Ousmane Dembélé entra a la historia de los jugadores que no se merecen ningún tipo de respeto por parte de la afición del FC Barcelona. Ni en sus seis temporadas como blaugrana dio prácticamente nada ni tuvo el gesto de comportarse con elegancia ante los seguidores que lo sufrieron durante seis temporadas.

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El dinero siempre fue su prioridad. El Barça le importó un rábano. Quería lucrarse y pasearse por los terrenos de juego sin plena ni gloria. Mateu Alemany lo caló y decidió que era mejora apartarlo del equipo en el mercado de invierno del 2022 por no querer renovar. Era lo que se merecía, pero la insistencia de Xavi hizo que volviera a jugar.

El público del Camp Nou incluso lo indultó y lo acabó aplaudiendo. El jugador se hizo de rogar hasta que aceptó, ya en el mes de julio, su continuidad por dos temporadas más.

El Barça y su afición le daba otra oportunidad. Sin embargo, al término de la 2022-23, el PSG pagó la cláusula de 50 millones de euros y el conjunto barcelonista soltó lastre.

París, su refugio millonario

En París encontró lo que quería. Mucho dinero, protagonismo y el refugio de su entorno más cercano. Su rendimiento tampoco había sido nada del otro mundo hasta llegar a esta eliminatoria.

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Pancartas, antes del partido ante el PSG, contra Dembélé
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Solo había marcado un gol en la Ligue1 y frente al FC Barcelona marcó en la ida y en la vuelta. Dembélé no había dado ninguna muestra de cariño hacia el club que lo pagó generosamente, lo aguantó y lo curó de su multitud de lesiones. Tampoco había que esperar mucho de él.

El mínimo de la decencia era tener una actitud elegante en su regreso a Barcelona. Y ni eso tuvo. Fue increpado nada más llegar y los abucheos continuaron en el partido.

Nunca sonrió en el Barça

Dembélé no supo ser profesional y estar a la altura. En vez de acatar el veredicto, se rió del público. Una sonrisa que apenas había aparecido en su etapa como barcelonista.

Esta vez resulta que se lo pasó bomba. Escuchó gritos de «tonto, tonto» viendo su comportamiento. Tras tirarse a la piscina en el penalti a favor, no pudo reprimir una mueca de alegría por engañar al colegiado.

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Billetes con el rostro de Dembélé que hoy volaron a la llegada del PSG
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Evidentemente, en su sustitución en la recta final se llevó la gran bronca de la noche. En el banquillo continuó disfrutando como si hubiera ganado un título.

Declaraciones forzadas

Al término del partido tampoco pudo contener la sonrisa cuando fue entrevistado por Movistar Liga de Campeones y Ricardo Sierre le preguntó si se había guardado los goles para el Barça.

Dembélé acabó contestando con un postureo forzado que «el FC Barcelona es un gran club» y sobre los pitos se limitó a comentar que «es la vida, hay pitos en todos los estadios». Y se fue feliz como una perdiz.

 

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