El suceso en el Banco Comercial de Etiopía (CBE) sorprendió a miles en el país africano, donde las fantasías de un cajero automático generoso se hicieron realidad. El fallo del sistema informático permitió que más de 40 millones de dólares cambiaran de manos, principalmente a través de transferencias entre sucursales bancarias.
Este acontecimiento se convirtió en tema de conversación tanto en los medios locales como en las redes sociales, donde la noticia se propagó rápidamente.
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El presidente del CBE, Abe Sano, señaló que la mayoría de los retiros fueron realizados por estudiantes que aprovecharon la oportunidad para sacar provecho de la situación. Los campus universitarios se convirtieron en puntos de encuentro, con largas colas en los cajeros automáticos mientras los jóvenes buscaban obtener dinero fácilmente. A pesar de los intentos de los agentes de seguridad por contener la situación, muchos lograron retirar fondos.
El banco informó que el problema surgió durante operaciones de mantenimiento, lo que llevó a congelar las transacciones. Aunque la pérdida fue relativamente pequeña en comparación con los activos totales del banco, se aseguró a los clientes que sus cuentas personales no se vieron afectadas por el incidente.
Además, se anunció que aquellos que devolvieran el dinero retirado no enfrentarían cargos penales, buscando así resolver la situación de manera pacífica y transparente.
