La venta de Araujo se ha convertido en una tentación para el Barça. El motivo es evidente: es el camino más corto para ordenar las cuentas y el ‘fair play’. Más de uno puede argumentar que con Koundé, Cubarsí, Christensen, Iñigo Martínez -y las alternativas de Chadi Riad, Mika Faye y Eric Garcia- la posición está cubierta. Es una tentación legítima si realmente existe una propuesta de 100 millones en un momento de overbooking de centrales.  

Hay motivos para pensar que son centrales de garantías, del mismo modo que sabemos que ninguno de ellos es tan dominante como Araujo en la emergencia. No es un detalle pequeño. Guardiola lo recordó cuando ganó la Champions la temporada pasada: es fundamental tener a defensas que ganen duelos individuales para tener opciones en la máxima europea. Futbolistas como Walker o Ruben Dias fueron claves para conquistar la Champions. También acompañarlos de perfiles como Ake y Akanji.

Es por eso que el Barça no puede prescindir de un futbolista com Araujo, un especialista en estas situaciones. Su expulsión ante el PSG no explica su aportación estos años en el Barça. Araujo es el jugador más resolutivo del Barça para defender situaciones a campo abierto. También un futbolista dominante en balones aéreos y con un espíritu competitivo imprescindible en competiciones así.

En un Barça con centrales con tan buen pie como Cubarsí, sus limitaciones con el balón no deberían ser un factor decisivo para explicar su salida. El club cuenta con suficientes centrales como para encontrar alternativas para hacer caja.

 

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