Hay una canción de Coldplay, ‘The Scientist’, que lleva en su estribillo un verso que muchos deberían grabarse a fuego: “Nobody said it was easy”. Nadie dijo que sería -o que iba a ser- fácil. La música tiene eso tan bonito que es que cada uno se la hace suya y la siente como propia. ¿Cuántas veces has escuchado una canción, sea cual sea y sobre lo que sea, y dices: “está hablando de mí”? Yo tengo una lista de reproducción que se llama ‘La banda sonora de la meva vida’, en catalán, con las canciones que me transportan a los momentos más importantes, buenos o malos, de mi vida. Desde La Oreja de Van Gogh hasta Joan Dausà. 

Como las películas, cada vida tiene una banda sonora. Y cada equipo, también. ‘Viva la Vida’, también de Coldplay, o ‘Human’, de The Killers, hacen la banda sonora del Barça de Pep Guardiola. La del triplete del femenino (2021) es con “L’Empordà”, de Sopa de Cabra, o ‘La mujer de verde’, de IZAL. Y la de la segunda Champions, la de Eindhoven, con ‘Coti x Coti’, de The Tyets. La música siempre estará presente en los momentos que te marcan. Y da igual el tiempo que haya transcurrido que, cuando vuelvan a sonar estas canciones, te transportarán a ese preciso momento y lugar en el que Puyol o Alexia levantaban una Champions o en el que Pep se despedía del Camp Nou. Es una forma preciosa de volver a vivirlo.

A lo que iba al inicio de estas líneas, ese verso de ‘The Scientist’ me vino a la cabeza cuando el Barça perdió la ida de las semifinales de la Champions contra el Chelsea en el Estadi Olímpic. Es una canción de desamor y nada tiene que ver con lo que vivimos en Montjuïc. Pero esa frase de “nadie dijo que iba a ser fácil” lo explica todo. 

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Nos hemos acostumbrado todos a ver ganar tanto a este equipo, que ha logrado que lo difícil parezca demasiado sencillo. Y está bien recordar que no lo es, también para poner en valor lo que está haciendo, porque algún día, en un futuro, vamos a acordarnos de ello como hoy nos acordamos del Barça de Pep, de Messi, de Xavi, de Iniesta, de Busquets, y lo echamos de menos.

El partido contra el Chelsea fue un mal partido del Barça, seguramente el peor que yo he contado, también porque Emma Hayes supo jugar bien sus cartas. Pero si algo ha demostrado este equipo es que de las derrotas aprende y se hace más fuerte. Como pasó con la final perdida en Budapest, en 2019, o con la de Turín, en 2022. Lo mejor de todo es que esta derrota no es en una final y que queda toda una segunda parte -que a veces sí son buenas-. Noventa minutos por delante y un gol de diferencia. La afición cree en ellas y ellas mismas también lo hacen. Como dijo Alexia, “lo que te define es lo que haces con la derrota”. Y ya lo saben, nadie dijo que sería fácil

 

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