La decisión de anunciar a Ariel Lijo y a Manuel García-Mansilla como los candidatos del Poder Ejecutivo a la Corte Suprema se tomó en la mesa chica de Javier Milei con extrema discreción. Sorprendió, incluso, a los funcionarios que, deberán buscar los acuerdos en la oposición para que los pliegos consigan dos tercios de los votos en el Senado, un trámite en el que naturalmente tienen fuerte injerencia los gobernadores.

Ni la vicepresidenta, Victoria Villarruel (que tiene que buscar los votos en la Cámara alta), ni el ministro del área, Mariano Cúneo Libarona, participaron de la decisión de abrir el frente por los casilleros en el máximo tribunal en este momento. El ministro de Justicia, incluso, pretendía buscar una candidata mujer para llenar la vacante que dejó Elena Highton de Nolasco. Y el ministro del Interior, Guillermo Francos, no tenía previsto incluir la discusión por las vacantes en la Corte en su agenda de negociaciones con los mandatarios provinciales, que ya es bastante densa con la discusión por la ley Bases y el paquete fiscal.

Pese a que el anuncio, por su contenido y su timing, llamó la atención en propios y ajenos, en la Casa Rosada aseguran que el anuncio de Milei no fue un “piletazo” impulsivo para sacudir el tablero. Se muestran confiados en que el pliego de Lijo va a reunir el apoyo de los gobernadores peronistas. “Por la información que tenemos, entendemos que hoy entre los senadores del peronismo debería haber buena voluntad”, dijo un colaborador del Presidente. “Lijo tiene buen vínculo con los gobernadores, especialmente los del PJ, lo más probable es que los votos estén”, se confió.

Lijo, juez federal de Comodoro Py, tiene mucha influencia en el fuero federal porteño y vio pasar por su juzgado un historial de causas de alto voltaje político. Es un actor central de Ajufe, la asociación que nuclea a los jueces federales, y acumuló denuncias por los movimientos patrimoniales de su hermano, Alfredo “Freddy” Lijo, un reconocido operador judicial. Pese a que forma parte del poder permanente, Milei -que es muy medido en sus cuestionamientos a la Justicia- no lo catalogó como miembro de la “casta” y por el contrario, lo promovió en su carrera.

Con respecto a García-Mansilla, el Gobierno pretende que sea el reemplazante de Juan Carlos Maqueda, que cumple 75 años en diciembre y debe jubilarse. Cerca de Milei destacan su perfil liberal y subrayan que este jurista, que es decano de la facultad de Derecho de la Universidad Austral, sintoniza fuertemente con el ideario del gobierno libertario. Ese es, en definitiva, el principal interés de la Casa Rosada, que por eso anticipó el nombre del candidato nueve meses antes. “Creemos que la propuesta de esos dos nombres es equilibrada”, dicen en la Casa Rosada.

Cambiar el eje de poder

A solo cien días de gestión, Milei interpreta que la Corte Suprema actual no le dará el aire que esperaba para poder avanzar con sus reformas ultraliberales. Si bien el asunto judicial no es de su especial interés -el Presidente prefiere abocarse a las cuestiones de la macroeconomía- el jefe de Estado se convenció del plan y la información que le acercaron algunos de sus asesores para cambiar el eje de poder en el máximo tribunal y no lo demoró.

Lijo es un protegido del juez supremo Ricardo Lorenzetti, que está enemistado con el presidente de la Corte, Horacio Rosatti. Si el pliego de Lijo prospera en el máximo tribunal se podría crear un nuevo núcleo de poder que aisle a Rosatti. Y también se podría imponer una impronta más emparentada con el ideario liberal, encarnado en García-Mansilla y Carlos Rosenkrantz, nombrado durante la gestión de Mauricio Macri.

Tal como reveló LA NACION, Lijo acompañó a Lorenzetti en las visitas a varias provincias para la presentación de su libro El enemigo ambiental. En algunas ciudades del interior, el juez de la Corte lo reunió con gobernadores, de forma de juntar avales de cara a una eventual postulación del juez federal en el Senado.

De todo esto, se especulaba hoy en Balcarce 50, Milei conversó este jueves con Villarruel en el desayuno a solas que mantuvieron en la Casa Rosada mientras en otro salón se celebraba la reunión de todos los ministros encabezada por el jefe de Gabinete, Nicolás Posse.

De todas formas, en el Gobierno aseguran que no apurarán los tiempos para que el trámite avance. En principio, el ministerio de Justicia debe elaborar los pliegos con los antecedentes de los candidatos para remitirlos al Senado. Además, Milei debe modificar el Decreto 222/2003 para que los trámites de designación de jueces de la Corte comiencen antes de que se haga efectiva la vacante a cubrir.

“Todo el trámite puede demandar cuatro meses, por eso había que empezar antes”, explican cerca de Milei en alusión a la vacante que se abrirá en diciembre con la jubilación de Maqueda. Pese a que alguna vez se especuló en La Libertad Avanza, para Milei dejó de ser prioridad aumentar los miembros de la Corte Suprema. “Lo importante ahora es tener una Corte integrada”, dicen ahora en Balcarce 50.

 

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