La península de Reykjanes, ubicada en el suroeste de Islandia, ha sido escenario de una nueva erupción volcánica durante la noche del sábado 16 de marzo de 2024, la cuarta ocurrida desde el pasado mes de diciembre. 

Según ha informado la Oficina Meteorológica de Islandia, la erupción se ha producido en la misma zona que la del pasado 8 de febrero, entre Hagafell y Stóra-Skógfell, abriendo una nueva fisura de aproximadamente 2,9 kilómetros de largo. Allí, el magma se habría estado acumulando desde entonces por debajo de la superficie terrestre hasta elevarse repentinamente a través de la fisura. Por ello, las autoridades sólo pudieron lanzar un aviso 15 minutos antes de la última erupción. 

En consecuencia, la policía y el departamento de protección civil de Islandia han tomado la iniciativa de volver a desalojar a los cerca de 4.000 habitantes de Grindavik, localidad aledaña al lugar de la erupción, que recientemente habían regresado a sus hogares después de que pasados eventos volcánicos destruyeran parte de la ciudad. 

El humo y los flujos de lava que emanan de la fisura han avanzado rápidamente desde la erupción, aunque por el momento la ciudad de Grindavik parece estar a salvo gracias a los muros de contención construidos por las autoridades competentes, que evitan que el magma deteriore infraestructuras como carreteras y tuberías, tal y como ocurrió durante la última erupción del mes de febrero. 

Además, las erupciones en fisuras volcánicas no suelen provocar el mismo tipo de explosiones que aquellas en las que el magma sale por la chimenea central, motivo por el cual no se llegó a emitir una cantidad considerable de ceniza hacia la atmósfera y, por tanto, los vuelos de entrada y salida desde el Aeropuerto Internacional Keflavik, de Reykjavik, y otros aeropuertos regionales no se vieron afectados. 

Aun así, Islandia decretó el estado de emergencia el mismo día de la erupción, que resultó ser la más fuerte de los últimos meses, según los datos recogidos por las autoridades nacionales al sobrevolar la zona. 

¿Por qué las erupciones siguen ocurriendo en reykjanes?

Islandia es reconocida por ser tierra de volcanes, con más de 30 de ellos activos en la actualidad. Esto es así porque está ubicada en la separación entre las placas tectónicas euroasiática y norteamericana, cuyo movimiento provoca actividad sísmica y la acumulación de magma bajo el manto terrestre. 

Uno de estos corredores de magma se encuentra a poca profundidad y pasa justo debajo de la península de Reykjanes, concretamente cerca de la ciudad de Grindavik, una zona dotada de múltiples puntos calientes donde se han formado aperturas con frecuencia desde 2021, tras 800 años de inactividad en el sistema geológico. 

La actual fisura cercana a Grindavik tiene, hasta el momento, tres aperturas activas. Su actividad disminuyó significativamente unas horas después de la erupción a medida que los sismos también apaciguaban, aunque todavía seguían activas la mañana del lunes 18 de marzo. 

Actualmente la lava permanece estable, según ha informado la Oficina Meteorológica de Islandia, pero se encuentra a tan solo un kilómetro de entrar en contacto con el océano en el sur del país. Si este hecho llega a ocurrir, podría desencadenar explosiones y el peligro en la zona sería aumentaría. 

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