En un contexto recesivo y de incertidumbre electoral, el cuarto trimestre del año pasado cerró con una caída en el nivel de actividad de 1,9%, respecto del trimestre anterior, y de 1,4% en la comparación interanual. A pesar de ese endeble panorama económico, el desempleo no aumentó, sino que se mantuvo en 5,7%, la misma cifra que había arrojado la medición anterior.

El año completo cerró con 1,6% de caída del producto bruto interno (PBI), pero si se pone la lupa en el aspecto sectorial se puede ver el fuerte impacto que tuvo la sequía, puesto que el agro –el mayor afectado por el clima– cayó 20,2%, mientras que la industria retrocedió 2,1%, el comercio 0,5%, y el transporte y almacenamiento, 0,9%.

Con una nueva señal, el Gobierno ratifica su voluntad de cerrar el 2024 sin déficit financiero

El economista Camilo Tiscornia, director de C&T Asesores Económicos, comentó que lo interesante del comunicado trimestral es que muestra el lado de la demanda, lo que se llama “gasto” –que no exhibe el Estimador Mensual de la Actividad Económica–, donde aparece consumo, inversión, exportaciones e importaciones. “Sobre todo son muy ilustrativos los datos desestacionalizados, que muestran una caída de 1,9% del PBI, con todos los componentes de demanda interna en baja”, agregó el economista.

En efecto, según publicó el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) y detalló Tiscornia, en el cuarto trimestre, la inversión descendió 10,8%; el consumo privado, 1,5% y el consumo público 4,7% (para encontrar una caída mayor hay que remontarse al segundo trimestre de 2020, en plena pandemia, y exceptuando eso hay que ir hasta el año 1993). “Habrá que ver qué sucede con el nuevo gobierno al que, por ahora, con los datos de diciembre, solo lo podemos juzgar por 20 días de ese mes. Hay que esperar los datos completos del primer trimestre de 2024 para tener una idea más clara”, concluyó.

Para el economista Lorenzo Sigaut Gravina, de la consultora Equilibra, el dato del nivel de actividad está en línea con lo que ya anticipaba en su informe correspondiente a diciembre el Estimador Mensual de la Actividad Económica (EMAE), que también publica el Indec. Ahí se proyectaba una caída importante para el cuarto trimestre de 2023. “En ese sentido, la recesión se agravó en diciembre y dejó un arrastre estadístico negativo de un punto, si se toma el cuarto trimestre, y aún mayor si se toma diciembre”, afirmó.

En lo que respecta al año completo, Sigaut Gravina señaló que no solo cayó el PBI, sino que también lo hicieron la inversión (1,9%) y las exportaciones (6,7%). “En contraste, lo positivo es que crecieron las importaciones (2,2%), el consumo privado (1,1%) y el consumo público (1,2%), algo que muestra que a pesar de los menores volúmenes exportados y la menor inversión, como en todo año electoral el Gobierno apostó a seguir importando e incentivando el consumo para tratar de ganar las elecciones, algo que finalmente no logró”, explicó el economista.

El economista Claudio Caprarulo, director de la consultora Analytica, dijo que los indicadores adelantados ya mostraban la contracción del último trimestre del año pero que, igualmente, no deja de ser relevante el desplome de la inversión de casi 11% anual en la serie desestacionalizada. “Si analizamos por sector, la foto es un buen balizamiento de lo que será 2024, con caídas en comercio, industria y construcción, y crecimiento de sectores primarios como agricultura y minas y canteras”, remarcó.

Con un análisis más ampliado en el tiempo, Lautaro Moschet, economista de la fundación Libertad y Progreso, comentó que la actividad económica en el país se encuentra estancada hace más de una década, debido al ahogamiento del sector privado. “Esto se ejemplifica mediante los altos impuestos distorsivos, los controles de capitales y las cambiantes reglas de juego”, destacó.

En consecuencia, según opinó Moschet, la inversión, que es el motor del crecimiento, se diluyó y provocó no solo el estancamiento del PBI, sino también su caída. “Con el cambio de gobierno, el inédito ajuste fiscal y el sinceramiento de precios que habían estado reprimidos durante muchísimo tiempo generaron una fuerte caída en el consumo en los primeros meses del año, provocando que comencemos el 2024 también en caída”, analizó el economista.

Para Moschet, el piso del nivel de actividad que dejó la anterior gestión es tan bajo que hace poco probable plantear un escenario en el cual la Argentina pueda crecer este año. “Sin embargo, si se logra salir del cepo en los próximos meses, el rebote tomará fuerza y, para 2025, el país volverá a un sendero de crecimiento con una macroeconomía mucho más ordenada”, estimó.

El desempleo sigue igual

Al mismo tiempo que dio a conocer el nivel de actividad, el Indec publicó su informe sobre el mercado de trabajo. Al cruzar ambos datos se puede observar que, pese a la caída del PBI, el desempleo no aumentó. Para Agustín Salvia, director del Observatorio de la Deuda Social, de la Universidad Católica Argentina, esto tiene una sola explicación. “Baja el nivel de trabajo asalariado y sube el trabajo por cuenta propia”, sintetizó.

Asimismo, Salvia puso el foco sobre otra cuestión sensible: dentro de esa lógica de menor empleo asalariado, baja también la sobreocupación, es decir que se reducen las horas extras. “En un cuarto trimestre que ya había empezado a ser recesivo, estos factores se reflejaron en menor demanda de mano de obra, pero no se tradujeron en despidos y suspensiones”, enfatizó el especialista.

Esa tendencia, puntualizó Salvia, se mantuvo en enero y febrero de este año, donde se vieron algunas suspensiones, licencias y adelantos de vacaciones, pero, aunque se vio también una reducción de las horas extras, no se observó un escenario de caída importante del nivel de empleo.

En lo que respecta a la comparación del cuarto trimestre de 2023 con igual período de 2022, Salvia dijo que se advierte un aumento del empleo, explicado por el hecho de que los sectores informales crearon más trabajo. “Las familias pobres aumentaron su capacidad de generar ingresos a través de empleos autónomos informales. Esto siguió ocurriendo en los tres últimos meses del año pasado, reduciendo el porcentaje de trabajadores asalariados y aumentando el de cuentapropistas no registrados”, subrayó.

 

Facebook Comments