El planeta contra los plásticos. Ese es el lema que define al Día de la Tierra 2024, junto al propósito de reducir la producción de todos los plásticos en un 60% para el año 2040. Se trata de un objetivo ambicioso, sí, pero necesario: los plásticos han invadido por completo nuestros océanos, ríos, suelos y hasta el aire que respiramos. Pero la buena noticia es que no estamos indefensos ante esta problemática y, desde iniciativas comunitarias, hasta avances tecnológicos vanguardistas, hay una serie de esfuerzos en marcha que prometen marcar la diferencia y lucha por librar al planeta de la invasión de plástico que está sufriendo.

THE OCEAN CLEANUP

The Ocean Cleanup es una fundación pionera creada en 2013, cuya misión principal es desarrollar tecnologías avanzadas para extraer residuos plásticos de los océanos y, de esa forma, prevenir la contaminación del agua. Concretamente, llama mucho la atención un método innovador y a gran escala de sistemas flotantes estabilizados y pantallas subacuáticas, con el cual pretenden limpiar hasta el 50% de los residuos en la isla de basura del Pacífico en un periodo de tan solo 5 años.

Además de su característico enfoque tecnológico, The Ocean Cleanup también lleva a cabo investigaciones y expediciones para estudiar la distribución y la concentración de los residuos de plástico de los océanos. A través de iniciativas como la Mega Expedición o la Expedición Aérea, la organización ha conseguido recopilar datos muy valiosos sobre la contaminación por plásticos. Sumado a esto, The Ocean Cleanup ha desarrollado una aplicación móvil llamada Visual Survey, que permite a cualquier persona a bordo de un barco contribuir con datos sobre la ubicación y cantidad de residuos sólidos encontrados, proporcionando información crucial para la toma de decisiones y la planificación de las operaciones de limpieza.

#DESNUDALAFRUTA

Seguro que has escuchado hablar de la iniciativa #DesnudaLaFruta, la cual pone sobre la mesa el uso excesivo e innecesario de plásticos en el envasado de frutas, verduras y hortalizas. El detonante de la campaña de redes sociales fue una foto que mostraba una bandeja de porexpan repleta de gajos de mandarina, perfectamente pelados y ordenados, y cubiertos por una capa de film transparente. Rápidamente, la foto dio la vuelta al mundo: ¿por qué se sustituye la cáscara natural de la mandarían, perfectamente segura y biodegradable, por materiales plásticos antiecológicos, artificiales y que no ofrecen ventajas en términos de seguridad o higiene?

La iniciativa pretende así concienciar y denunciar el uso indiscriminado de plásticos en el envasado de los alimentos, promoviendo al mismo tiempo la idea de que el mejor envase para la fruta es su propia cáscara. Como movimiento ciudadano, es un proyecto que invita a cualquiera a participar, compartiendo en redes fotos de productos envueltos innecesariamente, animando al resto de usuarios de la red a reflexionar sobre las prácticas abusivas, fomentando un cambio hacia hábitos de consumo más conscientes y responsables que contribuyan a reducir la huella ecológica.

BIOPLÁSTICOS Y MATERIALES ALTERNATIVOS

En cuestión de alternativas sostenibles al uso de plásticos, los bioplásticos son una de las opciones más relevantes y prometedoras. Se trata de polímeros fabricados a partir de materiales biodegradables o renovables, como el almidón de maíz, el ácido poliláctico, los polihidroxialcanoatos (PHA) o incluso materiales orgánicos, en contraposición a los plásticos convencionales, derivados del petróleo. Estos nuevos bioplásticos reducen la dependencia de los residuos fósiles, generando muchos menos residuos y constituyendo una opción más amigable y respetuosa con el medio ambiente.

Además de su sostenibilidad, son materiales que también ofrecen varias ventajas adicionales, como la biocompatibilidad, la transparencia, la menor permeabilidad al oxígeno, la barrera de aromas y sabores o la resistencia al calor. En cuanto a las aplicaciones, estos plásticos alternativos han encontrado un amplio espectro de usos, que va desde el ámbito doméstico con la fabricación de bolsas reutilizables o utensilios de cocina desechables, la industria alimentaria con envases de bioplástico que amplían la vida útil de los productos, o el sector automotriz con la fabricación de piezas interiores y componentes automovilísticos más ligeros.

ENZIMAS DEVORA-PLÁSTICOS

Quizás uno de los proyectos más curiosos e innovadores en la lucha contra los plásticos es el desarrollo de enzimas devora-plásticos, una solución derivada de una bacteria que tiene la capacidad de descomponer la molécula de tereftalato de polietileno (PET). Investigadores de la Universidad de Portsmouth en Reino Unido y del Departamento de Energía de Estados Unidos han modificado la enzima, mejorando su eficiencia para descomponer el plástico incluso más rápidamente que el organismo unicelular original: la enzima mutante puede hacerlo en cuestión de días.

Actualmente, se están explorando diferentes aplicaciones para estas enzimas, como trasplantarlas a bacterias extremófilas que pueden sobrevivir a temperaturas superiores a 70ºC, donde el PET se vuelve viscoso, acelerando su descomposición. Otra opción es utilizar estas enzimas para convertir el PET en polímeros biodegradables como el PHA o el PHB, ofreciendo una esperanza muy innovadora en la lucha contra la contaminación plástica.

WASTE-SHARK

Finalmente, cierra la lista una iniciativa muy llamativa llevada a cabo por la empresa neerlandesa RanMarine Technology: un dron acuático de limpieza. Se trata de un robot autónomo de unos 1,5 metros que se desplaza silenciosamente a través del agua, recolectando desechos flotantes durante su camino. Está equipado con sensores de navegación avanzados, por lo que puede detectar y esquivar obstáculos, así como recopilar datos sobre la calidad del agua y utilizar algoritmos de navegación inteligentes para cubrir eficientemente grandes áreas acuáticas.

Los beneficios de este proyecto son múltiples. En primer lugar, el WasteShark tiene un papel muy importante en la protección de la vida acuática, y que ayuda a la eliminación de desechos flotantes como plásticos y espumas que pueden ser una amenaza para peces o aves. En segundo lugar, al recolectar y eliminar esta basura, contribuye a mejorar la calidad del agua, reduciendo la presencia de contaminantes y evitando la propagación de enfermedades relacionadas con la toxicidad del recurso. Finalmente, este dron ayuda a preservar los ecosistemas costeros, colaborando en la prevención de la acumulación de desechos y manteniendo su equilibrio ecológico como una prioridad.

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