El partido de ida de cuartos de final de la Champions League en el Parque de los Príncipes estará condicionado por una gran ausencia. Achraf Hakimi, uno de los mejores jugadores del PSG, no podrá ocupar el lateral derecho contra el FC Barcelona por acumulación de tarjetas. Luis Enrique tiene varias opciones para sustituirle, pero a medida que pasan los días, todo indica que el asturiano ya tiene al elegido en mente.
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Sin el marroquí, la banda derecha del cuadro galo pierde mucha fuerza. Junto a Ousmane Dembélé, uno de los futbolistas más desequilibrantes del planeta, conforman un dúo letal. En ataque son dos aviones: rápidos, con desborde y con una capacidad imparable para llegar a línea de fondo.
Durante la Copa África, Luis Enrique sobrevivió a no poder contar con Hakimi. Se perdió cuatro partidos, en los que lo sustituyeron Warren Zaïre-Emery y Carlos Soler, dos veces cada uno. El último precedente sin el marroquí sobre el verde fue el pasado 13 de marzo, en el choque de cuartos de final de Copa contra el Niza (3-1), en el que el joven francés fue, de nuevo, el elegido para ocupar el lateral derecho.
«ME SIENTO BIEN EN EL LATERAL DERECHO Y EL CENTRO DEL CAMPO»
Todo indica que el futbolista de 18 años, actualmente concentrado con la selección gala, será el encargado de asumir la responsabilidad. Preguntado por la posibilidad de actuar de lateral derecho con el PSG en una rueda de prensa en Clairefontaine, lo dejó bien claro. “Creo que todos los grandes jugadores deben tener la capacidad de adaptarse. Me siento bien tanto en el lateral derecho como en el centro del campo y lo doy todo, juegue donde juegue”.
Zaïre-Emery ha demostrado por activa y por pasiva que no le afecta la presión. No le pesa ser visto como el sucesor de Verratti, tampoco ser el último gran proyecto de la cantera del PSG, mucho menos que un entrenador de la talla de Luis Enrique decidiera darle las llaves del centro del campo del equipo desde su llegada.
PERSONALIDAD Y POLIVALENCIA
Muestra personalidad, no se esconde, tampoco de jugar en posiciones no tan naturales para él como la de centrocampista. Con todo eso y su talento, encandiló a Luis Enrique, que siempre ha destacado su potencial y polivalencia. Le dio muchos minutos desde que llegó, hasta convertirlo en uno de los intocables del equipo.
Llegó al PSG con ocho años y es uno de los ídolos de la afición. En un vestuario plagado de estrellas, pero que no tienen ninguno vínculo emocional, se necesitan jugadores de este perfil, con amor por los colores. Hace unos años miraba a sus ídolos desde la grada del Parque de los Príncipes. Ahora juega al fútbol con ellos, al más alto nivel.
