Cuando un equipo baja considerablemente su rendimiento, tiene mayores dificultades para hacer gol o no convence con su juego, rápidamente se buscan culpables. Y lo cierto es que, haya o no culpables, el Girona ha notado, y sufrido, el terrible bajón de Artem Dovbyk en su faceta goleadora.

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Hasta el partido ante el Sevilla (5-1) en Montilivi de la vigesimoprimera jornada de LaLiga EA Sports, el ucraniano llevaba 14 dianas en su casillero personal, y ocho partidos después, sigue todo igual. A partir de esa fecha, el Girona tan solo ha sumado tres victorias de ocho posibles, ¿casualidad?

PAPEL PROTAGONISTA

Que un delantero lleve casi dos meses sin ‘mojar’ es bastante preocupante. Y más si el equipo está pasando por su peor momento de la temporada. En las primeras 21 jornadas, el conjunto de Míchel convirtió, ni más ni menos, que 51 tantos. Unas cifras de lujo para pelear de tú a tú ante Real Madrid y Barça por el título de LaLiga.

Y Dovbyk fue el gran ‘culpable’ de tal festival goleador. De sus botas nacieron 14 de estas 51 dianas, o lo que es lo mismo, fue el autor de casi un tercio de los goles del Girona en los primeros cuatro meses de competición en Primera División (27%).

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Artem Dovbyk anotó un hat-trick ante el Sevilla y desde entonces, no ha vuelto a ver portería
Dani Barbeito
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Pero tan solo dos meses después, el escenario es completamente distinto: Artem Dovbyk está en busca del gol.

PÓLVORA MOJADA

Que el Girona encadene cuatro partidos sin ganar lejos de Montilivi no es culpa del ucraniano. Pero la falta de gol condiciona a un equipo que, si encaja primero, ha sido incapaz de darle la vuelta al marcador.

A excepción de las únicas tres victorias en estas últimas ocho jornadas, donde Portu (2), Savinho (3) y Tsygankov (1) se echaron el equipo a la espalda, los de Míchel no vieron portería ante la Real (0-0), ni las vio venir en el Bernabéu (4-0), no pudo culminar la remontada en San Mamés (3-2) y no pudo implantar su identidad en Son Moix (1-0) y el Coliseum (1-0).

Así pues, tras el desinfle de su nueve, el Girona apenas ha hecho ocho goles en ocho partidos. Unas cifras algo preocupantes para segundo máximo goleador en la competición (59), y que tiene al Real Madrid a cinco tantos de distancia (64).

MÍCHEL, PARA NADA PREOCUPADO

Decía Míchel en la previa del Getafe – Girona que no andaba preocupado por la sequía goleadora del ucraniano. «Me preocuparía si el equipo no tuviera ocasiones pero no es así». Elogiaba su incansable trabajo con balón, controlándolo de espaldas para descargar de cara y superar la presión, y sin él, siendo el primer hombre en ir hacia arriba a presionar la salida del rival.

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Artem Dovbyk estuvo muy bien custodiado por Djené y Alderete y acabó desesperado
EFE
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Eso sí, está muy bien tener ocasiones, porque significa que el equipo tiene llegada, pero hay que meterla. De eso se trata este deporte. Y Dovbyk necesita reencontrarse con el gol cuánto antes, para recuperar esa confianza que parece haber perdido en estos últimos dos meses.

Ante el Getafe acabó desesperado. Estuvo muy bien custodiado por los centrales, y no pudo sacar nada. Además, falló una gran ocasión en la primera parte para empatar el partido. Un disparo que, dos o tres meses atrás, se hubiera celebrado por todo lo alto, porque hubiera sido gol.

Al final, todo es cuestión de confianza, y Artem Dovbyk todavía tiene cierto margen de maniobra (nueve partidos) para volver a ser clave en un equipo que lo necesita para hacer realidad el objetivo de jugar Champions la temporada que viene.

 

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