Esta casa está ubicada en una esquina emblemática del barrio Los Troncos, en la ciudad de Mar del Plata. Es un chalet de influencia americana y teja normanda. Construido en 1943, denota una fisonomía apaisada y en “chanfle” respecto del cuarto de manzana que lo envuelve. El terreno de 1.890 m² fue inspiración suficiente para recrear vistas, rincones y espacios de descanso alrededor de esta gran casona.

La propiedad cambiaba de dueños y los nuevos decidieron remodelarla por dentro, dejando la estructura tal cual era, por su buena construcción. La paisajista se encontró entonces con una añosa arboleda de Acer palmatum, cedro azul, lagerstroemias, ginkgos, níspero japonés y un tilo en la entrada de la casa; además, cantidad de arbustos diversos y herbáceas mezcladas en distintos sectores del jardín.

El paisajismo llevó aproximadamente un año y se realizó paralelamente a la remodelación de la casa. Trabajaron en conjunto con la arquitecta, acopiando las plantas existentes hasta que se iban terminado los diversos sectores, momento en que las trasplantaban. Las cercanas a la casa también se trasplantaron, por pedido de los dueños, para que la fachada luzca más “despejada” y lograr mayor amplitud. Cada rincón se transformó en un punto focal, con atención especial en la iluminación de los grandes ejemplares, para destacarlos y resaltar su presencia. A su vez, se idearon cuatro sectores bien definidos que rodean toda la propiedad. Cada sector se configuró a partir de la especie del árbol preexistente, que impuso el estilo del lugar.

SECTOR TROPICAL

La ventana del cuarto principal da a un sector importante del jardín, sombrío, con un inmenso cedro azul y un bosque de Acer palmatum; ellos fueron disparadores para diseñar un jardín tropical circundante a los árboles. Las especies elegidas fueron alocasias, helechos arbóreos, Cyrtomium falcatum, monsteras, philodendros, pitosporum (‘Wheeler’s Dwarf’), Melianthus major, salvias y clivias. Un juego de bancos negros, como fichas de juegos de niños, completan el escenario.

SECTOR DE ENTRADA

Un tilo gigante es el guardián del lugar. Lo acompañaba un gran cantero de agapantos en altura. Se conservó todo, y se instaló una buena iluminación para el tilo y los caminos de entrada y estacionamiento para los autos.

SECTOR DEL JARDÍN PRINCIPAL

Desde el living y el comedor se aprecia el jardín principal, donde un imponente cedro azul atrajo el foco de atención para comenzar a crear esta área. Una gran curva envuelve el jardín, le aporta movimiento e integra los árboles añosos, unificando especies. Allí se plantaron bochas de Pittosporum tobira ‘Wheeler’s Dwarf’ de distintos tamaños y Strelitzia reginae.

Mediante unos flejes de hierro se delimitaron tres rectángulos –que simulan teclas de piano– con buxus que separan los tres Pyrus calleryana ejemplares, marcando su presencia y brindando fuerza al diseño. Los espacios de llenado se conformaron con cubresuelos de hiedras.

Con las plantas acopiadas se realizó un doble cerco de abelias paralelo a las medianeras de la calle, para dar estructura e intimidad al jardín e invitar a recorrerlo mediante un camino interno. El lugar se complementó con un área de descanso con unos bancos “rompecabezas” color negro de hormigón.

SECTOR PILETA

Junto con el estudio de arquitectura, crearon un área más moderna, que combina la privacidad del descanso de la pileta y el área de parrilla, huerta, guardado y ducha. La sutil división de la pared de hormigón con un banco fijo y mesa se acompañó con un cerco de oleas y rosas ‘Iceberg’.

Las galerías a ambos lados de la casa se conectan entre sí. Una mira al jardín principal y la otra mira al sector pileta, donde un living exterior invita a dialogar y descansar. Aquí se conservó el imponente Ginkgo biloba para disfrutar de su follaje y esplendor en invierno. También desde allí se observa la pileta que, con forma irregular, genera un foco de atracción. En este sector se sumó una incipiente huerta.

 

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