Muchas veces nos sobran raciones de nuestras comidas y, razonablemente, las guardemos para aprovecharlas más tarde o al día siguiente. Tanto para no derrochar como para volver a comer algo que nos gusta, guardar alimentos es una tarea habitual. A su vez, organizar los alimentos en recipientes puede ser efectivo para mantener el orden tanto de la heladera como de nuestras alacenas.

Desde los primeros días de la humanidad, la necesidad de preservar alimentos impulsó la creación de recipientes hechos de materiales naturales como cuernos, calabazas y cerámica. Con el progreso de la metalurgia, surgieron recipientes de metal más duraderos. La revolución industrial introdujo el vidrio y los plásticos, marcando un hito en la historia de los envases alimentarios. Hoy en día, la innovación continúa, con recipientes que ofrecen una variedad de características avanzadas para el almacenamiento y la preservación.

Sin embargo, lo importante es que no todos los alimentos pueden guardarse en recipientes herméticos cerrados y, mucho menos, cuando estos son de plástico. Por sus propiedades, algunos de ellos podrían descomponerse al estar en un ambiente sin aire; por eso, te indicamos cuáles son estos para que evites ponerlos ahí.

Sopas y guisos

Las sopas y guisos, especialmente si contienen ingredientes ácidos como tomate o vino, pueden reaccionar con ciertos plásticos, provocando la liberación de sustancias no deseadas en los alimentos. Además, las altas temperaturas de estos platos pueden acelerar la degradación del plástico, lo que aumenta el riesgo de contaminación.

Ensaladas

Las ensaladas previamente condimentadas porque estaban listas para comer y sobraron, mucho más si fue con vinagretas ácidas o aderezos con base de vinagre, pueden provocar una reacción química con el plástico, lo que altera el sabor y la calidad de la ensalada. Además, los recipientes de plástico suelen no ser lo suficientemente herméticos para evitar que el aderezo se filtre o se derrame.

Lácteos

Los lácteos, como la leche y el yogur, pueden absorber los compuestos químicos del plástico, especialmente si se almacenan durante períodos prolongados. Esto puede alterar el sabor de los lácteos y, en casos extremos, provocar contaminación por sustancias nocivas presentes en el plástico. Lo recomendable es que se mantengan en su empaque original. En el caso de hacer algún lácteo de manera casera, es mejor guardarlo en vidrio para que el plástico no lo altere.

Frutas y verduras

Las frutas y verduras, especialmente las que son ácidas o tienen alto contenido de agua, pueden causar la degradación del plástico y la liberación de toxinas. Además, los plásticos pueden no proporcionar el ambiente adecuado para la respiración de estos alimentos, lo que acelera su descomposición.

Huevo crudo y sus derivados

El huevo crudo y sus derivados, como la masa de huevo o las salsas que contienen huevo crudo, pueden representar un riesgo de contaminación si se almacenan en recipientes de plástico. Esto se debe a que el plástico puede no ser lo suficientemente higiénico y puede permitir la proliferación de bacterias peligrosas.

Carnes procesadas

Las carnes procesadas, como el jamón, el salame o las salchichas, pueden contener conservantes o aditivos que reaccionan con el plástico, alterando su sabor y calidad. Además, el plástico puede no proporcionar un ambiente adecuado para el almacenamiento de este tipo de alimentos, lo que aumenta el riesgo de contaminación bacteriana.

Tratá de evitar guardar en estos recipientes los alimentos con aromas fuertes, como el ajo, la cebolla y algunas especias, ya que se pueden impregnar en el plástico, lo que podría transferirse a otros alimentos y alterar su sabor. Para evitar esto, es recomendable utilizar alguno de vidrio con tapas herméticas.

 

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