SAN CARLOS DE BARILOCHE.– La Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) e Invap firmaron la semana pasada en esta ciudad un memorando de entendimiento para explorar en forma conjunta futuras oportunidades de exportación del reactor Carem (Central Argentina de Elementos Modulares) y otros servicios asociados.

El acuerdo –que lleva las firmas de la presidenta de la CNEA, Adriana Serquis, y el gerente general y CEO de Invap, Darío Giussi– se enmarca en un creciente interés global en los pequeños reactores modulares y sus diversas aplicaciones asociadas.

“A nivel mundial está habiendo un renacimiento de la energía nuclear. Se busca triplicar este tipo de energía en diversos países. Y el tipo de reactores que está a la vanguardia de esta tendencia son los reactores modulares de baja y media potencia (SMR por sus siglas en inglés). El nuestro, el Carem, es uno de los más avanzados del mundo. De hecho, es el más avanzado del mundo occidental”, afirma a LA NACION Sol Pedre, doctora en ciencias de la computación y gerenta de área Carem en la CNEA.

Un reciente informe de la Nuclear Energy Agency, la agencia nuclear de la Organisation for Economic Co-operation and Development (OECD), compara 21 proyectos a nivel mundial y el de la Argentina está entre los más avanzados en construcción, junto con otros dos en China y Rusia.

“Estamos muy bien posicionados para esta ventana comercial: los que van a poder captar una buena parte de ese mercado son los que puedan poner en marcha el primer reactor demostrador antes de 2030. Actualmente, competidores como Estados Unidos e Inglaterra no están ni siquiera en etapa de construcción. La oportunidad y la ventaja que tenemos es enorme, por eso apostamos por la sinergia”, añade Pedre.

Por la posibilidad que brindan de ir incrementando la capacidad eléctrica a partir de módulos (sin necesidad de montar una central eléctrica grande), este tipo de reactores pequeños tiene mucho potencial en los países denominados newcomers, aquellos que hoy no poseen energía nuclear y que tienen redes eléctricas pequeñas, como algunas naciones en África e incluso en América Latina, como el caso de Bolivia.

“Hemos tenido mucho contacto con ese tipo de países y el mercado es atractivo. Por eso es muy importante la relación con Invap, porque tiene la experiencia de exportar reactores nucleares, aunque no son de potencia, a países como Australia, Holanda, Argelia, Egipto y Perú. La idea es potenciar las capacidades”, asegura Pedre sobre el acuerdo.

A partir de ahora, ambas instituciones trabajarán de manera conjunta en la prospección, exploración, desarrollo y explotación de oportunidades comerciales referidas al Carem y otras plantas nucleoeléctricas, sus componentes, ingeniería y servicios asociados y/o conexos.

Características del reactor

El reactor Carem, desarrollado por la CNEA, es el primer reactor nuclear de potencia íntegramente diseñado en la Argentina. Con este avance, el país se perfila como uno de los líderes mundiales en el segmento de reactores modulares de baja y media potencia, que tienen una gran proyección para el abastecimiento eléctrico de zonas alejadas de los grandes centros urbanos o de polos fabriles e industriales con alto consumo de energía (incluyendo la capacidad de alimentar plantas de desalinización de agua de mar).

El prototipo está siendo construido en Lima, provincia de Buenos Aires. El edificio que lo contendrá comprende una superficie de 18.500 m2, de los cuales alrededor de 14.000 m2 corresponden al llamado “módulo nuclear”, el sector que incluye la contención del reactor, la sala de control y todos los sistemas de seguridad y de operación de la central.

La obra civil comenzó el 8 de febrero de 2014: en ese momento, el Carem se constituyó como el primer SMR del mundo en estar oficialmente en construcción. La idea es que el prototipo esté en marcha entre 2028 y 2030.

Esta primera versión de los reactores tipo Carem será capaz de generar 32 megavatios eléctricos. “Con esa central chiquita, que está al lado de Atucha I y II, demostramos la capacidad de hacer una central nuclear de potencia de diseño argentino y que se puede escalar. Una central de ese tamaño abastece a una ciudad de 150.000 habitantes sin problemas. Y hay muchos interesados en ese tipo de reactores. Hemos tenido reuniones con Indonesia, por ejemplo, que está compuesta de miles de islas: el costo de abastecer esas islas con diesel es enorme. Un reactor pequeño como el Carem ocupa 50×20 metros”, dice la gerenta de área.

En paralelo al desarrollo del prototipo, la CNEA avanza en el diseño conceptual del que será el módulo comercial del Carem, que tendrá una potencia mayor (entre 100 y 120 MWe) y sería la base de una central multirreactor que permitirá alcanzar costos muy competitivos para el mercado internacional.

Además de Invap, la CNEA viene trabajando con la empresa estatal Nucleoeléctrica Argentina (NASA) –a cargo de la operación de las tres centrales nucleares en funcionamiento en el país, Atucha I, Atucha II y Embalse– para la siguiente etapa del reactor prototipo, que consiste en el montaje, la puesta en marcha y operación.

“El sector nuclear argentino tiene muchos hitos, pero tener un reactor nuclear de potencia es un hito fundamental y cualitativo. Además de los países interesados, lo que atrae este tipo de desarrollo son empresas interesadas. Por eso no solo se busca exportar el reactor completo, sino también servicios y productos”, suma Pedre.

La extensión de la vida útil de la central de Embalse, en Córdoba, está entre los ejemplos de experiencia ganada en ese campo: los tubos de presión que se desarrollaron para ese proceso se exportan hoy a Canadá y a India, entre otros destinos.

“Como en otras oportunidades, la propiedad y la arquitectura de Carem es de la Argentina. En este tipo de proyectos, dependiendo del nivel industrial del país al que se vende, se incorporan más o menos componentes fabricados en el país. Eso se llama localización. Pero elementos como el combustible y componentes metalmecánicos calificados del reactor se fabricarían en la Argentina”, explica Pedre.

Precio competitivo

Aunque el precio de este tipo de reactores se mantiene “en secreto” en el comienzo de la exploración comercial (son “varios miles de millones de dólares”), desde la CNEA advierten que el reactor de potencia Carem es “muy competitivo”.

Pensando en que el espacio disponible para energía hidroeléctrica es escaso y que los costos de transportar electricidad con cables de cobre son altos, apostar por la energía nuclear como la Argentina lo viene haciendo desde hace décadas parece acertado.

“Lo que pasó, además, es que hace tres o cuatro años el interés por este tipo de reactores pequeños explotó, principalmente porque son inherentemente más seguros y sirven para muchos países que hoy no tienen energía nuclear. A veces, un poco de suerte hay que tener, aunque sobre la base de 70 años de desarrollo nuclear en la Argentina. La idea es no desaprovechar el guiño que nos dio el destino”, se ríe y se entusiasma Pedre.

 

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