Habría que remontarse casi tres décadas atrás para encontrar un presidente argentino en ejercicio presente en la esquina de Suipacha y Arroyo, donde cada 17 de marzo se conmemora el atentado terrorista que, hace 32 años, demolió la señorial Embajada de Israel en Buenos Aires, y dejó 22 muertos y centenares de heridos.

La seguidilla de ausencias –Carlos Menem estuvo en la primera conmemoración, la de 1993, y Fernando de la Rúa en el octavo aniversario, en 2000– se cortará, si todo sucede de acuerdo a lo previsto, este lunes a las 14.45, fecha y hora de realización del homenaje de este año. El presidente Javier Milei prevé, según confirmaron a LA NACION desde la Casa Rosada, asistir a la conmemoración por el ataque, un paso más en su alianza con el Estado hebreo, embarcado desde hace más de cinco meses en una dura respuesta militar luego del ataque a su territorio del grupo terrorista Hamas, el 7 de octubre pasado.

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“Va a ir”, confirmaron a LA NACION cerca del Jefe de Estado, quien a principios del mes pasado visitó Israel en una gira que lo llevaría, días más tarde, a encontrarse con el Papa Francisco en el Vaticano. Estará acompañado por su hermana, la secretaria General de la Presidencia, Karina Milei, y el portavoz Manuel Adorni.

“Este año, la lucha contra el terrorismo es un claro denominador común en el vínculo bilateral”, explicaron fuentes de la delegación de Israel en Buenos Aires. La referencia es directa: tanto el atentado a la embajada como el de la AMIA, en julio de 1994, son atribuidos a la Jihad Islámica y a Hezbollah, entidades ligadas a Irán al igual que Hamas, y consideradas terroristas por el Gobierno.

Además de prometer la mudanza de la sede de la embajada argentina desde Tel Aviv a Jerusalén, Milei reafirmó en aquel viaje a Israel su condena a Hamas y prometió –aún sin fecha cierta– incluir al grupo con sede en la franja de Gaza en el listado de organizaciones terroristas, donde el gobierno de Mauricio Macri ubicó, a través de la UIF, a Hezbollah, en 2019.

“Es un honor poder estar aquí. Estoy cumpliendo mi promesa de que el primer país que visitaría sería Israel y obviamente vengo a apoyar a Israel contra los terroristas de Hamas”, le dijo entonces Milei al canciller israelí Israel Katz, que lo esperaba en la pista del aeropuerto David Ben Gurion.

Sin dar demasiados detalles del acto, que este año llevará como lema “cuando el terror ataca, la mejor defensa es no olvidar”, desde la organización prevén el discurso del embajador israelí en el país, Eyal Sela, y la palabra de Alberto Kupersmid en representación de sobrevivientes y familiares de las víctimas, para culminar (si todo se da como está previsto) con la palabra del Presidente. También habrá invocaciones religiosas, a cargo del padre Alberto Bochatey y del rabino Axel Wahnish, líder espiritual de Milei y designado embajador argentino en el Estado hebreo.

A diferencia de aniversarios anteriores, no está previsto que ministros israelíes lleguen al país, dada la situación de extrema tensión que se vive en ese país, embarcado en la respuesta militar a Hamas, una respuesta que viene mereciendo críticas de las Naciones Unidas y Estados Unidos, dirigidas a la estrategia del primer ministro Benjamin Netanyahu. Sí estará presente el director de la Cancillería israelí, Jonathan Peled, según confirmaron desde la sede diplomática de Israel en Buenos Aires.

Para Israel, la presencia de Milei, y su renovada condena a Hamas, representa un espaldarazo en esa batalla mediática y política, que acompaña las acciones bélicas. “Se cumplen cinco meses desde el brutal ataque terrorista de Hamas contra el Estado de Israel del 7 de octubre de 2023. Más de mil muertes inocentes y más de doscientos secuestrados –incluyendo varios argentinos– obligan a reafirmar compromiso contra el terrorismo y sus cómplices”, escribió días atrás el diplomático Mariano Caucino, designado como nuevo embajador en la India.

Recordación

“Es varias cosas: primero recordar a mis compañeros muertos en el ataque y mantener la llama prendida de la memoria”, afirmó a este diario Jorge Cohen, sobreviviente del ataque y secretario de prensa de la sede diplomática en el momento de la explosión. Más allá de la condena general que la Corte Suprema hizo sobre la culpabilidad de la Jihad Islámica, la causa judicial que investiga el atentado no tiene detenidos ni condenados, más de tres décadas después.

La presencia de Milei en el acto irá en línea con su acercamiento a Israel, que tiene como dato agregado la designación de su rabino de cabecera, Wahnish, como embajador argentino en Israel, aunque su pliego está –al igual que el de otros cinco embajadores políticos– aún esperando el tratamiento y la aprobación del Senado. El próximo jueves, la Comisión de Acuerdos de la Cámara alta escuchará a Wahnish y los demás postulantes “políticos”, paso previo a la aprobación de sus pliegos.

Varios de los antecesores de Milei en el cargo también estuvieron en Arroyo y Suipacha, pero en varias ocasiones evitaron el convite cuando llegaron a la Casa Rosada. Es que tanto Fernando de la Rúa como Mauricio Macri llegaron a esa conmemoración como jefes de gobierno porteño, mientras que Cristina Kirchner lo hizo como senadora, en 2007, y en representación del entonces presidente Néstor Kirchner. En el caso de la expresidenta, y luego de formar parte de la comisión bicameral legislativa que investigó la autoría y la responsabilidad de ambos atentados, sus posturas políticas la llevaron a tomar progresiva distancia de Israel, incluido el memorándum con Irán, firmado por el entonces canciller Héctor Timerman, en enero de 2013.

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En diciembre de 1999, la Corte Suprema especificó que el ataque se dio a través de “una carga de pentrita y trinitrotolueno que había sido acondicionada en la parte posterior derecha del interior de una camioneta Ford F 100″. En el mismo fallo, la Corte expidió sobre la responsabilidad en el hecho investigado, “atribuyéndosela al grupo terrorista denominado Jihad Islámica, brazo armado del Hezbollah”.

Treinta y dos años después, Milei estará en el lugar del ataque, donde hoy está emplazada una plaza seca como testimonio del horror, que aquella tarde del 17 de marzo de 1992 llegó a pleno centro porteño.

 

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