El ritual se repite cada año, entre los meses de marzo y abril, cuando el bosque de caldén se estremece con el bramido profundo del ciervo colorado, que parece retumbar en los confines de la naturaleza, listo para luchar por su harén y convertirse en el nuevo macho alfa.

La ceremonia es tan espectacular que se volvió un verdadero atractivo turístico en la Reserva Provincial Parque Luro, área protegida ubicada en el departamento de Toay, a 35 kilómetros al sur de la ciudad de Santa Rosa, capital de La Pampa, que por estos días ofrece a los visitantes la oportunidad única de presenciar la brama de los ciervos acompañados por guías expertos, y de esa manera convertirse en testigos del ritual de cortejo, con una postura desafiante y actitud ganadora para las hembras.

“El bramido es el sonido característico que emiten los machos (similar al balido de un toro) para hacer sentir su presencia, tanto para las hembras como para los otros machos que son competencia a lo largo del periodo de reproducción, que comprende los meses de marzo y abril, una época fascinante y muy intensa donde se lleva a cabo el emocionante arte del cortejo de los ciervos colorados”, cuenta Jorge Briguez, guía de historia y naturaleza de la Reserva Natural Provincial Parque Luro, donde se desempeña desde hace más de 20 años.

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Durante ese tiempo, el área protegida se transforma en un lugar mágico donde se respira y se vive el gran proceso biológico de esta especie que llegó del Viejo Continente hace más de 100 años para quedarse en la región pampeana y propagarse por casi toda la Argentina.

Reconocida por la presencia de animales que viven en libertad en sus bosques de caldén, desde hace algunos años la reserva organiza una visita en plena temporada de brama dedicada a la observación e interpretación de la biología y comportamiento de estos animales en una caminata de dos horas por senderos internos, unos 3000 metros de caminata hasta los miradores apostados sobre elevaciones naturales del terreno, verdaderos puntos panorámicos donde además puede apreciarse la flora y fauna típica del bosque pampeano.

Si bien los recorridos son para ver y escuchar a los ciervos colorados, durante la excursión pueden avistarse otros animales como el jabalí, el gato montés, el zorro gris o el ñandú. También hay zorrinos, pumas y más de 200 especies de aves, como ñandú, águila coronada, flamenco y cisne de cuello negro.

Temporada de avistajes

“En época de brama, el parque se viste de olores fuertes y sonidos potentes que hacen poner los sentidos a flor de piel. Es una actividad que permite tener un contacto único con la naturaleza y activar todos los sentidos”, asegura Briguez.

Los avistajes se realizan de día, bien temprano por la mañana, y a la tarde /noche, con el crepúsculo del atardecer, y según el horario en que se desarrolla la visita, son experiencias distintas.

“Mientras a la mañana se puede ver más, sentir más los aromas de las plantas, el canto de las aves o el comportamiento de las manadas mientras pasean su porte y cornamentas imponentes, el recorrido nocturno es extraordinario porque la vista deja paso a otros sentidos, ya que al caer la noche se agudizan el olfato y el oído”, sigue el guía.

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Sin dudas, el momento de mayor suspenso ocurre cuando se produce el encuentro de los ciervos y comienzan a disputar el territorio, pelean por las hembras en celo. Entonces, en plena ceremonia de cortejo amoroso, el macho emite ese aullido penetrante que se escucha desde lejos. No faltan las peleas con sus cuernos, las corridas, ataques y defensas para lograr su cometido.

La mayor atracción de este majestuoso animal la constituye su cornamenta o astas, formada por una sustancia dura y ósea que está conectada al cráneo, constituyéndose en un verdadero apéndice del hueso frontal. Como dato curioso, a principios de la primavera, el ciervo adulto se desprende de sus astas y desarrolla un nuevo par cada año, algo excepcional, ya que es el único caso en la naturaleza de regeneración de una masa de tejido de tal magnitud.

De esa manera, la temporada de brama se convierte en una ocasión ideal para visitar esta Parque Luro, y conocer un poco más sobre sus habitantes: “Los ciervos colorados tienen un sistema matriarcal, las hembras llevan adelante la especie. ¿Qué significa esto? Que los machos van a donde están las hembras durante su proceso de ovulación y forman un harén que, según su poderío, puede alcanzar hasta 50 hembras. Al ciervo que forma el harén se le llama macho alfa, y es el encargado de defenderlo a capa y espada frente otros machos llamados secundarios. En esa disputa se originan los enfrentamientos, chocan sus cornamentas para medir fuerzas delante de las hembras, que finalmente elegirán con quién reproducirse”, explica el guía.

Desgaste y rotación

En cualquier caso, el macho alfa no podrá mantener su harén por más de siete días, debido al enorme desgaste que le demanda estar todo el tiempo pendiente de las hembras. Es tal su exigencia que durante toda esa semana prácticamente no se alimenta y tampoco duerme, y es capaz de perder el 15 por ciento de su peso, que ronda los 200 kilogramos.

“Es allí donde el macho secundario desbarranca al alfa y se convierte en el nuevo macho alfa, para iniciar el proceso nuevamente. Entonces el antiguo alfa se aleja del harén para descansar, alimentarse y así reponer fuerzas, para luego volver a formar otro harén o dar por finalizado su proceso de reproducción”, agrega Briguez.

@pierpaolosa

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Como la naturaleza es sabia, si bien el macho está preparado para inseminar a todas las hembras del harén, puede llegar a copular máximo con ocho, ya que no todas las hembras ovulan al mismo tiempo. “Es un proceso donde los más fuertes se reproducen primero y comen primero”, amplía el guía.

Para remontarse a la historia, el ciervo colorado es un mamífero rumiante, perteneciente a la familia Cervidae, originario del continente europeo.

Fue introducido en el país en 1905, por don Pedro Luro en el establecimiento San Huberto, hoy Parque Luro, junto al jabalí europeo y los faisanes. Había sido su segunda experiencia luego de intentar introducirlos anteriormente en una isla del Delta sin resultados. Los ejemplares que llegaron al país, todos de muy buena calidad, provenían de la zona de los Cárpatos. Posteriormente, entre los años 1917 y 1922, algunos de esos animales fueron llevados desde allí a la estancia Colluncó, en Neuquén.

Se cuenta que Walt Disney habría estado en persona por esas latitudes, donde conoció a los ciervos colorados y a los huemules, y de aquel encuentro surgió la idea de rodar Bambi, la película de animación dirigida por David Hand y estrenada en 1942, que fue distinguida con tres nominaciones a los premios de la Academia, entre ellos mejor canción por “El amor es una canción”.

La brama es sin dudas un espectáculo natural que supera cualquier ficción.

Datos Útiles

Cómo llegar

La Reserva Provincial Parque Luro está a 35 kilómetros al sur de Santa Rosa, capital pampeana, sobre la RN35. Ofrece alojamiento en cabañas, restaurante y camping.

Salidas de brama

Se realizan durante marzo y abril, de lunes a sábado, en dos turnos, al amanecer y anochecer: 5:30 y 17:30. Incluye desayuno o merienda de recepción.

La actividad dura aproximadamente dos horas. Tarifa: 6500 por persona. Se reserva solo por Whatsapp: (2954) 646908.

 

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