Cuando el hermano de Bedelia Burnham falleció, ella supo que tenía que conservar su Nissan 350Z rojo que él tanto había cuidado. Lo tuvo en su garage por años, haciéndole el mantenimiento adecuado y revisando que funcionara tal y como lo hacía cuando su hermano lo usaba.

Desafortunadamente, un Día de Acción de Gracias, el auto desapareció. Burnham hizo el llamado a la Policía y comenzó una investigación que, temía, no iba a llegar a ningún lugar. El tiempo pasaba y del vehículo nada se sabía, hasta que una persona se topó con algo que terminaría siendo uno de los secretos mejor guardados de este pueblo.

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Ubicado en Baltimore, Maryland, en los Estados Unidos, una zona boscosa oculta a varias casas como si se tratase de un paraje oculto. Detrás de la maleza y de un frondoso bosque, siempre se escuchaban ruidos extraños. Vecinos habían manifestado varias veces que escuchaban fuertes motores y hasta disparos durante la noche.

Cuando Burnham hizo pública la noticia del robo del auto de su hermano (“el último recuerdo que tenía de él”, según ella decía), la foto de ese vehículo circuló por portales de noticias, programas de televisión y redes sociales.

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En una de sus caminatas habituales, una persona que no quiso dar a conocer su nombre, se encontró con un auto que se parecía bastante al que era buscado. Junto a él, estaba el certificado de defunción del hermano de Bedelia, pero el vehículo había sido desmantelado casi en su totalidad.

La Policía siguió el rastro y encontró algo insólito: detrás de ese bosque frondoso y de donde se escuchaban los ruidos, había una gran cantidad de autos abandonados que, según el Baltimore Banner, tenían denuncias por robo.

Algunos mostraban signos de deterioro por el paso del tiempo, mientras que otros estaban quemados y desmantelados. Según consta en los informes, fueron más de 100 las unidades encontradas allí. “Parecía un paisaje post apocalíptico”, declararon los vecinos.

Aparentemente, según lo que se podría haber determinado, ese era el lugar al que criminales llevaban los autos robados para desmantelarlos y vender las piezas en el mercado ilegal o simplemente divertirse con ellos, incluso llegando a destruirlos. Según informa The Sun, comenzaron las tareas de limpieza y recogida de estos autos, que llevará un tiempo y requerirá la cooperación de varias organizaciones públicas y privadas.

 

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