Los cruces de las dos temporadas anteriores son tan recordados por las circunstancias futbolísticas entre dos grandes equipos como porque el vencedor de cada serie terminó siendo el campeón de la Champions League. El sorteo los volvió a cruzar y Real Madrid-Manchester City no defraudan, la eliminatoria es tan volcánica como se preveía. Un carrusel de emociones, un frenesí que solo encuentra sosiego con el silbato final. Un 3-3 en un partido repleto de vaivenes, en el que nada era lo que parecía. Dos equipos con un rechazo visceral a la derrota, que no admiten otra cosa que la grandeza del triunfo en las noches que están con resaltador en el calendario.

Da pena cuando se acaban los 90 minutos, porque es la clase de espectáculo que hipnotiza, que deja recuerdos, imágenes grabadas. Lo bueno es que quedan, como mínimo, otros 90 minutos, el próximo miércoles, en el Etihad Stadium. De ahí surgirá un semifinalista. Favorito no hay, expectativas sobran. Real Madrid y Manchester City son una garantía de fútbol de alto vuelo, sostenido en la táctica y el estudio, sí, pero sin dejar de lado la ambición y la inspiración individual, que ambos poseen en altas dosis. Es alta competencia, de elite, y también fútbol de la calle. Una combinación irresistible.

Ganaba Manchester City al minuto, con un tiro libre de Bernardo Silva que todo Real Madrid, y especialmente el arquero Andriy Lunin -cuánto extrañan en el Madrid a Courtois- esperaba en forma de centro. Reaccionó tarde el guardavallas ucranio para despejar el remate del portugués, uno de los jugadores predilectos de Pep Guardiola.

Lo más destacado de Rea Madrid 3 – Manchester City 3

Si algo dejó la primera serie, la de 2022, fue el espíritu de la remontada de Real Madrid, con los goles de Rodrygo para pasar de una derrota inevitable a una victoria increíble. El equipo de Carlo Ancelotti pasó al frente con dos goles en dos minutos, cuando apenas había pasado un cuarto de hora. Un disparo desde fuera del área de Eduardo Camavinga se desvió en Ruben Dias y descolocó al arquero Stefan Ortega (el brasileño Ederson, habitual titular, estuvo en el banco, tras una lesión que lo marginó hace un mes).

“Ellos no esperaban que yo estuviera en la izquierda, por donde se mueve Vinicius. Salió bien”, dijo Rodrygo, una pesadilla para Akanji, que en toda la noche no pudo anticiparlo ni frenarlo en el mano a mano. Guardiola tampoco previó ese movida: “Me sorprendió un poco el hecho de que jugara Rodrygo por afuera y Vinicius por adentro. Los dos son muy rápidos”.

Rodrygo puso el 2-1 con un toque que pasó entre las piernas del defensor suizo y por un costado de una pierna de Ortega. El Madrid de las remontadas le hacía honor a su estirpe. Había quedado con la sangre en el ojo cuando en el curso anterior el City lo barrió con un 4-0 en Inglaterra. “El curso pasado jugamos sin coraje ni personalidad”, fue la lectura de Ancelotti en el día previo.

Pero quedaba mucho partido por delante. Un desarrollo que mostró a un City dominante, pero también condicionado por algunas carencias. Sintió la ausencia de Kevin De Bruyne, baja de último momento por una indisposición estomacal (”vomitó cuando llegamos al vestuario”, dijo Guardiola). El entrenador catalán, en lugar de elegir a Julián Álvarez, prefirió un poco más de equilibrio y contención con Mateo Kovacic.

No influía Erling Haaland, que está en un nivel inferior a la temporada pasada, cuando a estas alturas había marcado 12 goles más. Opacado el noruego y con De Bruyne observando todo desde el banco, al rescate del City fue su mejor individualidad del momento: Phil Foden, que en la serie del año pasado disputó solo cuatro de los 180 minutos. Ahora es titular inamovible, figura frecuente por su gambeta, atrevimiento, intensidad y remate. Puso el 2-2 con un zurdazo tremendo. Guardiola lo abrazó como se hace con un salvador. Ya son 22 goles y 9 asistencias por competencias oficiales del delantero inglés, que apunta a ser también uno de los destacados en la próxima Eurocopa.

El encuentro volvía a entrar en una montaña rusa. El City se impregnó del espíritu madridista y le dio forma a su remontada, con el 3-2 de Josko Gvardiol, que siendo zurdo sacó un remate de derecha que entró junto a poste. “Nosotros también tenemos muchas vidas, sabemos volver cuando parecemos tocados”, sacó pecho Guardiola en la conferencia. Su equipo está invicto en 2024, acumula 21 victorias y cinco empates desde que el 6 de diciembre perdió 1-0 con Aston Villa.

Todo era posible. La combustión iba en ascenso. Golpe por golpe, ninguna levantando la bandera de rendición. El Madrid revolvió en su repertorio y sacó otra muestra de orgullo, con el centro de Vinicius y el bombazo de aire del uruguayo Federico Valverde. 3-3, con 11 minutos por delante. Tiempo para que Foden dejara el campo con un dolencia para ser reemplazado por Álvarez. No se movió el empate, con los jugadores extenuados y los espectadores consumidos por la tensión.

Culé de cuna, Guardiola dejó una frase para alimentar la rivalidad con Real Madrid cuando lo consultaron por el nuevo Bernabéu techado: “A mí me gusta ver el cielo, la verdad. Pero es cierto que ha quedado impresionante. Ahora sólo tienen que cuidar el césped, sólo deben mejorar eso. Florentino (Pérez) sólo se tiene que preocupar de que lo próximo sea tener un buen campo, como el Madrid siempre lo había tenido”.

Para Carlo Ancelotti fue “un partido increíble entre dos equipos extraordinarios”. El técnico italiano dejó su balance: “Lo que queríamos era sacar una pequeña ventaja, pero debemos irnos satisfechos, porque competimos. Si lo hacemos también allí, puede pasar algo bueno”. La incógnita es si ese “algo bueno” será para el Madrid. Para la salud del fútbol en general lo será, seguro.

 

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