Hay una amenaza agazapada en el fondo de las nueve historias que integran Llamarada, el segundo libro de cuentos de Brenda Becette (Campana, 1976). Ya sea una situación apocalíptica o tan solo la pérdida de la inocencia infantil, la narración impulsa a los personajes a través de las alertas de un presente que puede anticipar la catástrofe.

El cuento que da nombre al libro, “Llamarada”, funciona como una suerte de faro. Una mujer viaja a un pueblito perdido entre las montañas del norte del país para observar en directo una tormenta solar, que un físico pronosticó como el inicio del fin del mundo. Llega al observatorio, pero un desencuentro la obliga a hospedarse en el pueblo. Así conoce a una artesana que tiene una versión de los sucesos por venir y la lleva a una experiencia nueva. La escritura fluye en ritmo acompasado, nada está librado al azar y, por momentos, alcanza una belleza singular cuando capta un diálogo entre la ciencia tradicional y otros saberes vinculados con la tierra.

La naturaleza no es solo un paisaje, más bien forma parte de la trama de los cuentos. Muchas veces la amenaza proviene de un ambiente que tiene tanta acción como los personajes. Sucede en “Oro blanco”, el relato de una mujer que acompaña a su pareja Jon, a buscar kusikuy, una planta que le va a procurar un estimulante natural -semejante al éxtasis– pero sin sus efectos nocivos. No es una búsqueda por el placer, ni por la experimentación personal, Jon quiere un negocio rentable, sin riesgos. Lo encuentra, pero ella toma un rumbo que la conduce a otro descubrimiento.

No todos los relatos se adentran en entornos agrestes, pero incluso los que transcurren en la ciudad plantean un territorio inestable, que puede abrirse de golpe, y acercar un mal insólito. Es el caso de “El hueco en la ligustrina” y de “Original, original”, dos historias con niños protagonistas que encuentran en los huecos de las casas –un cerco, un pozo– la maldad.

Resulta inquietante, en ese sentido, la historia narrada “En la mina”, uno de los cuentos más logrados del conjunto. En especial, por los giros inesperados que irrumpen con luz propia dentro de en un marco catastrófico. Una geóloga viaja desde España a una mina en Catamarca, tiene que hacer menos devastador el proyecto extractivista de la empresa liderada por Goldie. Es la única mujer en un mundo, aislado, y netamente masculino, y eso va a darle una posibilidad inimaginable.

Los cuentos de Becette no responden a la vieja dicotomía entre lo humano versus lo salvaje. La naturaleza parece responder con furia a algo anterior y desconocido, pero las tramas saben captar además el latido del universo que surge en un tallo, un puñado de hierbas o el agua contaminada, como una señal que va más allá de lo humano.

Llamarada

Por Brenda Becette

Emecé

150 páginas, $ 14.900

 

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