El color de un auto pasa necesariamente por el gusto de su dueño. Sin embargo, las últimas decisiones de marca que se dieron a conocer en el mercado dan cuenta de un cambio en la lógica de producción y una apuesta por los colores más vivos, alejándose de los tradicionales plateados, negros y grises.

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Olivier Francois, director General de Fiat, anunció en 2023 que la automotriz turinesa dejaría de fabricar autos grises en Europa y únicamente produciría vehículos de colores. “El mundo no necesita otro auto gris”, explicó en un video donde, además del anuncio, se sumergió dentro del nuevo Fiat 600 en un enorme balde de pintura naranja.

Si bien la decisión impactó nada más que al mercado europeo, la tendencia se propaga en todo el mundo. Si se miran en detalle las imágenes que se dan a conocer de nuevos modelos o restylings, por lo general, el auto de exhibición ostenta algún color llamativo.

Sea una estrategia de marketing para generar impacto o no, es claro el mensaje: las automotrices quieren autos coloridos. Pero lo que quiere una marca no necesariamente condice con lo que buscan los usuarios o lo que se termina vendiendo. Por ejemplo, BASF, empresa química, publicó un estudio años atrás donde señaló que el color de moda para autos durante 2022 y 2023 fue el beige cobrizo.

Y si bien ese tono se acerca a los rojos, amarillos, celestes y naranjas que publican las automotrices, todavía se vincula a un atractivo particular por lo clásico y tradicional. Quizás para no llamar tanto la atención o porque puedan ser más económicos, en ese mismo período donde el beige fue moda, los colores más vendidos en el mundo fueron el blanco, gris, negro y plateado, según un ranking elaborado por Axalta, productora global de pinturas.

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Las decisiones en torno a un color se toman regidas por diversos factores: disponibilidad (algo que no abunda en un mercado volátil, como el argentino), seguridad, periodicidad de lavado (los blancos, por ejemplo, disimulan menos la suciedad) y el efecto del sol, entre otros.

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Sobre ese punto es que medios británicos escribieron algunas páginas en sus webs: el calor intenso y la exposición al sol pueden provocar la pérdida de brillo o color de la pintura. El amarillo y el rojo son los que peores efectos sufren, perdiendo fuerza con el pasar de los años.

Entre otros de los puntos a tener en cuenta está el precio. Por lo general, salvo algunas excepciones, los autos color gris oscuro o plateado suelen ser más baratos que los más coloridos; los bitono, por su lado, siempre se venden a precios más elevados (usualmente se incluye esta característica en versiones más equipadas).

Ahora bien, ¿cuál sería el punto de conflicto en este sentido? Que mientras las automotrices apelan a colores llamativos, el mercado responde de otra manera. Al menos, el mercado de autos usados argentino.

Según un reciente reporte que Kavak, empresa de compraventa de seminuevos, le compartió a LA NACION, las unidades más difíciles de vender suelen tener a los colores centro de esa dificultad. Más allá del modelo en cuestión, los vehículos naranja, café, dorado, amarillo y violeta son “los más difíciles de vender”.

 

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