La epifanía futbolística de Sergi Roberto tuvo lugar el 8 de marzo de 2017, cuando un gol suyo culminó la remontada del siglo, pero por aquel entonces llevaba ya 7 temporadas en el primer equipo, siendo la actual la número 14. El futbolista de Reus es el último superviviente futbolístico vivo de Pep Guardiola, el único que conecta con la era gloriosa del Barça desde el presente, el único que enlaza la era de Pep con la de Xavi.

Es sin duda el jugador en activo del club que ha cosechado más títulos, el que ha superado más crisis, el que ha tenido que enfrentarse a más situaciones límite y por supuesto el que ha convivido con más entrenadores, presidentes y compañeros diferentes.

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Con todo este inigualable bagaje, es también el único que ha jugado en todas las posiciones excepto en la de portero, es por supuesto el que mejor conoce los fundamentos del juego del Barça y que cuando juega se convierte en una extensión de Xavi en el campo. Esta temporada ha participado menos que nunca pero siempre de manera sobresaliente. En el partido de vuelta ante el Nápoles cuajó una actuación memorable, cargando el peso del juego a sus espaldas, y aun así acaparó escasos reconocimientos.

Y es que Sergi Roberto ha sido siempre un futbolista alejado del ruido y de los focos fáciles, y en catorce temporadas impolutas en el primer equipo no ha tenido un mal gesto ni ha faltado jamás al respeto a nadie. Paradójicamente, ha sido uno de los futbolistas más maltratados de las últimas décadas, y se ha convertido en el blanco fácil tras las derrotas más crueles.

En el estercolero en el que se convierten a menudo las redes sociales, Sergi Roberto ha sido vilipendiado y masacrado hasta niveles que producen vergüenza ajena. Sin embargo, en sus declaraciones no ha asomado jamás el menor resentimiento, se ha dedicado a trabajar en silencio y ha huido siempre de la demagogia barata en la que cayeron algunos de sus excompañeros de vestuario para ganarse el favor del público.

Ha demostrado su insobornable lealtad al club bajándose el sueldo hasta tres veces, sin rechistar y sin necesidad de explicarlo. Curtido en mil batallas, es emocionante verle salir hoy al campo con una templanza admirable, que le permite convertir en sabiduría y energía positiva toda la porquería que le han echado encima.

En dos días se enfrenta al PSG, el equipo al que hundió con el navajazo más doloroso que ha recibido nunca, y a Luis Enrique, el entrenador que más creyó en él y lo hizo eclosionar. Solo por eso ya bastaría para que sea titular el miércoles. Pero hay que recordar además que cuanto más importante es el partido, cuanta más presión, cuanto más lo necesita el Barça, mejor juega. Contra el PSG, Sergi Roberto y diez más. Y, por cierto, a un jugador así se le renueva hasta que él quiera, digan lo que digan sus patéticos ‘haters’. Sergi Roberto tiene que retirarse en el Barça.

 

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