Cuando se trata de determinar qué sector de la economía lleva la delantera en materia de adopción y aprovechamiento de las nuevas tecnologías, la industria del entretenimiento puede pelear el podio. Años atrás, en un evento sobre innovación organizado por la nacion, el emprendedor Max Cavazzani (creador de Preguntados) explicó el porqué: el costo de iteración de “betas” (modelos de prueba y error) es menor aquí que en las finanzas (donde hay dinero en juego por cada equivocación) o en la salud (donde hay vidas para perder o deteriorar).

Tanto es así que el impulso para el actual boom de la inteligencia artificial generativa (IAG) se aceleró gracias a la demanda previa de gamers: los videojuegos de última generación requieren placas con altísima capacidad de almacenamiento, indispensable para los avances recientes en LLM (grandes modelos de lenguaje), que dependen de un gran “músculo” computacional que hasta hace poco tiempo no estaba disponible.

Pero dentro del sector de entretenimiento hay un subrubro que, a su vez, es famoso por “adelantar la película” en materia de cambio y de transformación. En este caso es un film para adultos, porque estamos hablando del negocio triple X, que estalló con la pandemia y que ahora, con la IAG y otras tecnologías emergentes, apunta a llegar a otro orden de magnitud en posibilidades, consumidores y dinero involucrado, sin subestimar que es un rubro expuesto a prácticas delictivas.

Agenda de bienestar. Uno de los motivos por los que la industria del sexo creció tanto en los últimos cinco años fue la pandemia, que con su imperativo de mantener la distancia y su epidemia de soledad asociada hizo que una temática que antes era tabú se incorporara a las recomendaciones de salud y bienestar y que, por lo tanto, se convirtiera en un tópico abordable por marcas y gobiernos hacia el gran público. Se estima que solo el negocio del porno involucra más de US$100.000 millones al año, y los sitios más populares reciben más visitas que Amazon, Netflix o Zoom.

Personalización. Los sitios referidos en el párrafo anterior son uno de los modelos de negocios principales. El otro es el de las suscripciones pagas (OnlyFans). Ambos esquemas compiten hoy por la captación de talento en IA, para personalizar mejor las búsquedas de los usuarios en una primera etapa, y para producir contenido 100% artificial en lo que es visto como la mina de oro en términos de ingresos para 2024.

¿Fin del trabajo XXX? ¿Qué pasa si se masifican films generados artificialmente con personajes que se parezcan mucho a una actriz o actor porno famosos? Esto ya ocurre y el debate es similar al de Hollywood, con guionistas y otros gremios tratando de no quedar fuera del mercado frente a las futuras opciones generadas 100% con IA. En la edición de febrero de Play Boy México, la conejita de tapa es Samantha Everly, que fue creada digitalmente.

Los límites éticos. El año pasado, una aplicación gratuita permitía generar una imagen de alguien real desnudo. Se llamaba DeepNude, tuvo millones de bajadas en pocos días y motivó tal polémica que el programador que la hizo la debió retirar para evitar juicios. Lo mismo sucede con deepfakes en videos que involucran escenas que en casi su totalidad no son consensuadas por las personas que aparecen allí. Buena parte de estas iniciativas están en el campo del “porno de revancha”, creadas y generadas por exparejas enojadas.

Territorio desconocido. Mike Cook, un investigador en IA que sigue esta agenda, sostuvo que “la tecnología de generación de imágenes sintéticas hoy está tan extendida y es tan accesible que creo que nadie está realmente preparado para esta ubicuidad; hemos avanzado mucho en territorio desconocido sin fijarnos en las consecuencias no deseadas”. Como sostiene el CEO de una empresa de software de Córdoba, aquí (con iniciativas de IA) “no hay Control Z”, es muy difícil volver atrás.

Control complejo. Las grandes plataformas para adultos, al igual que las principales redes sociales y firmas de IA como OpenAI (ChatGPT), trabajan activamente en filtros para evitar comportamientos inadecuados, pero la creatividad para sortear estas regulaciones parece estar siempre un paso adelante. Es más: buena parte de las startups exitosas en el terreno del negocio para adultos y la IA aprovechan que las alternativas más populares no permiten hablar de sexo, como pasa con OpenAI o con Replika, una muy exitosa aplicación que genera una contraparte digital para tener una relación de amor platónico.

Juguetes y hardware. Antes de la pandemia, en la edición anual de la CES de Las Vegas se armó un escándalo porque los organizadores retiraron el premio a la innovación que había ganado una startup de juguetes sexuales con su vibrador Ose. Esto ya no sucede y este mercado también crece exponencialmente, apalancado en la personalización que habilita la IA. Un boom reciente fue Vieci, un juguete mecánico que se promociona como el “primer dispositivo que usa IA para replicar técnicas sexuales humanas”.

Acceso. Una de las claves del crecimiento del negocio XXX en los últimos años fue la incorporación de nuevos segmentos de público que antes no eran atendidos, como el de adultos mayores. Aquí una de las principales divulgadoras y expertas en el tema es Joan Price, autora de cuatro libros en los que se dedica a promover el sexo entre mayores de 70 años. “La cultura fuerza el estereotipo de que después de los 70 años te tenés que dedicar a jugar al bingo y a cuidar a tus nietos. Y adivinen qué: yo no tengo nietos ni me gusta jugar al bingo”, dijo en una presentación.

Historia de innovación. Además de ser un negocio multimillonario, los productos y servicios triple X tienen una relación larga con la innovación. La historia más conocida es la de la pelea entre los formatos de video VHS y Betamax de la década del 70, en la que la primera opción (que permitía cintas más largas, pero de menor calidad) se terminó imponiendo porque Betamax se negó a dejar entrar a los contenidos para adultos. El porno fue el primero en incorporar tecnologías multimedia en la web (sobre todo Javascript y Flash), y fue el primer servicio que permitió el pago online con tarjeta de crédito (la película The Middle Man lo describe bien).

Pioneros a nivel local. La Argentina tiene su historia local de pioneros en innovación y creatividad en el negocio para adultos, que va de los films de Armando Bo al primer corto de este género, El Satario, filmado en La Boca en 1907, una aventura que se cuenta en el documental Audaz se eleva, de los cineastas Mariano Torres y Lisandro Leiva. Hasta hace unos años se pensaba que El Satario había sido filmada en México, pero luego se descubrió que se trató de una producción local.

 

Facebook Comments