Los economistas argentinos -que son muchos, tal vez por los vericuetos de la historia local- dedican horas, cursos, cálculos de econometría y hasta algunas mancias para “adivinar” si el tipo de cambio (la relación entre el peso y el dólar) está en equilibrio o si presenta algún sesgo que estimula o dificulta exportaciones e importaciones. Sin embargo, el secreto no lo tiene este grupo de profesionales. Hay que recurrir para más exactitud a quienes trabajan cruzando mercadería en los pasos de frontera.

Los “paseros” podrán describir los ciclos del tipo de cambio en función de cuánto trabajan. Los más viejos, posiblemente ya retirados, recordarán que a fines de los ‘70 había fervor de los argentinos por los juegos de sábanas, los radiograbadores y los televisores que compraban en Brasil. Aquellos tiempos terminaron reflejados en la película “Plata dulce”, de Fernando Ayala, que se estrenó en 1982, a poco de que el entonces ministro de Economía, José María Dagnino Pastore, anunciara un desdoblamiento cambiario.

En los ‘90, el destino Uruguayana fue superado por Miami. Los argentinos se paseaban por los shoppings comprando ya no solo sábanas y toallas, sino que un grupo -hasta entonces no familiarizado- comenzó a hablar con naturalidad de H&M, Forever 21, GAP, Victoria’s Secret o Tommy Hilfiger.

A mediados de 2010, los tours de compras enfilaron para Chile, donde una economía abierta, sin aranceles de protección para determinados sectores, permitió renovar computadoras, teléfonos móviles y televisores. Las cámaras de industriales y comerciantes locales pidieron, incluso, que se pusieran restricciones porque había quienes traían mercadería para vender aquí y era “competencia desleal”. Los que siguieron llegando a Miami, seguían trayendo ropa y los souvenirs -en vez de un llavero de la Estatua de la Libertad- eran packs de remeras o bombachas.

Es verdad que la compra de ropa en el exterior merece un apartado: en la Argentina la indumentaria es más cara que en otros países. Hace unos días un informe de la consultora Miglino y Asociados aseguró que una canasta de 12 prendas de mujer a nivel local tenía el mayor precio en comparación con las mismas en Estados Unidos, Japón, Francia, España, Italia, México y Brasil. Aun con dólar alto y un plus fuerte de carga impositiva, conviene llevar la valija vacía y completarla en outlets de afuera.

Volviendo a los cruces de frontera, entre ciclo y ciclo de “plata dulce”, en general, hubo uno de “plata amarga”. Los “paseros” saben lo que es pasar packs de cervezas, shampoo o azúcar hacia las ciudades fronterizas de Bolivia, Chile o Paraguay. El último pico de actividad no fue hace tanto: desde la salida del Covid-19 hasta septiembre pasado se habló de la “provincia 25″. Era el resultado del aumento de la recaudación de Ingresos Brutos en las distritos de fronteras que mostraban números 10 puntos porcentuales por encima de sus pares.

Una devaluación de 51% y un crawling peg (ajuste gradual del tipo de cambio) del 2% mensual, con una inflación -que aun bajando- ronda 10% volvió a hacer que los argentinos que pueden armaran valijas y aprovecharan el fin de semana extra largo de Semana Santa para cruzar los Andes y renovar notebooks, celulares, zapatillas, neumáticos y hasta latas de atún.

El fenómeno es chico, focalizado, según coinciden los especialistas y lo confirman los números. Pero ninguno se anima a proyectar cuánto y cómo puede crecer. La microeconomía no hace más que reflejar lo que pasa en la macro. Aunque el ministro de Economía, Luis Caputo, insiste en que no acelerará la devaluación del tipo de cambio oficial, hay preocupación en el mercado, que entiende que aunque todavía el precio es competitivo ya no mantiene el nivel de diciembre.

Para el equipo de Caputo no hay por qué inquietarse mientras el Banco Central siga acumulando reservas, menos aun cuando en pocas semanas comienza el ingreso de dólares de la cosecha. Un informe del Ieral de la Fundación Mediterránea admite que, aun con una inflación de dos dígitos en marzo, el tipo de cambio real multilateral todavía tiene colchón respecto del nivel previo a la devaluación de diciembre.

Pero, a la vez, alerta que en términos reales el nivel se acerca a la referencia considerada de equilibrio, la de julio de 2019. “Suponiendo para marzo una inflación mensual de 12,5%, se tiene que este mes el tipo de cambio real multilateral estaría todavía 30,9% por encima (más competitivo) de noviembre de 2023 (antes de la devaluación), pero ya perforando hacia abajo la referencia de julio de 2019 (menos competitivo que entonces)”.

El oráculo de los “pasadores”, por ahora, muestra que el peso está “fuerte”. Ya están mirando el almanaque para ver el próximo fin de semana largo. Si no hay cambios en la paridad del peso con el dólar, tendrán mucho trabajo otra vez.

 

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