Sebastien Haller es un caso -uno más- de resiliencia entre los deportistas de élite. El delantero de Borussia Dortmund (Alemania) se recuperó de un cáncer testicular y marcó el gol que le dio la última Copa África a Costa de Marfil, el seleccionado que adoptó gracias a los genes maternos tras competir en juveniles con la camiseta de Francia. Tras dos operaciones exitosas para removerle el tumor, y varias sesiones de quimioterapia que lo dejaron casi sin energía para moverse, el delantero de 29 años dio una entrevista a The Athletic en la que habló de todo: “El cáncer es una palabra fuerte y asusta a todos. Nadie quiere tenerlo, pero una vez que te lo diagnostican tenés más conocimiento sobre él”, contó el futbolista.

Haller evocó lo que le ocurrió apenas unas semanas después de concretada su transferencia desde Ajax, de Países Bajos, a Dortmund, adonde llegaba para reemplazar a Erling Braut Haaland, vendido a Manchester City. Era agosto de 2022 y en los partidos y entrenamientos de pretemporada el francés acusaba un persistente dolor en el abdomen. “Hablé del tema varias veces con mi fisioterapeuta. Intentamos cosas diferentes, pero nunca se fue. Les pregunté a los médicos del equipo si era posible hacerme un ecocardiograma. Allí vieron que había algo que presionaba a mi abdomen”. Era un tumor testicular, y el diagnóstico llegaría con más estudios.

El resumen de la final de la Copa África y el inolvidable gol de Haller

Haller continuó con su testimonio: “Me hicieron una resonancia magnética y al día siguiente encontraron el tumor. Necesitaban saber si era maligno o benigno. Lo hicimos después de un entrenamiento y luego de 30 segundos el doctor dijo: ‘Tenés que operarte entre hoy y mañana’”. Haller entró al quirófano y removieron la lesión. Luego sobrevino la quimioterapia: sesiones de cinco días en el hospital. “Los últimos dos días fueron los más fuertes en términos de los efectos colaterales. Luego, 48 horas de espera y más tarde, dos horas y media de manejo a casa, de noche. Eso fue la peor parte. Y cuando llegás a tu casa son las 2 de la mañana. Es difícil mantenerte parado, sólo querés quedarte en tu cama. Pero mi fisioterapeuta ya había preparado las sesiones de entrenamiento para la mañana siguiente. Iba igual, aunque no me sintiera bien. Haría lo que pudiera. Y ahí estaba: corriendo con peso encima, porque eso era saludable para mi cuerpo”, narró Haller en la nota con The Athletic.

Sobre las consecuencias emocionales de la enfermedad -de la que está curado gracias a una segunda intervención quirúrgica exitosa para remover cualquier vestigio que hubiera quedado en su cuerpo-, Haller precisó: “Sin darte cuenta, te transformás en otra persona. Tratás de comportarte de la mejor forma posible, pero estás sufriendo. La gente a tu alrededor intenta esconder su tristeza y también sus emociones, pero es difícil. Te hacés menos paciente, más iracundo y más emocional. Cuando todo el mundo intenta esconder lo que le pasa y cambia la forma en la que actúa se hace complicado: la comunicación es todo”, sentenció.

Haller, después de su segunda operación de cáncer

El delantero les permitió a las cámaras de Canal+ meterse en su intimidad y filmar en primera persona el transcurso de su enfermedad. El resultado es un documental, llamado “La lucha de Haller”. “Recibí mensajes de la gente diciéndome que por mi experiencia se chequearon y descubrieron que tenían algo”, recordó el artillero marfileño nacido en Ris-Orangis, Francia. “Estoy increíblemente orgulloso de saber que ayudé al menos a una persona”, se congratuló. Y agregó: “Por esto hice el documental: quería mostrar mi vida normal, aún cuando estuviera enfermo. Todos podemos enfermarnos, pero necesitamos pararnos cuando nos caemos, recibir ayuda de nuestras familias y amigos y disfrutar cada momento que podamos”.

Después de las operaciones y, ya recuperado, Haller vivió otra situación traumática. Esta vez, deportiva. En el 2-2 ante Mainz de la última fecha de la Bundesliga pasada, el delantero falló un penal. Ese resultado condenó a los de Dortmund al segundo puesto, porque un agónico tanto de Jamal Musiala le dio el título a Bayern Munich por diferencia de gol: “Fue la peor decepción que tuve en el fútbol. Fue incluso más difícil de aceptar que mi enfermedad, porque yo pude haber cambiado la historia. No fui solamente una víctima, sino un actor. ¡Fue tan doloroso!”, recordó. Y les agradeció a sus seres más queridos: “En momentos como aquél te das cuenta de lo afortunado y bendecido que estás por tener una familia y amigos cerca tuyo. Si hubiera estado solo, probablemente me hubiera quedado inmóvil en la cancha por una semana”, confesó.

Luego, Haller contó por qué cambió de nacionalidad y dejó de representar a Francia para calzarse la camiseta de Costa de Marfil, el país de su madre: “Había representado a Francia en todas las categorías juveniles”, contó el delantero en la entrevista con The Athletic. Y añadió: “Cuando llegué a ser profesional algunas personas me dijeron que podría jugar para Costa de Marfil, pero muchas cosas eran inestables, y cuando empezás tu carrera es difícil tomar una decisión tan importante”, recordó. Y continuó con el relato: “Cuando estuve en West Ham, no había jugado para Francia por algunos años. Hablé con el entrenador de entonces de Costa de Marfil (Patrice Beaumelle), quien me quería para su equipo. Como padre que soy, quería estar más cerca de mis orígenes marfileños, así que me dije: ‘Quizás éste sea el momento. Las cosas están cambiando. Puedo serle útil a este equipo. Y, por qué no, ganar algo. Podría ser una historia maravillosa’”.

El sueño de jugar en la Copa África de 2024 se transformó en pesadilla: Haller llegó al torneo lesionado y le impusieron un régimen estricto de entrenamientos para acelerar su recuperación. El plan era que estuviera disponible para la fase eliminatoria, organizado por la mismísima Costa de Marfil. El local casi se queda afuera en la fase de grupos, luego de una catastrófica derrota con Guinea Ecuatorial. Un triunfo de Marruecos lo puso en la siguiente fase, casi por la ventana. Haller recordó aquellos días de comienzos de año: “Me pasé todo el torneo entre desayunos, tratamientos, gimnasio, tratamientos, gimnasio. Terminaba cada día a la 1 de la mañana por todo este trabajo. Fue una pesadilla, porque pensás que nada se da como querés. Llegás, estás lesionado, no podés jugar y vas a quedar eliminado. Era una enorme pérdida de energía y tiempo para mucha gente. E incluso dinero para algunos. Un sueño que se esfumaba”.

Sin embargo, Costa de Marfil ingresó por la ventana a la etapa decisiva del torneo. El público apoyó y llegaron a la final. Allí, en el partido decisivo, Haller terminó de firmar su historia de superación con un gol inolvidable, que supuso el 2-1 en la final contra Nigeria; un grito que significó un título. “Es el destino. Podemos intentar explicarlo, pero la verdad es que no controlamos nada”, concluyó en la entrevista con The Athletic.

 

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