La banana es una fruta que puede comerse tanto en el desayuno como en la cena. Su sabor dulce también la convierte en uno de los “aperitivos” favoritos para saciar el hambre entre comidas.

Una práctica habitual al momento de comer la banana es que le quitamos las hebras blancas que sobresalen de la cáscara. Para algunas personas, estos filamentos tienen un sabor dulce, mientras que otras las consideran un desperdicio que debe ir en la basura. ¿Alguna vez te preguntaste si tienen algún beneficio para nuestro cuerpo?

¿Qué son las hebras blancas de los plátanos?

“Paquetes de floema” es el nombre real de las hebras blancas del plátano. Tienen una función similar a la de nuestros vasos sanguíneos, ya que se encargan de transportar agua, nutrientes y otras moléculas para que la fruta se desarrolle plenamente.

Además de esta función, los filamentos realizan el transporte masivo carbohidratos desde la parte fotosintética de la planta (hoja de la banana) hasta los órganos vertederos (las semillas o raíces).

Conocido como banana, banano o cambur, el plátano es la fruta tropical más cultivada, tan solo por detrás de la uva, los cítricos y la manzana. En el mercado encontramos las variedades Dominico, Valery, Pera, Tabasco, Morado, Manzano, Cavedish Gigante y Macho. Todas son deliciosas e igual de saludables para el ser humano.

¿Qué pasa si me como los “hilos” de la banana?

Comer estos filamentos no acarrea ninguna consecuencia grave para la salud. Podés sacarlos, pero estarías desperdiciando varios nutrientes. Y es que las hebras blancas contienen fibra, que ayuda al intestino a funcionar de manera adecuada y previene el estreñimiento, así como infecciones ocasionadas por bacterias y otros parásitos.

También nos aportan potasio, mineral que hace que nuestro ritmo cardíaco sea constante y se encarga del buen funcionamiento de los riñones, músculos, nervios y el aparato digestivo.

De igual manera, en los “hilos” de la banana encontramos vitamina C, necesaria para el crecimiento y reparación de los tejidos del cuerpo. Finalmente, interviene en la producción de colágeno para aportar firmeza a la piel.

 

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