Almohadones sin estrenar, espejos que esperan un lugar en las paredes y una caja con un set de ollas y sartenes sin abrir. Brenda Di Aloy extiende la mano y exhibe, orgullosa, las llaves de su dos ambientes luminoso y lleno de futuro que, para ella, resume un nuevo comienzo. “Este departamento llegó en un momento justo de mi vida. Mudarme era el último pasito que tenía que dar para lograr mi independencia. Ahora, ya puedo hacerle frente al pago de los servicios, a las expensas… Tengo 27 años y necesitaba experimentar esta etapa de vivir sola”, le dice a ¡HOLA! Argentina ella, que es la más conocida de los tres hijos de Amalia “Yuyito” González. Stefano, el hermano mellizo de Brenda, vive desde que tiene 18 años en los Estados Unidos; es licenciado en Psicología y tenista, una pasión que heredó de su padre, César Di Aloy, que es profesor de tenis. Bárbara, en tanto, es fruto de la relación que la icónica vedette de los 80 devenida en conductora de televisión tuvo con el empresario y ex manager Guillermo Coppola, es arquitecta, está casada con Marcos Urcola y tiene low profile. A diferencia de sus hermanos, Brenda tuvo claro que quería trabajar en los medios: estudió Comunicación Social, es modelo, conductora de televisión [empezó como azafata con Guido Kaczka y pronto fue convocada para conducir el programa Quiero música por cable], incursionó en la actuación con Go! Vive a tu manera –la serie de Netflix– y, además, lleva adelante Sin mirar a los costados, un podcast al que cuida tanto como su canal de Youtube y a los miles y miles de followers que la siguen en sus redes sociales. Brenda es influencer, un título del que no reniega, de fragancias, sellos de ropa, productos de skincare y de beauty, como los de la marca de Zaira Nara, de la cual es flamante embajadora.

–¿Cómo reaccionó tu mamá cuando le anunciaste que ibas a vivir sola? ¡Pocas cosas tan dramáticas para una madre que el nido vacío!

– [Se ríe]. Mamá no para de decir que está chocha, pero sé que es un momento duro. A pesar de que le dije “Ma, armá una oficina o un lugar de guardado en mi habitación”, ella dijo que iba a dejar todo igual. Y ya me advirtió que, cuando compre un sillón, que sea con cama, así ella puede quedarse. Tanto ella como yo vivimos este momento como una aventura. Para mí, todo supone un nuevo comienzo: estoy haciendo muchas cosas sola por primera vez. Estoy soltera [en enero y después de cinco años de relación, se supo que se había separado de Cris Vanadía, influencer y conductor del streaming del Bailando, el programa de Marcelo Tinelli] y, dentro de poco, también voy a hacer un viaje sola por primera vez.

–¿Quién te ayudó a encontrar el departamento?

–Barbie, mi hermana mayor, que es arquitecta: ella sabe de materiales y de calidad de las construcciones. Y, por supuesto, mamá, mi gran compañera. Ella ha sido muy protectora conmigo y con mis hermanos.

–¿En qué te ves parecida a tu mamá?

–¡Soy reparecida a ella! En mi manera de pensar, en los gestos… Cuando era chica, me acuerdo que me quejaba de lo exagerada que ella era. Pero hoy puedo asegurarte que soy igual de exagerada y de protectora. Somos muy sinceras y genuinas en cámara y puertas para adentro. Ella me enseñó a cuidarme. De chica, yo la acompañaba a todos lados, desde el teatro, la tele y hasta a centros de estética. En ese momento, ella estaba pendiente de su imagen, pero cuando ella hizo un cambio en su vida, en 2005, el vuelco fue en todos los aspectos y no solo en lo profesional. Modificó también la manera en la cual ella se percibía a ella misma. ¡Nunca más pisó un centro de estética! Yo estuve en esa transición, que para nada quiere decir dejarse estar: mi mamá va al gimnasio, come sano, está activa, se cuida. Y me dijo siempre cosas como “Hablate lindo” o “Amate como sos”. ¡Es que hay tanto estereotipo dando vuelta que una quiere ser como te vende el mundo. Y también de mamá aprendí a cuidar mi corazón. Mamalia [así le dice Brenda cariñosamente] ha sido un ejemplo para mis hermanos y para mí. Nos inculcó a seguir para adelante, a tomar riesgos y a reinventarse. A todos mis hermanos, nos incentivó a estudiar carreras universitarias. Yo, por ejemplo, no quería estudiar: quería trabajar en la televisión, como ella. “No me importa: vas a estudiar”, me dijo. ¡No sabés lo que valoro que me haya “obligado”! Tener un título, conocimientos, es algo que nadie te va a sacar. Trabajo en medios, con redes, pero soy realmente comunicadora.

–¿Cómo te manejás con la exhibición de tu imagen?

–Soy también modelo y, a veces, para mostrar bikinis o ropa interior muestro mi cuerpo. Pero lo hago con mucho cuidado. Tengo un estilo recatado; trato de sentirme cómoda. Fue una línea que fui construyendo. Cuando era chica, me acuerdo de que me impactaba un poco ver a mamá con tan poca ropa. También recuerdo a mis compañeros del colegio googleando fotos suyas en la clase de computación… Hoy, veinte años después, las fotos de mi mamá siguen estando en Internet. Si bien para mis hermanos y para mí fue natural que ella fuera vedette, no niego que me hacía un poco de ruido. Obvio que era otro momento histórico y entendía que era su trabajo, pero también me decía: “Mmmm… ¿qué onda?”. Eso no duró mucho: cerca de 2005, cuando yo tenía entre 8 o 9 años, mamá pegó el volantazo.

–¿Te afectó que ella tuviera ese trabajo?

–¡No! Mi mamá es quien es, hizo lo que hizo, tiene lo que tiene y salió adelante por su historia. Ella no reniega de su pasado: estar en la tele era su sueño… hasta que no lo fue más. Cambió y buscó lo que la hiciera feliz. ¡La admiro!

–Cuando se estrenó la serie Coppola, que va por Star+, tu mamá se enojó bastante, en especial, en la parte en la cual ella queda embarazada de tu hermana, Bárbara.

–Al principio, ver esa escena fue un shock para ella. Se molestó, sí; pero ya fue: mamá ahora está bien y también mi hermana. Barbie está chocha porque su papá está contento con la serie. Y listo; se sigue: que la gente se entretenga con lo que se quiera entretener y que crea lo que quiera creer. Muchas veces, la gente se cree con derecho a decir cualquier cosa de las figuras públicas. Los comentarios, a veces, afectan. Eso va también para quienes, desde los medios, opinan sin tener idea de nada y sólo por un punto de rating. Me pasó a mí, con todo lo que se dijo con mi separación con Cris [Vanadía]. Resguardarme fue la mejor decisión: no hay fama que valga la integridad, el corazón y la salud mental.

–¿Tenés contacto con Guillermo Coppola?

–Aunque ya no lo veo demasiado porque hoy cada uno de nosotros tiene su vida, con Guille, el padre de mi hermana Bárbara, tengo la mejor. Me llevo superbién. Guillermo se lleva muy bien con mamá, quien también se lleva muy bien con mi papá.

–En tus redes y en tu podcast –Sin mirar a los costados–, la religión y la fe ocupan un lugar casi central. El camino espiritual y la búsqueda de Dios, ¿te lo transmitió tu mamá?

–Escuché sobre Jesús por ella, sí. Al principio, admito que no le prestaba atención. Pero nada cae en saco roto. Desde hace un tiempo, me di cuenta de que yo mostraba todo en mis redes –mi trabajo, mi familia, mis proyecto–, menos aquello que es lo más importante para mí: mi relación con Dios. Soy cristiana, voy a reuniones de jóvenes; creo que Él es quien me ayuda a seguir adelante. Él me está dando la fortaleza para seguir adelante tras haber terminado la relación tan hermosa de cinco años que tuve con Cris. Un día, hice un video contando esta parte espiritual. Fue el video que más reproducciones tuvo. Y me dio un propósito. Muchísima gente joven me ha escrito contándome que mis mensajes le dan paz frente a una sociedad llena de problemas, que te lleva todo el tiempo a hacer comparaciones, que te muestra cosas inalcanzables. Antes, en mis redes solo mostraba cosas lindas. Ahora, me muestro más real: y si en este momento estoy triste, me gusta dar el mensaje de que, a pesar de eso, sigo para adelante, que tengo proyectos, que estoy trabajando. Hay muchísimas influencers de ropa, make up, de viajes, de cosas materiales… ojo: yo también hago eso, eh; pero también puedo decirte “Tengo algo más profundo y eterno que contarte que puede llenarte más”. Me di cuenta de que, para mí, ese era el gran significado de ser influencer.

Producción: Paola Reyes

Agradecemos a Melocotón y a Oggi Zapatos; Rancho Deco y Casa Noi Decor; y a George Rodríguez @george_hair1

 

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