El Espanyol murió en la orilla y solo pudo sacar un punto en su visita al Martínez Valero. Los blanquiazules evidenciaron que siguen siendo un equipo al que le cuesta horrores proponer juego y ser protagonistas con el balón, pero que tienen pólvora para aburrir con la dupla Puado-Braithwaite. Ambos adelantaron al cuadro de Manolo González hasta en dos ocasiones, pero el Elche siempre acabó despertando. El danés tuvo el 2-3 en una ocasión clamorosa en el descuento. Al final, un punto que no vale para demasiado. Otra oportunidad perdida. Y ya van…

Sin Nico Melamed y ante un rival de ‘su’ liga, apostó Manolo González por un trivote formado por Aguado, Pol Lozano y Gragera y la fórmula no le fue nada mal al equipo. Una primera parte de más músculo y una segunda donde iba a haber más espacios y donde atacar iba a ser mucho más sencillo. Es el plan para un equipo al que le sigue costando proponer.

Y estuvo cerca de salir cara. De hecho, en el inicio y sin hacer nada, el Espanyol vio cómo se le ponía el partido muy de cara después de que Braithwaite cogiera la espalda a la zaga ilicitana y la pusiera al segundo palo para que Javi Puado, que lo necesitaba como el comer, abriera el marcador totalmente solo.

Los pericos tenían claro que la receta para ganar en el Martínez Valero pasaba por buscar a Braithwaite a la contra. No era mal plan, pero el Elche también tenía que decir la suya. Remaba el Espanyol a su favor cuando, en un despeje no demasiado afortunado de Omar, el balón quedaba en pies de un Mourad que, en la frontal y libre de marca, la ponía imposible para Joan García. Empezaba el partido de nuevo y ahí el Espanyol le costó una barbaridad.

Sin demasiado juego interior y con solo los desmarques de Braithwaite y Puado, a los de Manolo González se les vio atascados en el primer tiempo. Por contra, el Elche se mostró más cómodo con balón y dispuso de las pocas intentonas que hubo antes del descanso. Un centro que casi se comió Joan García y un par de disparos envenenados de Tete Morente fue el potencial ofensivo de un equipo ilicitano que apenas tuvo que recular. Poco de Jofre, que dispuso de un gran centro de Brian Oliván pero tocó el balón con la mano y malbarató la acción, y muy poco de Aguado y Pol Lozano.

En la reanudación, el partido iba a ser bien distinto. Rompió el trivote Manolo González y dio entrada a Pere Milla, que le dio mucho más de aire al equipo y evidenciaba que el Espanyol iba a morir jugándose los puntos en las áreas. Más delanteros, menos medios y el encuentro que empezó a ser más un ida y vuelta. Ahí el Espanyol gana enteros.

En una de esas, Omar llegó a línea de fondo y la puso en el corazón del área para que Braithwaite, libre de marca, anotara con un frentazo durísimo. Le gustaba el partido al equipo blanquiazul y Puado incluso pudo marcar el tercero en un mano a mano en el que no pudo rematar de forma cómoda. Ocasión perdida… y el Elche que no iba a fallar la suya.

En un libre directo, Nico Castro la puso en el segundo palo y Donald, queriendo y casi sin querer, puso la rodilla y el balón acabó en la misma escuadra. Durísimo golpe para un Espanyol que, lejos de hundirse, jamás se conformó con el empate. Con eso se puede quedar la parroquia blanquiazul. Quemaron sus naves y Braithwaite, en la última jugada del partido, tuvo un cabezazo clamoroso para anotar el 2-3 que hubiera sido tremendo. Pero nada. Un punto que sabe a poco.

 

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