“Que en abril las paritarias no superen el 9%”. La orden de Luis Caputo a Julio Cordero para moderar las paritarias como atajo para contener la inflación recrudeció una pelea en la cima del Gobierno y amenaza con abrir un conflicto con los sindicatos de consecuencias impredecibles.

El control de la Secretaría de Trabajo se volvió un fusible más del superministerio de Capital Humano, la cartera que conduce Sandra Pettovello y en la que motosierra de Javier Milei hizo estragos: 3611 despidos, entre ellos, diez cargos políticos de jerarquía. La última salida de alto impacto fue la de Mariana Hortal Sueldo, la número dos del organismo laboral y quien siguió los pasos de Omar Yasin, a quien el Presidente responsabilizó sin argumentos del escándalo por la suba de su sueldo en tiempos de ajuste.

Hechos que derrumban argumentos morales

En medio de esta barahúnda, asumió hace tres semanas al frente del organismo Julio Cordero, exabogado del Grupo Techint y asesor de La Libertad Avanza desde antes de alcanzar el poder. Cordero habría dado el visto bueno para incorporar a Liliana Archimbal como su números dos. Archimbal fue directora de Asuntos Jurídicos del Ministerio de Trabajo durante la gestión de Jorge Triaca. De esta manera, el exministro macrista conservaría cierta influencia en la estructura.

Desde su llegada, Cordero pidió celeridad para homologar un solo acuerdo salarial y la gestión habría sido a pedido de Pettovello. Se trata del aumento del 17,6% pactado en febrero por el Sindicato de Comercio y las tres cámaras empresarias del sector. Armando Cavalieri, el histórico jefe del gremio mercantil, tomó en los últimas días sugestiva distancia de la postura combativa de la CGT para reforzar sus vínculos con la ministra, con quien había avanzado en enero en una suerte de acuerdo para reemplazar a las indemnizaciones por un fondo de cese laboral. Ese pacto, cuya filtración le costó el puesto a Horacio Pitrau, antecesor de Hortal Sueldo, podría reflotarse en el corto plazo, según fuentes sindicales.

La paritaria de Comercio fue la excepción entre decenas de acuerdos entre gremios y empresas que esperan una oficialización por parte de la Secretaría de Trabajo. El caso más emblemático es el que involucra al Sindicato de Camioneros, que encabeza Hugo Moyano. El líder camionero selló con las tres federaciones empresarias del sector un aumento de 45% a pagarse en dos cuotas entre marzo [25%] y abril [16%], pero el incremento aún no se efectivizó porque la cartera laboral no lo validó. Solo cuatro de las 43 cámaras de la Federación Argentina de Entidades Empresarias del Autotransporte de Cargas (Faeedac) se niega a pagar el aumento de los choferes hasta que no se homologue la paritaria. Hay fuentes expertas y confiables que sospechan que un sector del Gobierno quiere empujar a los Moyano a un conflicto porque sería redituable para su popularidad. Pablo Moyano amenazó con activar el lunes una huelga de camioneros en caso de que no se habilite el aumento salarial.

En la Secretaría de Trabajo argumentaron que el retraso de las homologaciones tiene que ver con la acumulación de expedientes heredados de la gestión anterior. “Se avanza con los expedientes más viejos”, justificó un jerárquico del organismo. En Economía, en tanto, evitaron dar una versión sobre las demoras.

Yasin, que se fue echado por la polémica del aumento salarial del Presidente y los ministros, siempre supo que estaba en la cuerda floja. En sus últimos días en el despacho central de Alem 650, llamó a Economía o Jefatura de Gabinete antes de homologar alguna paritaria. Levantaba el teléfono y buscaba la aprobación de Caputo y Posse. Yasin se enteró de la salida de Hortal Sueldo en su casa, donde está recluido por un cuadro de dengue con picos de fiebre. Se fue del organismos con un tendal de acuerdos salariales sin homologar. Además del de los Moyano, están el de los encargados de edificio, cuyo jefe es Víctor Santa María, y el de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), que está en conflicto con Acindar, del Grupo Techint.

El desembarco de Cordero se suponía que iba a normalizar el mapa paritario. “Se van a respetar los acuerdos entre privados”, le habría dicho a un empresario vinculado al transporte. Lo mismo le habría repetido a varios sindicalistas. La relación de Cordero con algunos dirigentes de la CGT roza la amistad. Hace una década que comparte con muchos dirigentes sindicales una vez al año una semana en Ginebra en la cumbre de la Organización Internacional del Trabajo, a donde asistía en representación de Techint y la Unión Industrial Argentina (UIA). Cordero mantiene el silencio y no quiso hablar con LA NACION sobre la salida de Hortal Sueldo ni sobre la falta de validación de las paritarias. Sabe que le está por explotar otra bomba: en la Dirección Nacional de Negociación Colectiva, el área que debe homologar las paritarias, echaron ayer a 26 personas.

 

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