Mina Serrano tenía apenas 2 años cuando Cris Miró murió en Buenos Aires, a casi 10 mil kilómetros de su casa en Granada, en España. No está segura de haber escuchado hablar de ella hasta hace algunos meses, cuando recibió la convocatoria a un casting para personificarla en Cris Miró (ella), la serie basada en el libro del periodista de LA NACIÓN Carlos Sanzol que estrena en junio por TNT y Flow. De algún modo, esta española de 26 años sintió que, a pesar de las distancias temporales y geográficas, había un hilo que la unía a esa argentina que marcó un hito al convertirse en la primera vedette trans en encabezar una revista en la avenida Corrientes.

“Lo que vi en ella es a una persona que tenía una esencia y una forma de entenderse y de entender su contexto, que coincidía con la mía en algunos puntos”, cuenta la modelo y actriz, que fue recientemente invitada a presentar un premio en la gala de los Platino, en la Riviera Maya. “Además, siempre digo que es muy importante la representación de las personas trans, no binarias o que viven en la disidencia de género, contar esas historias. Yo crecí en una ciudad muy pequeñita de España, y para mí era muy necesario ver este tipo de mujeres porque había algo que resonaba conmigo y que me ayudaba a entenderme a mí misma, a lo que me pasaba. Yo crecí viendo a Bibi Andersen [ahora Bibiana Fernández] en el universo de Almodóvar en cine, o a La Veneno en televisión, pero por algún motivo no pude conectar con esas referentes del mismo modo en que pude conectar con Cris”.

-Estuviste varios meses viviendo en la Argentina, filmando la serie… ¿Con qué te encontraste al llegar?

-[Se rie] ¡Con muchas cosas! Ya conocía a algunos argentinos en Madrid, sabía que son gente muy familiar, muy sociable, pero fue mucho más de lo que esperaba. Me llevé unas cuantas amistades puras y sinceras. Imaginaba que iba a ser un rodaje agradable, pero además fue muy emocionante. Hay algo en los argentinos que te llega muy rápido al corazón.

-Imagino que no podés adelantar demasiado, pero ¿cuál fue la escena más difícil de rodar?

-Hay momentos que todavía no te puedo revelar y además que creo que está bien que ustedes lo descubran cuando la vean, pero Cris vivió los momentos de la enfermedad de una manera muy dura, muy aislada. En ese momento el VIH era un gran estigma, y eso te condenaba a la soledad porque la gente te discriminaba. Eso fue muy duro porque creo que Cris era una de esas personas a la que todos queremos ver triunfar, queremos que le vaya bien, todos desearíamos que siguiera estando con nosotros. Fue duro interpretarla y verla debilitada, pero bueno, hay que aprender de eso. Ahora podemos hablar de VIH, hay opciones, los tratamientos han avanzado mucho y el sida se ha convertido en una enfermedad más en algún punto.

-¿Cómo trabajaste el acento? ¿Se te pegó alguna “argentineada”?

-Fueron muchos meses de trabajo con Mariana García Guerreiro, que es una coach vocal maravillosa a la que quiero mucho. Con ella nos hicimos muy amigas. Fue mucho trabajo, pues lo vas construyendo poco a poco, por capas, y también fue un proceso bonito, porque todo el rato estaba escuchando la radio, vi mucho cine argentino para empezar a incorporar el acento. Se trató de un proceso en el que aproveché para conocer mucho la cultura de este país. Y creo que la primera palabra que se me pegó fue “chongo” [risas], me pareció un gran concepto.

-También compartiste muchas de tus experiencias en tu cuenta de Instagram…

-Sí, por ejemplo, tuve la posibilidad de participar de la Marcha del Orgullo, en noviembre. Y estuvimos pegando carteles de Vanessa Show, que creo que es una figura que también deberían reivindicar, es una buena oportunidad para que entre en la conversación y las nuevas generaciones la conozcan. Sentí que era una marcha muy auténtica, quizás por el momento político que están atravesando [N. de la R.: se realizó unas semanas antes del balotaje que consagró a Javier Milei como presidente de la Nación], pero había como una consigna muy reivindicativa. Creo que es parte de nuestro espíritu la necesidad de celebrar, porque históricamente hemos sido un colectivo muy maltratado y, a la vez, había una noción muy fuerte de que nuestros derechos pueden perderse de un momento al otro. Hay que seguir luchando por nuestros derechos ya adquiridos y por los que faltan.

-¿Estás al tanto de la crisis que atraviesa la industria audiovisual en la Argentina, a partir de los recortes presupuestarios al Incaa?

-Sí, por supuesto, y la verdad es que me inquieta y me apena muchísimo porque es un país al que he aprendido a querer mucho y he conocido a mucha gente buena, que trabaja dentro de la industria audiovisual y sé que por lo que está pasando. Me gustaría poder ayudar más, poner mi granito de arena desde mi activismo. De verdad que no creo que sea necesario pasar por esto, pero si estamos pasando por esto, hagamos que sirva, aprendamos, reflexionemos.

 

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