La función del viernes de Bossi Live Comedy no fue una más, no solo porque marcó el regreso de Martín Bossi a la Avenida Corrientes tras una exitosa temporada en Mar del Plata, sino porque contó con la presencia de Carlos Perciavalle; una presencia a la que el imitador le sacó rédito arriba del escenario.

El humorista uruguayo asistió junto a su flamante marido, Jimmy Castilhos, al Teatro Metropolitan, la misma sala en la que 40 años atrás protagonizó La jaula de las locas y Cabaret, dos de los mayores éxitos teatrales de la década del 80.

Cuando el protagonista lo presentó, el público lo aplaudió de pie y Perciavalle se emocionó hasta las lágrimas. Pero eso no fue todo: el actor vivió una noche de emoción en la que se rió ante la imitación que realizó Bossi sobre sus recordados monólogos “telefónicos”. Pero, además, cantó, bailó y hasta se animó sin pudores a besar apasionadamente durante casi un minuto a su joven y flamante amor, a pedido de Bossi frente a los casi mil espectadores que colmaban la sala.

La emoción que Perciavalle sintió el viernes por la noche fue el corolario de una semana signada por las emociones fuertes. El jueves, en medio del diluvio que azotaba a la ciudad de Buenos Aires, el actor cumplió con su palabra y se acercó al centro de rehabilitación donde se encuentra internado su amigo y excompañero de andanzas Antonio Gasalla, quien fue diagnosticado con un cuadro de demencia senil progresiva.

“Se sonrió muchas veces, está grave, pero muy bien cuidado”, sostuvo el Rey del Café Concert luego de permanecer 50 minutos junto al creador de personajes emblemáticos como “La abuela”, “La empleada pública”, “Soledad Dolores Solari”, “Noelia” y “Yolanda”, entre tantas creaciones que permanecen en la memoria colectiva del país. También lo acompañó ese día su pareja, el conductor Jimmy Castilhos, y en el centro de salud ubicado en el barrio de Montserrat fue recibido por Carlos Gasalla, hermano mayor del humorista. Ambos se emocionaron con el reencuentro, tras muchos años sin verse. También se sumó el periodista Marcelo Polino, amigo de Gasalla -con quien mantenía una relación fluida tanto en lo personal como en lo laboral-, quien sigue de cerca la evolución de la salud del artista. “Tiene esa capacidad enorme para recibir amor, a pesar de su enorme timidez de toda su vida”, sostuvo Perciavalle sobre Gasalla. “Lo conozco desde que éramos chicos”, sumó.

El encuentro entre los grandes referentes del humor rioplatense se extendió más de lo previsto, ya que el artista uruguayo sentía el deseo de acompañar a quien fuera su compinche de aventuras de juventud y su gran compañero de rubro artístico durante muchos años.

Gasalla y Perciavalle se conocieron en el Conservatorio Nacional de Arte Dramático. Rápidamente empatizaron y se convirtieron en compinches que podían pasarse horas imitando a los profesores, muchos de ellos verdaderas glorias de la escena nacional. Esa conexión, que los llevó a manifestar un mismo tipo de humor, fue el envión inicial para crear un primer espectáculo juntos. Aquella experiencia se llamó ¡Help, Valentino!, un show muy difundido por los cómicos definido por la ruptura de la cuarta pared y la comunicación directa e irreverente con el público. Aquel espectáculo fundacional del café concert abrió la puerta a un género que se anclaba en el humor mordaz, la tomadura de pelo, la crítica social y política y el contacto directo con el espectador. A través del tiempo, Antonio Gasalla y Carlos Perciavalle compartieron varios espectáculos.

 

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