En medio de la conmoción por el sangriento crimen del productor agropecuario Daniel Malacaza, ocurrido el fin de semana en la localidad santafesina de Venado Tuerto, la Justicia avanza en la investigación que puso en la mira a un posible entregador y que el crimen habría sido efectuado por un grupo comando.

En un contacto con la prensa, Eduardo Lago, fiscal a cargo de la investigación, adelantó que la principal hipótesis de trabajo se vinculaba a un crimen en ocasión de robo, pero evitó adelantar información “para preservar la investigación que se está llevando a cabo”.

Además, confirmó que los delincuentes se llevaron un millonario botín y aseguró que con la información recabada hasta el mediodía podrían darse detenciones en las próximas horas. En la ciudad del sur santafecino, el asesinato de un productor agropecuario, golpeado y baleado, se habla de que participaron tres delincuentes y que la suma sustraída ronda los 9 millones de pesos.

El último informe al que tuvo acceso este diario señala que los delincuentes que asesinaron a Malacaza serían tres, que los pesquisas ya los tendrían identificados y que las detenciones podrían producirse en las próximas horas.

La víctima, de 66 años, habría conseguido ese monto horas antes del crimen, ocurrido entre la noche del sábado y la madrugada del domingo, durante un remate de hacienda. “Según testigos, la víctima había concretado una operación muy grande, de un monto relevante, con la venta de ganado”, confirmó a LA NACION uno de los investigadores del caso.

Malacaza era empleado de la estancia “El Chamuelle”, en jurisdicción de Carmen, en el extremo sur de esta provincia, próximo al límite con Buenos Aires, aunque también criaba ganado a su cargo.

“El sábado vendió hacienda por un monto importante en un remate de una consignataria de la zona”, había explicado a este diario la misma fuente judicial consultada ayer.

Malacaza fue encontrado sin vida este domingo en un campo situado entre Venado Tuerto y Carmen, donde residía. “Estaba maniatado, con signos de tortura y al menos con una herida de bala en el abdomen. El ataque, supuestamente, ocurrió cerca de la medianoche” del sábado, adelantaron los investigadores de la causa, que está en manos del fiscal de turno del Ministerio Público de la Acusación (MPA) de los Tribunales de Venado Tuerto, Eduardo Lago.

Personal de la Policía de Investigación, de la Policía Científica, del Comando Radioeléctrico y de las comisarías 2ª y 14ª de aquella zona, ratificaron ante la Justicia los detalles del encuentro del cadáver de la víctima. Esas fuentes confirmaron que “el chacarero recibió un disparo de bala en el estómago”, que “minutos después le provocó la muerte”.

La misma versión fue divulgada pocas horas después por la prensa de la zona, agregando que “el disparo de arma de fuego en la zona del estómago se habría efectuado a una corta distancia, lo que le produjo la muerte casi en el acto. A su vez, tenía heridas y lesiones que podrían ser consecuencia de un intento de defensa”.

Según pudo saber LA NACION, de una fuente con acceso al expediente: “El sábado, después de las 23, Daniel dejó a su esposa en la ciudad de Venado Tuerto (en la vivienda de la hermana de la mujer) y regresó a su campo. Ingresó, cerró la tranquera y se desplazó unos 800 metros hasta llegar a la vivienda donde iba a pasar la noche. Al parecer, en el lugar lo estaban esperando los delincuentes, que se alzaron con el botín, que incluía dinero y armas, y tras asesinarlo se dieron a la fuga”.

Según relató su pareja, ella lo llamó en varias oportunidades y al no tener respuestas fue hasta la estancia. “Nos encontramos con la tranquera cerrada. Pero ella pudo ver que la camioneta de su marido, una Ford Ranger gris, estaba del lado de adentro, en dirección a la salida. Cuando me acerqué, la ‘chata’ estaba vacía y con las llaves puestas. Entonces subí a la camioneta y le di arranque. Me dirigí hasta la casa de campo ubicada a unos 800 metros del ingreso. En ese momento llegó otro empleado que la mujer había llamado e intentó ingresar a la vivienda. La puerta estaba trabada. Los dos hombres barretearon el ingreso y cuando lograron abrir la puerta vieron mucha sangre y que estaba todo revuelto”, explicó el investigador consultado por este diario.

El pesquisa, agregó: “Uno de esos empleados se acercó a una de las habitaciones y encontró a la víctima tendida en la cama. Tenía una herida de arma de fuego en el abdomen, otra herida cortante en la zona lumbar derecha y lesiones en la mano derecha compatibles con signos de defensa. Del lugar faltaron varias armas de fuego, el celular del fallecido y una importante suma de dinero”.

 

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