Hasta junio, los precios de los combustibles van a subir al inicio de todos los meses. Hasta ese mes, cada primer día regirá un nuevo aumento del impuesto a los combustibles líquidos (ICL), que las empresas refinadoras –YPF, Shell, Axion y Puma Energy– trasladarán al precio del surtidor. En ese sentido, en abril, el aumento se espera que sea de al menos 5% en naftas y gasoil.

Ese valor representa no solo el aumento del ICL, sino también el traslado del costo de devaluación mensual de 2% que aplica el Banco Central (BCRA). Como las empresas energéticas tienen contratos dolarizados, la devaluación impacta directo en sus estructuras de costos.

Asimismo, las refinadoras podrían aplicar un aumento mayor para ganar rentabilidad y para converger a los precios internacionales, que es el objetivo primordial de YPF. La petrolera con control estatal había comenzado a cerrar la brecha con el valor de paridad de importación (lo que costaría la nafta si se importara el 100%), pero por pedido del Ministerio de Economía, hubo una moderación en los aumentos para no impactar demasiado en el índice de inflación, como admitió ayer el subsecretario de Hidrocarburos, Luis de Ridder.

Actualmente, las empresas refinadoras compran el barril de petróleo a los productores locales a un valor de US$66, mientras que si se tuviese que importar, valdría US$75. Si se cerrase esa brecha de precios, el valor de los combustibles en surtidor debería subir alrededor de 25%, según calculó el economista Nicolás Arceo, director de Economía & Energía (EyE).

Si realmente existiese un libre mercado, como sucede en Estados Unidos, a los productores les convendría exportar todo el petróleo en vez de venderlo más barato en el mercado local. Pero actualmente existen impedimentos legales que obligan a las empresas a abastecer primero el mercado doméstico antes de pedir permiso para exportar. Esta situación, dicen las petroleras, genera que el país se vuelva menos competitivo a la hora de recibir inversiones, ya que compite con otros mercados que tiene más flexibilidades, como Brasil.

En caso de aumentar 5% el precio de los combustibles en abril, el litro de nafta súper de YPF en la Ciudad de Buenos Aires (CABA) subiría de $800 a $840, mientras que la premium pasaría de $990 a $1040.

Desplome de las ventas

Desde diciembre a la fecha, las ventas de combustibles tuvieron un desplome de 17%, según cálculos de la Confederación de Entidades del Comercio de Hidrocarburos y Afines de la República Argentina (Cecha).

En este periodo, los precios de los combustibles se duplicaron luego de la brusca devaluación de diciembre. Con estos aumentos, el precio de la nafta y el gasoil en la Argentina se equiparó al valor de los países vecinos, lo que hizo menos conveniente cargar combustible en el mercado local.

Actualmente, mientras que el litro de nafta en la Argentina cuesta en promedio US$1,09, en Paraguay vale US$0,99; en Chile, US$1,06; en Brasil, US$1,19, y en Uruguay, US$1,41, según cálculos de la consultora EyE.

Por lo tanto, la principal caída de las ventas se dio en ciudades transfronterizas. En Clorinda, Formosa, por ejemplo, el consumo de naftas se derrumbó 55% entre febrero y diciembre. Pero también hubo caídas de 37% en Posadas (Misiones), 15% en Uspallata (Mendoza) y 11% en Concordia (Entre Ríos), según el relevamiento de Cecha.

Sin ser una ciudad transfronteriza, las ventas de combustibles en Rosario (Santa Fe) cayeron alrededor de 20% durante el último mes. Esto se debió a la crisis de inseguridad agravada fuertemente por la violencia del narcotráfico. Luego de que asesinaran a sangre fría al playero Bruno Bussanich, las 90 estaciones de servicio de Rosario decidieron cerrar durante la noche y el servicio funcionó de 6 a 22 en los últimos 10 días.

Las estaciones de servicio describen una situación muy compleja, ya que están recibiendo amenazas telefónicas desde entonces y las obligan a pagar $400.000 por mes o por quincena, si no quieren tener otra situación violenta. Los dueños de las bocas de expendio ya se reunieron con el ministro de Seguridad de Santa Fe y pidieron otra reunión con la ministra nacional, Patricia Bullrich.

Menos premium, más súper

En los últimos tres meses, debido al aumento de los precios de los combustibles y a la caída del poder adquisitivo, se desplomó fuertemente el consumo de nafta premium en un 22,6%, muy por arriba del promedio general.

El volumen de las estaciones de servicio vendido está repartido en promedio en un 55% de naftas y 45% de gasoil (varía según la ubicación de la boca de expendio). En los últimos años, el 70% de los clientes compraba la variante económica (grado 2), mientras que el 30% restante compraba la premium (grado 3). Esta proporción cambió a 80% súper y 20% premium, con los últimos aumentos de precios.

Pese a la suba de 100% de los valores en surtidor en los últimos tres meses, el precio de las naftas en términos constantes se encuentra 7,5% más barato que el promedio de la última década. “En octubre pasado, teníamos el precio de las naftas y el gasoil en términos constantes más baratos de los últimos 30 o 40 años. Esto se revirtió a partir de diciembre, pero los precios de los combustibles está por debajo de su promedio histórico”, dijo Nicolás Arceo, director de EyE.

La caída en las ventas, sin embargo, fue tan abrupta debido al desplome del poder adquisitivo. “Entre 2010 y 2023, el salario medio compraba en promedio 989 litros de combustible por mes. En diciembre, último dato oficial, el salario medio permitía adquirir 735 litros de combustible. La recuperación de precios en términos reales no es tan significativa, pero en términos de poder adquisitivo de la población tiene impacto”, explicó el exsubsecretario de Planificación Económica.

 

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