En el corazón del invierno de Nashville, Victor Sharrah, de 59 años, despertó a una realidad que parecía sacada de una película de terror. Lo que comenzó como un día ordinario rápidamente se convirtió en una pesadilla cuando las caras de su compañero de cuarto y su novia se transformaron ante sus ojos en visiones grotescas, con sonrisas distorsionadas, ojos alargados y cicatrices profundas. 

Sharrah sintió que delante tenía unos demonios, pero no era así. Estaba sumergiéndose en una condición poco común conocida como prosopometamorfopsia (PMO). Esta enfermedad altera la percepción de los rostros, deformándolos de manera predecible sin afectar otros objetos o partes del cuerpo.

¿Qué es la prosopometamorfopsia (PMO)?

A diferencia de la «ceguera facial», que impide el reconocimiento de caras, la PMO distorsiona las caras de manera específica, a menudo de formas alarmantes. Sharrah narra cómo las personas pueden presentarse con media cara torcida, ojos desorbitados, o incluso rostros que recuerdan a dragones o cabezas de pescado. La lucha contra esta visión alterada le ha costado la cercanía con las personas, a pesar de entender que se trata de un trastorno neurológico.

Los relatos de quienes viven con PMO son variados y a menudo inquietantes. Desde ver un ojo deslizándose por la mejilla hasta percibir rostros que cambian caleidoscópicamente, estos testimonios subrayan la complejidad y la rareza de la condición.

Hasta la fecha, se han documentado solo 81 casos en la literatura médica, aunque se sospecha que hay muchos más sin diagnosticar. La confusión con trastornos psiquiátricos es común, llevando a diagnósticos erróneos y tratamientos inadecuados.

El caso de Sharrah es particularmente conmovedor, pues su lucha con la enfermedad se entrelaza con un pasado marcado por el trastorno bipolar y el estrés postraumático. Su valiente decisión de compartir sus síntomas en un grupo de apoyo en Facebook le conectó con Catherine Morris, una voluntaria con experiencia en distorsiones visuales. Juntos, descubrieron que ciertos colores de luz podían aliviar las distorsiones, un hallazgo que resultó ser un rayo de esperanza para Sharrah.

El trabajo de Morris y Sharrah destaca la importancia de la colaboración y el apoyo comunitario en el manejo de condiciones raras. La intervención con luces de colores y el uso de lentes tintados de verde han demostrado ser medidas efectivas para mitigar los síntomas de la PMO. Estos descubrimientos abren nuevas vías de tratamiento y ofrecen una luz de esperanza para aquellos que viven en un mundo visualmente distorsionado.

El compromiso de Sharrah con la investigación sobre la PMO en el laboratorio de Dartmouth es un testimonio de su determinación por encontrar soluciones y educar al público sobre este trastorno poco conocido. Su historia subraya la necesidad crítica de un mayor conocimiento y comprensión de la PMO, no solo para evitar diagnósticos erróneos sino también para mejorar la calidad de vida de quienes viven con esta condición.

Un rayo de esperanza

La prosopometamorfopsia no solo desafía nuestra percepción de la realidad, sino que también plantea preguntas profundas sobre la naturaleza de la visión y la identidad. 

A través de la valentía y la resiliencia de individuos como Sharrah, y el apoyo de investigadores y comunidades en línea, se arroja luz sobre esta oscura condición, ofreciendo esperanza y comprensión a aquellos que enfrentan el mundo a través de una lente distorsionada. La lucha contra la PMO es un recordatorio de la fortaleza humana y la importancia de la empatía en nuestro viaje compartido a través de los misterios del cerebro humano.

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