“¿Cómo puede ser que los 0km más baratos salgan US$20.000?” La pregunta está hoy en boca de mucha gente que sigue el sector automotor, en momentos en que los precios en general en la Argentina medidos en dólares –desde la indumentaria a los alimentos y la tecnología- se encuentran bajo los reflectores públicos por sus grandes diferencias con otros países.

En efecto, los autos medidos en moneda dura se ubican en un pico histórico producto de la estampida inflacionaria de 2023 y parte de este año, el efecto de la devaluación de diciembre y la caída de la cotización del dólar paralelo en torno a los $1000. ¿Es el único motivo que explica los niveles de precios actuales? Sin dudas, la caída del blue representa una buena parte del impacto visto en el último mes, cuando de febrero a marzo los modelos más accesibles treparon entre US$2000 y US$4000 al hacer la conversión. “Si el blue estuviera en $1500 no se estaría hablando de que hay autos baratos a US$20.000″, argumenta un alto ejecutivo de la industria, subrayando el peso coyuntural de ese factor. Pero la explicación no se reduce a un tema de cotizaciones de los tipos de cambio.

Ante la consulta respectiva, en las automotrices ponen el acento en la presión impositiva a la hora de justificar los valores de los autos. Según datos recopilados por Adefa, la asociación de terminales, la carga impositiva de un vehículo hecho en la Argentina se ubica hoy en el 58,09%, entre la etapa productiva y la comercialización. En el caso de los vehículos comerciales como pick ups y utilitarios, la carga fiscal es del 47,59% (pagan 10,5% de IVA y no 21%).

Si al 58,09% de carga se le añade el impuesto al lujo, ese auto pasa a soportar una presión del 79,9% si cae en la primera categoría del tributo del 20%, y del 104,4% si ingresa dentro del segundo tramo del 35%. En otros términos: si un 0km vale $100, hay que agregarle $79,9 de precio al público por la carga impositiva total en caso de pagar la primera escala del impuesto al lujo, y $104,4 en la segunda categoría.

Impuesto país

En las terminales señalan que la presión impositiva que impacta en los precios de los autos aumentó en los últimos años, cuando se sumó el impuesto PAIS que hoy afecta a las importaciones, y plantean que los tributos que se superponen durante el momento de la producción (ingresos brutos, tasas municipales, impuesto a los débitos y créditos) representan un 11,6% del costo de fabricación de un sedán mediano. En comparación, en Brasil esos impuestos tienen un peso del 7% y en México, del 0%, señalan desde Adefa.

Esa carga, dicen las automotrices, les resta competitividad a la hora de exportar, ya que los reintegros que obtienen los productos exportados no alcanzan a compensar el efecto. La aparición del impuesto PAIS a los productos importados encareció entre 8 y 11 puntos los costos de producción del sector, plantean.

Hay otro factor de coyuntura que encarece los precios, explica una fuente del sector: el seguro de cambio que deben contratar las terminales dado que pueden pagar sus importaciones recién a los seis meses por el cepo cambiario, al momento en que les otorgan acceso a los dólares. En un mercado sin cepo, en el que el flujo de importaciones circula con normalidad y los plazos de pago son menores, ese encarecimiento financiero del orden del 20% que puede costar el seguro desaparece, explican.

A las distorsiones de precios que causan los impuestos y el movimiento del dólar se sumaban en el mercado hasta fin de 2023 los sobreprecios en muchos concesionarios, producto de la escasez de unidades y de una demanda que superaba a la oferta. La brecha cambiaria entre el dólar oficial y el blue también incidía en los valores que podían encontrarse en uno y otro lado. Con la caída de las ventas en el primer trimestre, los efectos de la devaluación y el retroceso del blue, la situación empezó a cambiar: aparecieron los descuentos y los precios tienden a equipararse con las listas oficiales de las automotrices, en la medida que se reducen las demoras en las entregas, observan en el sector.

Según Adefa, los precios de los autos subieron 196,1% entre enero de este año y el mismo mes de 2023, por debajo del nivel general de precios del Indec en el mismo período (254,2% para el IPC total a nivel nacional).

 

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