Los días de invierno y otoño son idóneos para poder disfrutar en el monte de cambios de luz: de los más fríos -gracias a las nieblas, llovizna o heladas-, a los colores más cálidos, creados por los ocres de la vegetación. Jugar con estos contrastes cromáticos añade un valor único a la fotografía.

El punto fuerte de esta imagen es el juego de tonalidades y la temperatura del color. Al madrugar mucho para ir al monte, en ocasiones, te encuentras estas luces y paisajes cambiantes en cuestión de pocos minutos. Hay que madrugar muchos días, pero cuando te encuentras con una amplia variedad de luces, merece la pena todo el esfuerzo.

Un mismo lugar no tiene nada que ver dependiendo del clima, la luz, la temperatura, la estación del año… Y cuando se buscan escenas especiales y paisajes asombrosos hay que repetir localizaciones donde ya hemos estado antes para ver qué nos podemos encontrar en esta ocasión. La perseverancia es importante cuando tenemos una idea de imagen en la mente.

En la composición de esta toma se opta por un formato vertical para enfatizar la verticalidad de los troncos de los árboles. Se aplica la regla de los tercios, la imagen está dividida en tres espacios, un tercio para los árboles y dos tercios para los helechos.

Esto habrá que la imagen resulte equilibrada visualmente. Con la utilización de una apertura de diafragma de f/16 obtenernos mucha profundidad de campo para tener mucha superficie enfocada en la imagen.

Los datos de la toma son ISO 100; f/16; 3,2 seg; cámara réflex formato completo; lente angular 17-40 mm; trípode

Nos enfocamos en una zona de los helechos y de este modo tendremos una toma abierta con mucha información, óptima para este tipo de imágenes, donde queremos hablar del lugar a través de una amplia variedad de elementos descriptivos.

Es evidente que la fotografía es evocadora, pero será el espectador el que la interprete con su propia lectura. Para enfatizar la niebla entre los árboles, se ha utilizado un filtro degradado neutro en esa zona de la fotografía. Con el uso de este filtro fotográfico se compensa la diferencia de luz existente entre las zonas diferenciadas, la parte de la vegetación y la de la niebla.

También se ha utilizado un filtro polarizador, cuya función es saturar los colores y quitar los posibles reflejos de la llovizna y rocío de la mañana. Los filtros se colocan in situ con un portafiltros situado en la parte delantera de la lente. 

En la composición de la fotografía se sitúa un helecho con un color ocre muy intenso en un punto de interés visual importante que direcciona la lectura de la imagen del espectador.

Levemente asentado en la izquierda, potencia el peso del color en esa zona de la toma, para luego ir contrastando con el resto de la vegetación. Al ir subiendo, la verticalidad de los troncos, situados de manera estratégica, aportan muchísima profundidad a la imagen, sumada al efecto que crea la niebla.

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