La muerte es uno de los temas universales que atemoriza a todos los humanos. La conversación sobre este hecho, que llega de manera inevitable para todos, incomoda a la mayoría de personas. No obstante, el miedo que pueda tenerse sobre este momento, no debería impedir estar preparados de la forma más práctica.

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En este sentido, ha surgido un método conocido como «dödstädning», un término sueco que se traduce de forma literal como «limpieza antes de morirse». Una práctica asociada a la cultura nórdica, que pretende reflexionar sobre lo que tenemos y también, sobre lo que dejamos. El objetivo de este concepto, es aliviar el proceso a los familiares y seres querido, dejando una despedida ordenada.

Jonathan Levit, miembro del Grupo de Trabajo Atención Paliativa del Colegio Oficial de Psicología de Cataluña, ha explicado que la reticencia hacia la conversación sobre la muerte proviene de una falta de educación emocional. No obstante, reflexionar sobre ello puede ser la mejor forma de cuidar de nosotros mismos y de nustro entorno.

«El dödstädning es un ritual en el que tomamos conciencia de aquellos objetos que nos rodean, los situamos, los resignificamos y nos despedimos de los que no necesitamos«, afirmaba Levit. El método consiste en seleccionar de manera cuidada nuestras posesiones, conservando lo esencial y que tenga un valor emocional o histórico, mientras se deshace de lo superficial. Una forma de aliviar el proceso posterior a los seres queridos y de afrontarnos a la mortalidad.

 

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