Piensa Martí Perarnau. Luego analiza, explica. En definitiva enseña, sin alardes. Anda por los 69 años, lleno de impulsos e ideas, y con un recorrido atrapante de medio siglo por el deporte. Como atleta en salto en alto, como periodista, como escritor. Hubo un comienzo, claro, y vaya singularidad: “Solo una vez estuve en la Argentina: en el Mundial ‘78. Empezaba como periodista, tenía 23 años, muy jovencito, pero como era el jefe de la sección deportes de Mundo Diario, un periódico que ya no existe, me mandaron como enviado especial”, cuenta, y viaja en el tiempo una de las personas que desde más cerca conoce la figura del Pep Guardiola entrenador. “Estuve en Mar del Plata –detalla–, donde se alojó España durante el Mundial. Tenía una relación especial con ‘Laszi’ Kubala, que era el técnico de España, y salíamos a hacer footing algunas mañanas, aunque él tenía las rodillas hechas polvo. Vi el famoso no gol de Julio Cardeñosa en España 0-Brasil 0 y al quedar eliminados, ya me fui a Buenos Aires. Te confieso que yo era un poco más holandés por Cruyff, por Neeskens, por europeo… Era muy jovencito, tampoco tenía muchas referencias futbolísticas. Fue una gran final”, destaca.

“No se ha dado la circunstancia de regresar, pero no solo a la Argentina, a toda América del Sur no la he vuelto a pisar desde 1978. Y no porque no lo haya deseado, simplemente no se dio, ni como atleta ni como periodista. Volver a Buenos Aires me apetecería muchísimo. Es que tuve un final muy duro en el Mundial…”, susurra.

Y se abre una hendija.

“Al día siguiente de la final, Videla ofreció una especie de recepción para los medios internacionales en el centro de prensa. Asistí, lógicamente. Me lo encontré, quedé enfrente suyo, y yo, con mi atrevimiento de los 23 años, pues le pregunté por el boicot al Mundial que se había realizado en varios países europeos. En Holanda, por cierto, había levantado bastante polvareda. Amnistía Internacional también se había plegado, en fin… Yo le pregunté por eso. Él no se dignó ni a responderme, y yo insistí. Entonces uno de los guardias me apartó brutamente, me dijo que ya había preguntado demasiado, que había ido demasiado lejos… Fue un cierre un poco abrupto de mi experiencia en el Mundial, digámoslo así. Tuve la suerte que un compañero de Barcelona, que debía tener 10 o 15 años más, me agarró y me sacó inmediatamente del centro de prensa. Me dijo: ‘Eres un inconsciente, no sabes lo que has hecho…’ Y si no recuerdo mal, ya nos fuimos directamente a Ezeiza a tomar el avión de regreso. Hoy lo recuerdo y digo que fue una locura de juventud”, relata sin interrupciones Martí. No hay reclamos, pero un reencuentro con Buenos Aires sería celebrado. De aquel joven… imprudente, a este hombre que destaca por su lucidez.

Años junto a Pep Guardiola, como una sombra autorizada. Martí es el autor de tres libros: el primero fue ‘Herr Pep’, luego ‘Pep Guardiola: La metamorfosis’, y recientemente, ‘Dios salve a Pep’, un relato de los siete años del español en Manchester City. Perarnau siempre se distancia del cartelito de biógrafo, no. Prefiere resumir su obra como un largo reportaje que abarca una década. Agudo observador de los vaivenes del fútbol, se zambulle en sus profundidades: “Estos tiempos son de mucho frenesí, de mucha prisa, todo lo queremos al momento. Ahora, el producto fútbol como tal, creo que sigue siendo muy válido, todavía es muy apetecible de ver y disfrutar, pero como hoy queremos que todo funcione ayer y no mañana, nuestras conductas sociales incrementan la intensidad con la que se va degradando el cuidado del producto”, acepta.

-En otro de sus libros, en La Evolución Táctica del Fútbol, distingue a la ‘Máquina’ de River de 1945 como la matriz para el concepto de fútbol total que con los años se le asignaría a la Naranja Mecánica del ‘74…

-La ‘Máquina’ es uno de los grandes puntales de la evolución táctica del fútbol. Es que desde el eurocentrismo con el que se ha analizado todo, tanto a esa ‘Máquina’ como al Uruguay de los años 20 no diría que se los ha olvidado, pero si se los ha mirado de manera algo lateral. Y no puede ser. No puede tratarse así a la ‘Máquina’ de River y a todo el fútbol argentino de aquellos años, porque la ‘Máquina’ existe porque se da una competencia feroz con el resto de los equipos argentinos. La ‘Máquina’ es fruto de esa gran exigencia competitiva, un poco como el City de Pep es fruto de la gran exigencia del Liverpool de Klopp, sino no hubiese alcanzado esos niveles. Uruguay de los años 20, el Arsenal del 25, Austria de los 30, la Italia que gana los dos mundiales y ahí aparece, como puntal fundamental de la historia, la ‘Máquina’. Sin ninguna duda.

-Si la ‘Máquina’ inspiró a la Holanda de los ‘70, y ese equipo fue una fuente para Guardiola… ¿algún gen argentino habrá llegado hasta Pep?

-Creo que lo forzaríamos un poco… Cuando Pep empieza de entrenador acude a mucha gente. El primero, a Cruyff, evidentemente, pero también busca a Menotti y busca a Bielsa. Por lo tanto, no sé si hay que descender hasta la ‘Máquina’ de River, porque a Menotti y a Bielsa hay que apuntarlos como algunas de sus referencias. Sabiendo que Pep es un ladrón de ideas, de todo el mundo y en todos los momentos, cualquier pequeña inspiración que le haya llegado de la Argentina la ha hecho suya. Y ahora tiene a su lado a un fanático del fútbol argentino como Juanma Lillo, él es un loco del fútbol argentino, el mayor adorador del fútbol argentino. Ahí, pues hasta por osmosis a Pep le llega la Argentina de una manera constante.

-Usted ha dicho de Guardiola que “Pep quiere ganar y ganar. Es el menos guardiolista de los guardiolistas”. Eso no es Menotti, eso parece bilardismo…

-Sí, sí… Es que a Pep le han construido imágenes y conceptos que no son la realidad. Pep no se considera genio, aunque yo pueda pensar que tiene una cantidad de talento en su interior que probablemente sea un genio, pero él no se considera un genio. No es el genio que sí podía ser Cruyff, intuitivo, que inmediatamente tenía respuestas para todo. No. Pep es un genio a través del trabajo. Hay muchos conceptos que se han construido alrededor de él en estos 15 años que están muy alejados de la realidad. Y uno de ellos es el de la estética, cuando no es así, en todo caso el arribo a la estética es más fruto de una manera de concebir el juego que tiene una serie de acciones que, por sí mismas, tienen una gran plasticidad. Pero Pep no busca la estética, busca la eficacia. Sí, a través de un estilo que, evidentemente, es muy plástico.

-La posesión ha hecho escuela, son muchos los equipos que intentan cuidar la pelota por el mundo. ¿Qué porcentaje le atribuiría a Pep?

-Lo que está ocurriendo es una repetición de la historia en formato de innovación. Míralo desde cualquier lugar: balón, botas, césped, la técnica de los jugadores, la preparación física… da igual, míralo desde cualquier óptica. El contexto es otro, pero el juego sigue moviéndose en patrones muy parecidos al de sus primeros 80 años: juego directo, juego de pases, intentar asociaciones, etc., etc. ¿Qué papel ha tenido aquí Pep? Uno importantísimo, que es ser el gran agitador del fútbol, que estaba muy estancado a partir de los años 90. Él lo ha agitado y ha vuelto a poner sobre la mesa el debate de las ideas, de las distintas maneras de jugar, etc. Él es, en este sentido, el gran innovador, porque ha provocado de nuevo esa gran discusión, esa gran confrontación de estilos, de modelos y de ideas. Si Pep ni hubiera existido como entrenador, hubiera seguido todo estancado en un juego que seguiría siendo competitivo, pero no tendría la cantidad de aristas y de riqueza que tiene hoy. Hoy se enfrenta el City con el Atlético de Madrid y es una confrontación absoluta de estilos contrapuestos, los dos muy legítimos, válidos y eficaces. Ganó el City como podría haber ganado el Atlético de Madrid, da igual quien gana a efecto de lo que yo estoy queriendo expresar. Si Pep no hubiera entrada en acción, posiblemente no hubiésemos visto esta gran agitación ideológica.

-A Guardiola lo hacen responsable de que otros técnicos, por intentar jugar como él, se suicidan futbolísticamente.

-En España lo he escuchado mucho, también: “¡Cuánto daño le ha hecho Guardiola al fútbol…!” En fin, yo creo que en la sociedad hay grandes talentos y también hay grandes memes, y este es uno de los argumentos de los memes, y contra un meme no hace falta discutir. Nunca. Quienes lo dicen, que lo mantengan y allá ellos. No hace falta ni discutir.

-Para desacreditarlo, a veces por aquí se escucha: “Que venga a dirigir a la Argentina para demostrar si es tan bueno…”

-No se puede saber qué ocurriría, ¿no? Pero digamos dos cosas. Una: Pep ya entrenó en tercera división española, donde las patadas van al cuello; su equipo estaba integrado por chicos jóvenes que se enfrentaban con jugadores curtidos, aguerridos… y salió campeón Pep. Y dos: en Inglaterra se dijo durante mucho tiempo que Pep jamás saldría vivo de una noche de viento y frío contra el Stoke City en Stoke-on-Trent. Pues la primera vez que fue allí, ganó 4-1 o 4-0, pero como en su primera temporada no gano la Premier, entonces reafirmaron ‘Pep fracasa, no puede ganar en Inglaterra y jamás lo conseguirá’. Y bueno, el resto ya lo conocemos… No sabemos qué ocurriría en la Argentina, no, pero creo que estos dos argumentos tienen mucho peso.

-¿En el futuro aparecerá una selección en la carrera de Pep?

-Esa es una idea que él baraja desde hace tiempo. Desde 2013 que le he escuchado en privado pequeños comentarios, que nunca son comentarios rotundos… que te inducen a pensar que será así. Y últimamente ya lo está diciendo con más claridad y rotundidad. En principio le queda este final de temporada, más la próxima en el City, y creo que le veremos terminar en el verano del 2025. Yo creo que después de 9 años en Inglaterra se va a tomar un año de descanso, creo, y luego empezará a mirar si hay alguna selección que se ajuste a sus deseos. Si hay alguna selección que le quiera, creo que por ahí irá.

-¿Cree que Sudamérica será una opción?

-No lo sé… eso habrá que preguntárselo a los responsables de la selección de Argentina o de Brasil. A priori, a mí me resulta difícil imaginarlo. Llevar adelante una selección son muchos factores, no solo entrenar a un grupo de jugadores, y a mí me cuesta ver que esas condiciones de contexto social se podrían dar fácilmente en la Argentina, por ejemplo. Se podrían dar más fácilmente, por razones culturales, en Inglaterra o en Holanda, que en Argentina o Brasil.

-Habla de contexto social, y eso lo excluye de España, ¿verdad?

-En España, Pep está muy identificado, públicamente, con el independentismo catalán. Y este es el tema tabú en España, por lo tanto ahí hay un descarte mutuo que se da por sobreentendido.

-¿Quién le debe más a quién? ¿Pep a Messi, Messi a Pep…?

-Una afirmación no desmiente a la otra: Pep le debe mucho a Leo, evidentemente los cuatro años de Pep en Barcelona tienen un componente altísimo de Leo. Claro que sí. Leo es un genio, y por lo tanto Pep le debe mucho al genio. Por supuesto, añadamos que también les debe mucho a Xavi, a Iniesta, a Piqué, a Busquets, etc., etc. No solo era Leo, como se comprobaba en aquellos tiempos cuando Leo iba con Argentina y no ganaba. Y regresaba al Barcelona y volvía a ganar. Pep le debe mucho a Leo, esa afirmación es evidente. Pero es igual de válido cuánto le debe Leo a Pep. ¿Por qué? Pep es un estimulador de jugadores, es un entrenador que agita a los jugadores, les impide estar confortables y les exige de manera continuada. Hay jugadores que no aceptan esa propuesta y se han enfrentado o han rechazo esa injerencia suya, pues llámale Ibrahimovic o da igual quiénes, y a la vez hay una lista larguísima de grandísimos futbolistas que han aceptado esa injerencia de Pep y se han convertido en mejores futbolistas. Y yo creo que Leo se benefició, sin lugar a dudas, de sus años con Pep. Bueno, solo hay que escuchar a Leo ¿no? Él lo dice, no hace falta que lo diga yo.

-¿Qué cree que nos queda por ver de Messi? ¿Hasta su final será en altísimo nivel?

-Pues es posible que sea así, él no ha descartado participar del siguiente Mundial ¿no?, por ello abramos un largo periodo de espera para ver qué nos vuelve a mostrar el genio de la lámpara. ¿No?, vete a saber. Podemos esperar cualquier cosa de él. A Messi nunca hay que darle por terminado, hay que esperar, porque los genios por algo alcanzan esa estatura.

-Otros cuatro argentinos dirigidos por Guardiola: Milito, Mascherano, Agüero y Otamendi…

-Has mencionado a cuatro jugadores muy importantes para Pep. En Milito, Pep tenía las certezas del defensa, Pep estaba muy seguro de que con Gaby la defensa iba a salir bien. A mí, Milito me recuerda un poco a Nathan Aké hoy en el City: quizás no es el mejor de todos, pero es una certeza, es una garantía. Gaby era eso, con la salvedad de sus lesiones. ¿Masche? Uno de los ojitos derechos de Pep. En principio no tenía los rasgos del Barcelona, y sin embargo con ese carácter de gladiador compensó lo que no tenía de talento innato técnico, y fue fundamental para Pep. El ‘Kun’ ha sido la columna vertebral del City durante años, digamos, hasta que se rompió el menisco en la 2019/20, y ahí ya su rendimiento no pudo ser continuo, pero del 2016 hasta ese punto fue fundamental para Pep. Y eso que en principio, pffff… parecía que por ese lenguaje corporal del ‘Kun’, un poco relajado, desganado, parecía que no iban a encajar bien… pero a la primera que hubo que agitar el asunto, se agitó y hubo una muy buena convivencia. Y Otamendi… Nico fue una sorpresa, porque digamos que tampoco formaba parte del perfil de defensores guardiolistas. No es Jon Stone. Iba a contrapié. Pero hubo un momento en el que Nico se integró muy bien a la exigencia técnica de Pep y empezó a disfrutar participar de los rondos y entendió muy bien lo que le pedía Pep, y fueron aquellos años, 2017/18 y 2018/19 donde Nico dio un salto cualitativo y todo el mundo empieza a decir “¡pero a este jugador lo han cambiado, nadie imaginaba que pudiera hacer esto!” Y fue capital en las dos primeras ligas, no nos engañemos.

-¿Lo ha sorprendido Julián Álvarez?

-Julián fue una sorpresa para todos, menos para Lillo y para Joan Patsy [director de fútbol del City Group], que eran los dos valedores principales de Julián. Para el resto fue una gran sorpresa porque esperábamos un buen delantero, pero nada más. Nada más. Y te esperabas un delantero que cuando entrase en contacto con el fútbol europeo se viniera abajo, por la adaptación, el cambio y los ciclos, y sin embargo, yo lo explico en el último libro sobre Pep con la anécdota de Bernardo Silva, que en momento se acerca a los entrenadores y les dice “¡este chico es bueniiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiisimo, es una locura!” Ha sido una sorpresa total, y una sorpresa también cuando no ha estado De Bruyne y ha tenido que jugar ahí, de 8 o de 10, digamos, y lo ha hecho de lujo también.

-Hablando de jóvenes, o muy jóvenes: Lamine Yamal. ¿Estamos en presencia de quién…?

-A mí el fútbol me ha enseñado a intentar ser prudente en lo que digo, porque muchas veces he sido imprudente. Como ya te he contado en el Mundial ‘78… Tiene un talento formidable y prodigioso… pero, pero. Voy a ponerte un ejemplo: cuando llega Pep al City en el 2016 hay tres grandes talentos: Jadon Sancho, Brahim Díaz y Phil Foden. Y por mucha diferente entre sí; el último era el flaquito, blanquito, de piernas arqueadas, Foden. Siete años después, evidentemente el orden del trío ha cambiado por completo y de forma muy exagerada. Phil Foden está muuuuuy por encima del resto. Por lo tanto, las promesas de los 16 años tengo que tomármelas con mucha prudencia. Dicha esta prudencia, estamos ante un jugador con un talento excepcional. Pero para llegar a la elite, salvo que seas Messi, el resto necesita 5-6 años para formarse, consolidarse, sufrir los malos momentos que seguramente van a venir y, entonces, ver si realmente, con 21-22 años se multiplica el talento respecto del actual.

-¿Qué percepción tiene de algunos entrenadores argentinos? Por ejemplo, Simeone.

-Simeone enseguida me figura su capacidad de lucha. Como jugador no destacó por una habilidad extraordinaria, sino por ser un gladiador del fútbol y como entrenador lo ha aplicado de una forma maravillosa. Estoy muy en contra de quienes critican su estilo tan arraigadamente defensivo. Primero, porque habría mucho que discutir sobre tal sentencia; segundo, porque la defensa es una parte importante del juego, no la despreciemos, solo faltaría que nada más valiese hacer goles; y en tercer lugar, porque él es muy coherente, nunca ha vendido blanco y ha hecho negro. Simeone es un gladiador coherente.

-Otros nombres, Sampaoli, Pochettino…

-Con Sampaoli sigo estando a la espera de ver cuál es su maduración. Es decir, arrancó con una gran velocidad y hoy día no sé exactamente en qué punto está, entonces sigo a la espera. Y de Pochettino diría algo parecido: hizo un gran trabajo en el Southampton y desde entonces ha hecho trabajos interesantes que se han quedado a una distancia de la excelencia y no ha terminado de culminarlo. Y me refiero al juego, a la definición de su estilo, y no a los títulos ni a los resultados. Y como a Sampaoli, con distintas velocidades cada uno, yo sigo esperando cuál es el destino final de Pochettino en cuanto a su modelo de juego.

-Marcelo Bielsa

-Bielsa es al único al que conozco, al menos telefónicamente, porque he tenido varias conversaciones muy agradables a raíz de los libros. También me parece alguien muy coherente, con un estilo muy definido, esa especie de persecución por todo el campo sin dejar respirar al contrario. Es coherente lo que plantea en el campo con relación a lo que plantea en su vida en general.

-¿Y Gallardo?

-Es al que menos conozco, aunque claro que vi jugar a su River, y tengo grandísimas referencias en cuanto a su gestión de grupo. Me parece que ahí tiene una riqueza que sería muy aprovechable en un fútbol de elite. Dicho un poco a lo bruto, estoy esperando que regrese a la elite.

-¿La elite de Europa le abriría sus puertas? ¿O deberá pagar ‘aduana’ en clubes intermedios?

-Esto es cierto, existe una dificultad para los entrenadores sudamericanos de acceder a la elite europea, está a la vista. Pero lo que me desconcierta es su tránsito por Arabia… precisamente no creo que facilite esa llegada a la elite. Pero viendo a un jugador como Julián Álvarez, tan jovencito y habiendo pasando tanto por las manos de Gallardo, pues… ahí hay un entrenador que sabe moldear jugadores porque Julián ha llegado con muchas lecciones estudiadas y aprendidas. Y eso es mérito suyo, sí, pero también del entrenador que ha tenido.

-¿Y el fenómeno Scaloni? ¿Se han quemado los manuales…?

-Scaloni viene a confirmar… Cómo decirlo… La irresistible magia que tiene el fútbol, que es capaz de entronar a alguien que no había hecho nada hasta ahora como entrenador, y sin embargo no es capaz de coronar a otros quizás mejor preparados, con una carrera más larga. No diré con más méritos, pero sí, con mucha mayor preparación. Es esa ambivalencia que tiene el fútbol que permite pequeños milagros. Si el fútbol coronase de una manera racional, digamos que Scaloni tenía todas las apuestas en su contra. Pero este juego siempre ha dado… no diré sorpresas, pero sí ambivalencias, donde gente inesperada ha conseguido el éxito, y otros con mucho mayor bagaje no lo consiguen. Te pondría un ejemplo que no tiene mucho que ver, pero sí que lo tiene: nadie va a discutir que Harry Kane es un delantero centro maravilloso, que se ha ido del Tottenham sin títulos. Ha llegado al Munich, se ha hartado de marcar goles…, pero por primera vez en más de una década el Bayern no gana la Bundesliga. Esos fenómenos se dan en el fútbol, en un sentido o en el inverso. Y pues creo que Scaloni, contra toda probabilidad, consiguió ese pequeño milagro, evidentemente apoyado en un equipo que tiene a Messi y a otros grandes jugadores, y que fue capaz de hacer aquello tan necesario en los mundiales: irse fortaleciendo a lo largo de las semanas hasta llegar a ese punto en el que se consigue lo inesperado.

-¿Lo sorprendió el título de la Argentina?

-Fueron apareciendo las soluciones… Enzo Fernández, Mac Allister, Julián… Si fuésemos a selecciones de otros mundiales, probablemente encontraríamos fenómenos similares. En 1934, Austria tiene que ganar el Mundial con los ojos cerrados y no llega ni a la final, y pierde por el tercer y cuarto puesto. Cosas así ocurren. La historia se va repitiendo, para un lado y para otro, y con Argentina, evidentemente, se ha repetido.

-De mundiales a Juegos Olímpicos. ¿Cómo cree que impactará en París 2024 un marco geopolítico tan agitado, con Rusia-Ucrania, Israel-Gaza…?

-En los tres o cuatro meses que faltan, al ritmo que va el mundo, pueden ocurrir barbaridades aún mayores. Hay tambores de guerra en Europa, y no hablo solo de Ucrania-Rusia, sino que hay ambiente de preguerra en Europa, por lo que podemos encontrarnos en una situación bélica inesperadísima dentro de 100 días. Desde ese punto de vista, me espero cualquier cosa, menos cosas buenas.

-¿Y en el plano deportivo?

-Me espero lo mismo que en todos los Juegos de este siglo: los Juegos han perdido, un poco, esa capacidad de ser la gran cita universal que se producía cada 4 años, porque ahora hay campeonatos del mundo de todos los deportes cada dos años, cada año, cada seis meses, y se ha difuminado ese gran evento universal. Desde que existo, hasta inicio de este siglo, recordaba cada edición de los Juegos como algo único, y ahora se te entremezclan los recuerdos con lo que ocurrió en el último mundial de natación, de atletismo, etc., etc. La multiplicidad de competiciones ha ido en detrimento de los Juegos. Dicho esto, espero unas grandes actuaciones en mujeres, creo que el atletismo femenino va a ser espectacular. Habrá muchas estrellas masculinas, sí, pero el duelo en la velocidad será fabuloso entre la americana Sha’Carri Richardson, y Shelly-Ann Fraser; también, Shericka Jackson, que supongo que intentará el récord del mundo de 200, y Femke Bol en el 400 con vallas… Creo que el atletismo femenino va a ser formidable, por encima del resto.

-El deporte femenino viene entregando fuertes mensajes…

-Sí, sí. La incorporación de la mujer al deporte, que ha sido lenta y obstaculizada de manera sistemática por el hombre en todas las partes del mundo, ahora mismo ya es irreversible. Afortunadamente. Y no solo irreversible, sino que ya es un fenómeno extraordinario. Por ejemplo, lo que está ocurriendo en el fútbol femenino, desde todas las ópticas, es extraordinario.

-Compitió en los Juegos de Moscú ‘80 y contó que se sintió estafado en aquellos años de la proliferación del doping. ¿Qué tan tramposo es el deporte hoy, o la trampa está más camuflada?

-El listón de la trampa sigue estando muy arriba. No sé si en el top de todos los tiempos, pero casi. Se mira bastante para otro lado por agotamiento, porque la trampa y el tramposo al final agotan, por intereses del negocio, etc., etc. Y también porque hay mayor sofisticación en la manera de trampear. La espuma de todo hace que la trampa en el deporte este muy muy arriba. Claro, ahora es menos grosero que en los años 80, menos burdo y sí más sofisticado. Pero la trampa está, y está muy extendida. No hay que engañarse y alcanza con ver lo que ha ocurrido con atletas de Kenia y de Etiopía en los últimos seis meses con la explosión de casos de dopaje. La trampa está ahí, siempre está ahí.

 

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