Javier Milei decidió dejar de volar en aerolíneas comerciales luego de recibir un informe reservado del Ministerio de Seguridad que lo alertó sobre la existencia de llamativas amenazas registradas en el último tiempo. El documento, además, enumeró múltiples vulnerabilidades a las que se somete como presidente al viajar sin un protocolo acorde a su investidura.

A Milei no le gustan los aviones privados y en la Casa Rosada siempre señalaron que poner en funcionamiento a la flota oficial de aviones Tango resultaba muy costoso. Por eso, hasta acá el jefe del Estado hizo sus misiones al exterior en vuelos comerciales (excepto algún trayecto interno particular donde alquiló aeronave), una modalidad que le permitió exhibir austeridad y mostrar cercanía con los pasajeros a bordo.

Fue funcionaria del Frente de Todos y Cambiemos, militó para Massa y hoy es el brazo legal de Sandra Pettovello

Pero todo eso se terminó luego de que Milei decidiera, esta semana, regresar anticipadamente de su gira a los Estados Unidos y Dinamarca. El Ministerio de Seguridad le entregó a Milei y a otros funcionarios de la Casa Rosada el “Informe de seguridad presidencial en traslados aéreos”, elaborado por la Dirección General de Logística y Equipamiento Federal.

Allí se advierte que, desde su asunción, Milei recibió “diferentes violentos mensajes y amenazas de atentar contra su vida y entorno”. Y subrayó un hecho peculiar detectado antes de su último viaje a Miami: “El hecho más reciente la singular frase que circulara por algunos medios de comunicación social, que daban nota sobre la web para realizar el check in, ‘EZE- Desaparecido en combate’, para los pasajeros que tomarían el mismo vuelo en el que viajaría el primer mandatario”.

El documento advierte que, más allá de las amenazas personales a Milei, durante el segundo semestre de 2023 se produjeron distintas “amenazas de bombas anónimas sobre vuelos comerciales salientes de Aeroparque y Ezeiza, como así también de vuelos provenientes del exterior de diferentes empresas comerciales”.

Fuentes de Casa Rosada señalaron que, de acuerdo a las primeras averiguaciones que realizaron, “resulta más barato alquilar aeronaves privadas que poner en funcionamiento los aviones presidenciales”, dos de los cuales se encuentran en Aeroparque. A Bariloche, para participar del foro empresarial de Llao Llao, Milei viajará hoy en el T-11, un Learjet 60 de la Fuerza Aérea.

Vulnerabilidades

El informe enumera una serie de vulnerabilidades que se verifican en el protocolo de seguridad presidencial cuando el Presidente aborda un vuelo comercial. La primera es que no es posible que haya una custodia armada que proteja al jefe del Estado en la cabina del avión. “Las líneas comerciales no transportan custodias armadas, en caso de un ataque directo, imposibilita dar respuesta y repeler la agresión”.

El documento agrega que no es posible contar con los antecedentes del personal de la tripulación ni con la lista de pasajeros “que deliberadamente o no, constituyen una posible amenaza contra la seguridad presidencial”.

El informe advierte que durante los vuelos puede haber “personas con manifiesta intencionalidad de producir daño o realizar un acto delictivo contra la figura del Presidente y sus acompañantes” y que “configuran una situación de alto riesgo” ya que los potenciales atacantes pueden aprovechar la falta de chequeo de antecedentes de los pasajeros.

El documento del Ministerio de Seguridad agrega que también pueden existir riesgos por “pasajeros con desequilibrio emocional y psicológico” a bordo.” “Con la situación de hermeticidad del vuelo y con la imposibilidad de descensos de urgencia y emergencia, una persona con patología agresiva, con pérdida de equilibrio emocional, constituye un peligro latente que podría afectar en forma directa la integridad física presidencial”, señala el informe.

El documento agrega que en los vuelos comerciales no hay buena capacidad para responder a “ataques cibernéticos y del espectro electromagnético, mediante la utilización de sensores, nuevas tecnologías, redes de internet, Wi Fi de la empresa aérea” que podrían afectar los sistemas de controles y radares de la aeronave.

Otro capítulo del informe aborda la ausencia de “libertad de acción” que tienen el Presidente y su comitiva para tomar decisiones de urgencia durante el vuelo.

El documento apunta a la “imposibilidad de modificación de plan de vuelo comercial”. Y advierte sobre la “situaciones ajenas al equipo presidencial, por escalas, modificación de rutas establecidas, demoras, situaciones con el resto de los pasajeros” que pueden poner en riesgo la continuidad de la seguridad del presidente.

Por último, el documento apunta a la “ausencia de manejo controlado de su equipaje y efectos personales, pudiendo ser sujeto de acciones no controladas sobre los mismos”.

En definitiva, reza el documento, los vuelos comerciales generan “dificultad para estandarizar un protocolo y procedimiento, de ascenso, descenso y combinación de medios de transporte” y obligan a “seguir las normas de las empresas comerciales, no controlando ni el tiempo ni el espacio, lo que incrementa la exposición a posibles amenazas”.

 

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