En tres o cuatro semanas debería haber fumata blanca. Joan Laporta está ante una de las decisiones más trascendentales de su segundo mandato y todas las cartas están encima de la mesa. Solo un movimiento que nadie espera ya de Nike podría servir para que la empresa norteamericana mantuviera su vinculación con el Barça la próxima temporada. Una jugada que pasaría por realizar un aumento muy importante de las actuales condiciones. De no ser así, la hoja de ruta está prácticamente definida.

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El presidente está convencido de romper con Nike y apostar por la marca propia. BLM (Barça Licensing & Merchandising), área de negocio del club dedicada la producción y comercialización del producto propio, lleva mucho tiempo (más de un año) trabajando en esta posibilidad, así que está todo estudiado. Sus responsables, que han trabajado durísimo durante muchos meses en los que Nike no lo ha puesto fácil, están listos para dar el paso. BLM es el área estratégica más importante en cuanto a facturación del Barça, superando los cien millones en el ejercicio 22-23, pero ha seguido creciendo y las expectativas son muy altas. Sobre todo si se confirma el divorcio con Nike.

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— FC Barcelona (@FCBarcelona_es) 21 de marzo de 2024

La idea, de todas formas, sería que la marca propia sirviera de puente para la llegada de Puma, que sigue apostando muy fuerte para hacer con la camiseta del Barça. De hecho, los alemanes están dispuestos a pagar cien millones de euros de ‘signing bonus’. Incluso, llegado el momento, no descartarían realizar el pago por avanzado durante el periodo puente y mientras no se den las condiciones necesarias para firmar el que sería un contrato histórico.

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Las botas Nike de un futbolista del Barça, frente a las Adidas de un jugador del Espanyol
David Ramírez
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Pero es que, además, firmar con Puma no afectaría en nada al trabajo de BLM, área cuya parcela respetarían al cien por cien, algo que nunca ha hecho Nike. Es decir, los alemanes se quedarían con todas las equipaciones de las secciones profesionales, incluidas sus categorías inferiores, pero BLM mantendría la producción y comercialización del resto de productos como podrían las colecciones retro o la ropa de calle, por poner solo dos ejemplos del amplio abanico de posibilidades. El Barça, así, saldría ganando por partida doble: el nuevo contrato con Puma y la facturación propia.

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Desvincularse de forma amistosa

En este momento, lo único que frena esta operación es la vinculación con Nike y Laporta sabe que, en el caso de romper de forma unilateral se enfrenta a una demanda millonaria. Por mucho que se haya estudiado el contrato y buscado la fórmula para minimizar el impacto de una decisión así, el riesgo cero no existe. Por eso la intención del presidente es desvincularse de forma amistosa y firmar un documento que así lo acredite. Esto solo parece posible si Nike tiene la certeza de que la próxima temporada Puma no se habrá hecho con su territorio. Puede sonar frívolo, pero se está jugando una partida de póker al más alto nivel con las cartas reposando encima del tapete. Solo falta saber si Laporta va, como parece, con un ‘all in’ hacia la marca propia como puente para la llegada de Puma.

 

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