar a pádel, a baloncesto, pachangas de fútbol, natación o ir en bicicleta. Me cuesta obsesionarme con algún deporte, pero me gusta probar de todo. 

El fútbol femenino ha abierto las puertas de muchas generaciones

Nil Moliner

¿Qué deportes ve? Lleva una camiseta del West Ham inglés y sigue de cerca el fútbol femenino.

Llevo la camiseta porque mi hermana vive en Londres, cerca del estadio del West Ham, y mis sobrinos me la regalaron y así los siento un poco más cerca. Cuando no estoy de gira voy al Johan a ver a las chicas. Empezamos una relación muy bonita gracias a la música y al deporte. Ellas venían a verme a los conciertos y yo a ellas a los partidos. Es increíble lo que han logrado. Verlas jugar es un espectáculo. Hablo con Aitana, Jana, Mariona, Irene, Bruna. Muchas han venido a mis conciertos o yo he ido a sus partidos y se ha generado una bonita ligazón de ida y vuelta.

Denoto que las admira. 

La calidad de las chicas es increíble. No soy un experto en fútbol, pero ver cómo juegan, cómo ganan y cómo lo celebra la gente es brutal. Me hace feliz que mi sobrina ‘Nico’ encienda la TV y las vea, agarre un balón y quiera jugar con su hermano porque las tiene como referente. Antes igual el fútbol no pasaba por estas edades y lo hace gracias a las chicas. Esa visibilidad es increíble y necesaria.

Está claro que ellas han servido para que otras esferas abran la puerta del fútbol femenino que antes no era tan visible.

Han dado un pisotón y claramente han abierto las puertas de muchas generaciones. Ya son la referencia para los jóvenes y no tan jóvenes. Gente que se fija en ellas por lo bien que lo hacen y cómo llenan estadios.

¿Y el fútbol masculino?

La época de Pep Guardiola fue un boom y estaba muy metido. Veo el fútbol como una excusa social para juntarte con los amigos. La comunión del momento de ir al campo o al bar es lo que más me gusta. 

¿Tiene usted algún referente deportivo?

Los atletas que no son flor de un día. Alexia Putellas o Aitana Bonmatí, que son, nada más y nada menos, que Balón de Oro. Es un logro para emocionarse. Aunque lo bestia es ver el trabajo que hay detrás. A quien no le inspire el documental de Alexia es que no tiene sentimientos. Verlo te dan ganas de comerte el mundo. Otro ejemplo brutal es Marc Márquez. Con las lesiones que ha sufrido, el seguir con esa motivación y esa mentalidad de “lo he logrado todo, pero quiero volver a las andadas y no me rindo” es digno de admirar.

Menciona a Marc Márquez, a quien conoció en Valencia.

Correcto. Es un grande. Me encantó ver las motos tan cerca. Cualquier deporte cambia en directo. El ambiente que se genera, la pista, el olor, el ruido de las motos, la gente. Te pones nervioso y no sabes por qué. En la parrilla te contagias de esa energía y me impactó mucho la dinámica tan bestia de MotoGP.

¿Se queda con alguna gesta deportiva que le haya marcado o recuerde?

El gol en la Champions de Sergi Roberto en aquella remontada épica imposible contra el PSG en el Camp Nou. Me gusta ir a los estadios porque la experiencia es muy bonita. Oler la hierba y ver a tanta gente reunida por un evento lo asocio a un concierto por la energía tan positiva que se desprende.

Por último, ¿cómo ve el panorama musical?

Muy bien. Que salga tanta música y que la gente pueda escoger estilo y tener distintas plataformas disponibles motiva a los que están empezando. Que lleguen a mucha otra sin tener detrás a una discográfica lo veo esencial para que salgan nuevos talentos. Cuanta más música, mejor. Tengo muchos amigos y compañeros de viaje como Dani Fernández, Álvaro de Luna o Aitana y me alegro por cómo les va. Dani ha sido número 1 y es un logro mío aunque no tenga nada que ver. Si uno es el mejor, hay que celebrarlo y alegrarse por ello. 

 

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