Doman Makuc encaró la pretemporada el pasado verano con la seguridad de haber superado sus miedos y sus dudas para ganarse la renovación y adquirir por fin un peso específico llamado a ser mucho mayor tras la controvertida rescisión del contrato de Luka Cindric.
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Sin el croata y en teoría con el catalán Pol Valera como rival en la posición de central, al esloveno le esperaba el papel de referente del equipo en la creación. De hecho, había tenido que vivir una larga travesía por el desierto que estuvo a punto de acabar con su etapa como azulgrana.
Otro acierto
Fichado por el gran tándem que formaban David Barrufet en la dirección deportiva y por Xavi Pascual en el banquillo como opción de futuro a imagen y semejanza que Dika Mem en 2016, Makuc llegó al Barça en 2020 procedente del Celje con 20 años recién cumplidos.
Con referentes como Aron Palmarsson, Luka Cindric o el genio Raúl Entrerríos en la posición de central, el esloveno fue dando pasos adelante, pero no terminaba de explotar y en la temporada 2022-23 no terminó de mostrarse sólido con demasiadas pérdidas trufadas entre acciones de auténtico mago.
Tanto, que Carlos Ortega estaba por la labor de que no siguiese más allá de 2024 e incluso lo situó como lateral en un movimiento extraordinario. Makuc fue ganando confianza hasta el punto de convertirse en una pieza clave en ataque y ganarse la renovación hasta 2026.
Enorme ‘mazazo’
Era su momento. Sin embargo, el 15 de agosto de 2023 en el primer partido del verano sufrió una gravísima lesión ante la Vojvodina. En una transición defensiva se rompió de manera fortuita el ligamento lateral externo y el ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda. ¡De nueve a doce meses de baja!
Lo pasó realmente mal Makuc, un tipo extrovertido y la normalidad absoluta en el trato directo. Sin embargo, pocos días después de pasar por el quirófano reapareció en público con unas declaraciones que marcarían su leitmotiv en las semanas y meses siguientes: «Quiero volver más fuerte y más preparado que nunca», reiteró.
Optimismo y trabajo
El balcánico se puso manos a la obra, consciente de que una mejoría física podría permitirle dar un paso adelante definitivo. Amante del gimnasio, Makuc se vacía día tras día con las pesas y con los ejercicios sin pelota en la sala adyacente a la pista de entrenamiento en la Ciutat Esportiva.
Los resultados son impresionantes. Desde su llegada al Barça en 2020, el polivalente ex del Celje ha ganado en torno a ocho kilos de peso de la manera más dinámica posible y en los últimos meses ha centrado su trabajo en ganar fuerza.
Más cerca
El primer premio lo recibirá en los próximos días con su regreso a la pista de manera progresiva en los entrenamientos. De todas formas, apenas se han cumplido siete meses y medio desde su operación y el tiempo de baja más optimista se cifró en nueve meses.
Es decir, que podría llegar a la Final a Ocho de la Copa del Rey del primer fin de semana de junio y a una hipotética Final a Cuatro de la Champions, pero lo haría sin ritmo y tanto él como los servicios médicos del club no están por la labor de arriesgar tanto para ganar poco.
Mientras suenan con fuerza operaciones importantes para el verano de 2025 como el ansiado posible regreso del sensacional pivote galo Ludovic Fàbregas (Telekom Veszprém) o la posible llegada del meta islandés Viktor Gisli Hallgrimsson (HBC Nantes) o del canterano azulgrana Dani Fernández (extremo izquierdo del Stuttgart) tal y como avanzó Catalunya Ràdio y ha podido conformar SPORT, 2024 será sinónimo de pocos cambios.
Con cuatro meses por delante hasta el inicio de la próxima temporada, el central podrá adquirir la forma ideal para convertirse en el jugador que necesitan el Barça y Ortega. Eso sí, antes están los Juegos de París, Eslovenia está clasificada y Uros Zorman cuenta con una pléyade de centrales de gran nivel como Dean Bombac, Miha Zarabec, Stas Skube, Mitja Janc (el hermano de Blaz) o el polivalente Aleks Vlah. ¿Tendría opciones Makuc?
