WASHINGTON.– El espectáculo de los misiles y drones iraníes dirigiéndose a Israel ha inspirado asombro ante el escudo altamente eficaz desplegado por Israel y sus aliados, incluido Estados Unidos. Pero el alivio por el resultado no debería distraer la atención de los esfuerzos para aprobar un proyecto de ley de ayuda militar para Ucrania, que se está defendiendo contra ataques similares con misiles, y para resolver la devastadora guerra en Gaza, sino que debería alentarlos.

La situación de Ucrania se ha vuelto desesperada. El país necesita defensas aéreas, municiones y aviones de guerra de una coalición de países como la que interceptó el ataque de Irán dirigido contra Israel el fin de semana. Una mayor demora ayudaría al presidente ruso, Vladimir Putin, quien ha redirigido la economía rusa hacia la producción de guerra.

El eventual establecimiento de la paz también debería estar a la orden del día en Medio Oriente. El presidente Biden hace bien en instar a Israel a evitar una escalada de represalias con Irán y la guerra más amplia que podría acarrear. La prioridad de Israel debería ser la conclusión más rápida posible de la guerra en Gaza. Para ello es necesario garantizar que llegue la ayuda humanitaria inmediata.

Ambos conflictos todavía parecen estar lejos de una solución. Como lo hizo sobre los cielos de Israel el fin de semana pasado, Estados Unidos puede aprovechar sus capacidades únicas para evitar lo peor.

 

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