Respiro hondo antes de iniciar este escrito porque ni es fácil, ni es neutro, ni es frío. Ver llorar a Vinicius en una comparecencia pública no me permite más análisis que el de sentir que cada uno siente a su manera. Hay quien duda y hay quien piensa que poco expresó para lo que sufre. Hay quien cree que todo forma parte de un guión y hay quien desestima semejante afirmación creyendo a pies juntillas que las lágrimas del futbolista sólo son la punta del iceberg.

Hay quien asegura que esta presunta campaña de victimización terminará el día que Florentino Pérez considere que ya no es digno de vestir la camiseta del Real Madrid y hay quien niega que el presidente madridista tenga intención alguna de desprenderse del brasileño. Hay quien ve una estrategia para, desde la casa blanca, iniciar una campaña contra el estamento arbitral apoyándose en el presunto mal trato del colectivo a Vinicius y hay quien, desde la misma zona noble, se frota las manos con la situación. Y lo más grave, lo realmente preocupante para la mayoría, es que más allá de nuestras fronteras se afirme alegremente que España es un país racista aunque estén censados unos cuantos. O, mejor dicho, muchos.

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Respiro hondo y me muerdo la lengua cuando leo la respuesta de un personaje llamado Chilavert, otrora futbolista, a las lágrimas de Vinicius. “Pan y circo, el primero que insulta a los rivales es el. Que No sea maricón, el fútbol es para hombres”. Lo transcribo tal cual lo ha escrito el autor para que ustedes sumen, a las barbaridades que publica, su escaso nivel académico. Dos frases que reúnen lo peor de cada casa. Que nos retratan a una parte del entorno que, por desgracia, sigue al pie del cañón. Que utilizan la homofobia para atacar a una víctima de racismo. Qué asco.

Tras dos inhalaciones y exhalaciones, les digo que estamos ante un caso que complica sobremanera el ejercicio de mi profesión. No me sumo a los que hablan de ‘tipos de racismo’. Hay uno y punto. Pero tampoco me gusta que, debido a esta situación, me crucifiquen por opinar sobre el Vinicius jugador de fútbol. Lo he hecho y lo voy a seguir haciendo y si el dictamen no es positivo, no voy a tolerar que me llamen racista por ello. Tendrá días mejores, días extraordinarios y días peores. Habrá que explicarlo, ¿no? Tendrá actitudes -como ya hemos visto- que no son compatibles con la deportividad, el compañerismo y el ‘fair play’. Habrá que criticarlo, ¿no?. Y si sufre nuevos ataques por su color de piel habrá que denunciarlo una vez más, ¿no?.

Me quedo con las reflexiones de Javi Balboa en ‘El Chiringuito de Jugones’, tan negro y tan madridista como Vinicius. Un tipo que ha tenido que sufrir todo tipo de ataques por esos campos de Dios y que cree que lo mejor que puede hacer el brasileño es cambiar su actitud, no encararse, responder con goles y no poner a sus compañeros y entrenador en riesgo. Por esta opinión le están calificando de racista. Sí, lo han leído bien. Respiro hondo de nuevo. Este es el nivel.

 

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