Los newsletters y los blogs están teniendo un renacer. En busca de alternativas a lo efímero y acotado de los intercambios por redes sociales, muchos encontramos en estos escritos más largos un modo de conectar en profundidad con nuestros públicos: clientes, alumnos, lectores, colegas o sea quien sea que lea del otro lado. Sin embargo, solemos caer en trampas comunes: somos repetitivos, no somos concisos, el soliloquio gira alrededor de nuestro ombligo y solemos olvidarnos de lo más importante: debemos construir un diálogo con ese otro a quien nos estamos dirigiendo.

Ignorancia crítica: la mejor defensa contra la sobreinformación

Seth Godin escribe uno de los blogs de marketing más populares del mundo. Cuenta con más de 8500 publicaciones que entrega diariamente desde hace más de 20 años. Además tiene 20 libros bestsellers y es un experto global en liderazgo y marketing. El domingo pasado escuché una conversación que tuvo con Tim Ferriss para su podcast. Algunas de las ideas que compartió, me están haciendo repensar cada cosa que escribo. Primera, para que un blog funcione, debe copiarse de lo que hacen los buenos libros de comics. “Un buen comic funciona porque algo pasa entre las viñetas. En la primera viñeta Superman percibe un peligro, en la segunda lo vemos con el villano, pero no lo vemos yendo de la primera escena a la segunda: eso pasa en nuestro cerebro”. Las libros malos de comics muestran muchas más viñetas y tratan de explicar y mostrar todo lo que sucede, no le permiten al lector hacer la conexión. Lo mismo, dice Godin, pasa con los blogs. “Voy a escribir esta oración aquí y luego voy a saltar a este otro tema. Y vos, lector, tenés que averiguar cómo llegar ahí, y al hacerlo, vos crecés, vos explorás, vos tenés una voz en este diálogo y no soy solo yo hablando”, explica. De esta manera lo que le ofrecemos al lector es una provocación, una idea y no entregamos recetas ni respuestas. Un buen posteo siembra preguntas, al escribir alumbramos algunos senderos, pero por momentos también quitamos la linterna para dar espacio para quien lee pueda buscar su propio camino.

Un buen posteo no debe buscar ser 100% original. Las personas no esperan tanto cada día, pero sí esperan algo: la consistencia, que se cumpla el pacto de aparecer tal día a tal hora. Aparecer, aunque sea contando una racha de falta de inspiración, construye mucho más comunidad que buscar la supuesta perfección. “Un buen blog no se trata necesariamente de un contenido excepcional, sino de contarle a las personas algo que quizás ya sabían, pero de una forma tal que sientan la urgencia de contárselo a sus amigos porque creen que les va a servir”, describe el experto. No todos tenemos la pericia de Godin, pero hay algo que todos podemos hacer: no subestimar a nuestro lector y dejar que haga su parte del trabajo para que juntos armemos el blog perfecto.

 

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