No sé si es deformación profesional, pero debo reconocer que me declaro fan incondicional de las propuestas publicitarias que año tras año nos propone “Casa Tarradellas” respecto a sus productos.

Más información (Auto)

99479192

Dibujando situaciones familiares y domésticas de fácil reconocimiento y asunción, hoy nos enseña como unas sencillas pizzas pueden pacificar con su simple presencia pequeños conflictos cotidianos.

Este año, la marca de Gurb, nos muestra una niña preciosa y con un acting inusual a su edad, que, amenazada por la madre de quedarse sin cenar si no se duchaba antes y que habiendo anunciado su renuncia a esa cena para no hacerlo, de repente aparece en la mesa, limpia y aseada como la primavera, diciendo a su madre que la quiere pero quejosa de que cuando hizo el renuncio desconocía que hubiese pizza para cenar.

¿Y por qué les cuento esto? Pues porque sin poder evitarlo, cada vez que veo a la niña arrepentida de su precipitada decisión que le impedía degustar su cena preferida, me viene la mente Xavi Hernández que, habiendo tomado, en un momento de convulsión en el club, la precipitada decisión de no seguir, ahora tal vez se sienta como esa criatura, y viendo que inesperadamente, aparecía “pizza”, es decir “buen juego” sobre la mesa, tal vez quiera retroceder en su anuncio y aparecer duchadito para no perderse lo que tanto ha anhelado: El futbol pretendido que tanto tiempo ha estado buscando sin conseguirlo, y que de repente, el horno de la actualidad lo ha puesto inesperadamente ante nuestros ojos sorprendidos, para ser degustado con ilusión.

A la niña, su madre, en un acto de amor y comprensión más que esperable, la acoge y acepta con una cariñosa sonrisa en la mesa, pero… ¿Y a Xavi?

¿Solicitará el de Terrassa que se acepte la renuncia de su precipitada decisión para poder volver a sentarse en la mesa del buen juego, que, como la niña, él no sabía que aparecería cuando decidió esa renuncia?

Pronto lo sabremos, y de hacerlo, también será interesante saber si “Papá” Laporta en este caso, quiere o aún puede aceptar esa rectificación. Sea como fuere, la mesa del F. C. Barcelona es mucho más compleja, y a diferencia de una pizza que puede comerse fría o directamente ni consumirse, la renuncia de nuestro míster activó, como no podía ser de otra manera, todos los resortes necesarios para estudiar con urgencia el quién, el cuándo y el cómo se substituiría el comensal mayor, porque en este caso no se trataba de una torta de pan, sino del futuro de la dirección de nuestro primer equipo, y con él, también del futuro de la estabilidad de la entidad.

¡Vaya final de temporada! Que el mundo del futbol está un poco majara lo sabíamos, pero no más que el mundo de la pizza: Que se elabora redonda, se transporta en una caja cuadrada y se consume en triángulos…

De locos.

 

Facebook Comments