Al norte de Alemania hay una localidad costera de 8400 habitantes llamada Warnemünde. Fundada en el siglo XIII, fue durante mucho tiempo una pequeña aldea de pescadores sobre el Báltico, hasta que en 1323 la ciudad de Rostock, aledaña, se la compró, para no perder el acceso a ese océano boreal. Quinientos años después, el puerto se convertiría en un resort marítimo y viviría allí un pintor genial, tan genial que uno de sus cuadros más estremecedores llegaría a ser un emoji en nuestras computadoras; sí, Edvard Munch habitó aquí durante un año, entre 1907 y 1908. La ciudad tiene un faro emblemático, de 34 metros de altura, pero además cuenta con dos balizas gemelas que demarcan el canal que sirve de entrada al puerto. Al este, una roja. Al oeste, una verde, que es la que se ve en la foto, iluminada y todavía invicta ante las inclemencias de este mar disputado durante siglos.

 

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